Vol. 80/No. 19 16 de mayo de 2016
Pero para los trabajadores la realidad no es tan buena. La tasa real de desempleo es muchísimo más alta que la cifra oficial del 5 por ciento, y los salarios reales se mantienen a los niveles que tenían en 1970, mientras que la producción por trabajador es más del doble.
Una mirada a lo que está ocurriendo hoy en la producción y el comercio señalan que se avecina otra caída, dentro de la misma crisis mundial capitalista que lleva ardiendo lentamente casi una década.
La producción industrial de Estados Unidos bajó durante seis de los últimos siete meses. Nuevas ordenes de productos manufacturados bajaron 1.7 por ciento en marzo, mientras el uso de la capacidad industrial bajó al 74.8 por ciento, su nivel más bajo en cinco años y medio.
El declive en la producción desde China a Brasil, en combinación con la caída de precios de mercancías, ha reducido el comercio a los niveles más bajos desde 2009.
El año pasado el valor de bienes que cruzaron fronteras internacionales bajó 13.8 por ciento en términos de dólares. Las exportaciones de Estados Unidos bajaron 6.3 por ciento.
Particularmente devastador fue el colapso de las exportaciones de África y del Medio Oriente, una caída del 41.4 por ciento, resultado de la caída precipitosa del precio del petróleo.
El desplome del comercio con China está frenando la producción industrial en Alemania, la potencia capitalista dominante en Europa.
Con el declive en el promedio de la tasa de ganancias industriales —parte del funcionamiento normal del mercado capitalista —por varias décadas, la gran mayoría de los patrones industriales han dejado de invertir para ampliar la capacidad productiva y emplear trabajadores. Desde la década de los 80 menos de 10 centavos de cada dólar prestado se han invertido en producción. Por lo contrario, los capitalistas están invirtiendo su dinero en acciones, bonos y otros tipos de papel comercial en búsqueda de ganancias mayores, creando burbujas aún más grandes de deuda empresarial de alcance imprevisible, casi 30 billones de dólares.
Peabody Energy Corp., la empresa minera de carbón más grande en Estados Unidos se declaró en bancarrota el 13 de abril. Desde septiembre de 2014 se han eliminado 185 mil empleos de mineros.
El 15 de abril Goodrich Petroleum Corp., se declaró en bancarrota, al igual que otras 51 empresas de petróleo y gas lo han hecho en Estados Unidos desde comienzos de 2015.
La tres empresas más grandes de producción de automóviles en Estados Unidos declararon ventas record de 17.5 millones de vehículos el año pasado. Pero estas cifras engañan. “Las empresas de automóviles han alterado sus declaraciones de ventas”, escribió Bloomberg News, “contando como ‘ventas’ los alquileres y enviando sus sedanes a las compañías que alquilan carros y a otras empresas de ventas al por mayor”.
Más y más las ventas de carros son impulsadas por préstamos de alto riesgo, que son agrupados y se venden como títulos de valores —similar a lo que ocurrió con las hipotecas de alto riesgo de casas que se desmoronaron en 2007 e impulsaron una empinada recesión.
Al mismo tiempo, se estima que en los próximos meses un millón de trabajadores sufrirán recortes en estampillas de alimentos. Citando las bajas cifras oficiales de la tasa de desempleo, 22 gobiernos estatales están implementando de nuevo la regla federal de 20 años que dice que adultos sin hijos o incapacidades deben estar empleados para recibir estampillas de comida. Si no estas empleado solo puedes recibir asistencia alimenticia por tres meses por cada periodo de tres años.
Portada (este número) |
Página inicial |
Página inicial en versión de texto