Vol. 80/No. 25 11 de julio de 2016
Algunos políticos prominentes y sectores de la prensa burguesa en el Reino Unido, en la Unión Europea y en Estados Unidos lanzaron de inmediato calumnias contra los trabajadores que tuvieron la audacia de votar a favor de salir de la Unión Europea, acusándolos de ser racistas, estúpidos, mal educados, poco cosmopolitas y chusma anti-inmigrante. Acusaron a los trabajadores mayores y a los jubilados de destruir el futuro de la juventud.
Pero lejos de representar un incremento en sentimientos racistas, anti-inmigrantes y anti-musulmanes, el voto mostró la determinación de los trabajadores de oponerse a ser forzados a pagar por la crisis económica capitalista.
La campaña de miedo de los que llamaban a que se votara a favor de permanecer en la Unión Europea, dirigida por la clase capitalista y grandes secciones del Partido Conservador y del Partido Laborista —que predecía una catástrofe si se votaba a favor de salir— fracasó.
En el Reino Unido “Salir” ganó el 52 por ciento del voto contra 48 por ciento por “Quedarse”. En Inglaterra y Gales grandes mayorías votaron a favor de salir. En Escocia e Irlanda del Norte la mayoría votó a favor de permanecer en la UE. Es la primera vez que un estado miembro vota a favor de salirse de la Unión Europea, una alianza inestable de estados rivales dominada por el imperialismo alemán.
Los salarios reales en el Reino Unido han caído persistentemente desde 2010. Y la cantidad de trabajadores obligados a aceptar contratos de “cero horas”, sin ninguna garantía de horas de trabajo o de ingreso, ha subido al 15 por ciento en los últimos dos años. Ninguno de los partidos capitalistas en Gran Bretaña ni en Europa continental tiene solución alguna a la crisis.
El operador de montacargas Michael Wake, en el pueblo de Sunderland, Inglaterra, le dijo al New York Times que el voto para salir fue una oportunidad de “pincharle el ojo” al establishment de Londres.
Ricky Dobson, un obrero de Basildon en Essex, dijo al Militante que le irritó las amenazas del ministro de hacienda George Osborne de imponer un “presupuesto punitivo” que incluiría incrementos a los impuestos de los trabajadores si ganaba el voto a favor de salir.
Gobernantes culpan a trabajadores
El resultado del voto tomó de sorpresa a los gobernantes capitalistas de Gran Bretaña, Europa y Estados Unidos y culparon al pueblo trabajador por la caída en la bolsa de valores a través del mundo después del referéndum. Pero las acciones se recuperaron rápidamente. La volatilidad no es nada nuevo dada la especulación salvaje que caracteriza al mercado de valores durante la crisis capitalista mundial.“Yo no tengo dinero invertido en la bolsa de valores”, dijo al New York Times Ken Walker, un obrero de la construcción jubilado en Sunderland. “Así es que ¿a mí qué me importa?”
“No puede ser peor de lo que ya es”, dijo al periódico Maria Tayler, una florera de Sunderland. “La clase trabajadora ha sido totalmente golpeada. Nos han tirado al río”.
Los trabajadores que votaron a favor de permanecer, confrontan las mismas condiciones. Felicia Hypolite una trabajadora de la salud de Londres dijo que votó a favor de permanecer porque pensaba que “la UE ayudaría a defender los derechos humanos. Pero el problema principal en el Reino Unido son los bajos salarios que pagan las compañías”.
El referéndum no cambia nada de inmediato en cuanto a las relaciones legales entre el Reino Unido y otros estados miembros de la UE. El gobierno británico eventualmente iniciará negociaciones con representantes de la UE que tomarán años.
La canciller alemana Angela Merkel describió el voto como “un golpe contra Europa y el proceso de unificación europea”. Los gobernantes de Alemania, Francia y otros países, promovieron la UE como el inicio de un Estados Unidos de Europa, un sueño imposible bajo el capitalismo con cada nación compitiendo por mercados con sus rivales.
El gobierno alemán, el poder imperialista más fuerte en Europa, ha usado su dominio de la UE y su control del euro para saquear los recursos de los competidores capitalistas más débiles desde Grecia hasta España. Ellos también esperaban usar la EU y el euro como moneda común para competir más eficazmente contra su principal rival, el imperialismo estadounidense.
Fuera o dentro de la UE, los trabajadores en el Reino Unido encararán una clase patronal decidida a hacerlos pagar por la crisis, a medida que se intensifican la competencia, las rivalidades y las tensiones entre las naciones capitalistas de Europa y a través del mundo.
Paul Davies es un trabajador en Ford Dagenham y es miembro del sindicato Unite y de la Liga Comunista.
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