Vol. 80/No. 43 14 de noviembre de 2016
La votación del 26 de octubre fue de 191 a favor de la resolución y dos abstenciones: los representantes de Estados Unidos e Israel.
Power defendió la guerra económica de 55 años de Washington contra Cuba, diciendo que “todas las acciones de Estados Unidos con respecto a Cuba se ajustaron y se ajustan a la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional”. La única razón por la que la administración de Barack Obama ha “adoptado un nuevo enfoque”, dijo, era porque “no funcionaba la política estadounidense de aislamiento hacia Cuba, o peor”. En lugar de aislar a Cuba, “nuestra política aisló a Estados Unidos”.
La embajadora estadounidense hizo parecer como que Washington había relajado el embargo. Señaló el anuncio hecho en diciembre de 2014 que llevó al restablecimiento de relaciones diplomáticas, la apertura de embajadas en ambos países y la reanudación de vuelos comerciales entre los dos países.
Aunque ha habido algunos pasos positivos, “la mayoría de las regulaciones ejecutivas y las leyes que establecen el bloqueo permanecen vigentes y son aplicadas con rigorr”, dijo el embajador cubano, Bruno Rodríguez. Esto incluye las presiones que Washington impone sobre otras naciones para que sigan sus dictados respecto al comercio con Cuba.
Rodríguez dio numerosos ejemplos de acciones del gobierno estadounidense en el último año, incluyendo el bloqueo de la venta de dispositivos médicos a Cuba y no permitir que cubanos abran cuentas bancarias que manejan dólares estadounidenses.
Obama tiene el poder de suspender muchos aspectos del embargo, dijo Rodríguez, “Es necesario, por tanto, juzgar por los hechos”.
El embajador cubano señaló que desde el comienzo de la revolución el objetivo de Washington ha sido el derrocamiento del gobierno revolucionario. En una directiva emitida el 14 de octubre, Obama afirmó que Washington no pretende imponer “un cambio de régimen en Cuba”, señaló Rodríguez. Pero su “lenguaje engañoso” no oculta “la intención de continuar desarrollando programas injerencistas que responden a los intereses de los Estados Unidos”, incluyendo el financiamiento de los opositores a la revolución, difundiendo programas para “abogar a favor de reformas” y negándose a devolver la base naval de Guantánamo a Cuba.
Delegados de más de una decena de países tomaron la palabra para pronunciarse a favor de poner fin al embargo. Algunos elogiaron la ayuda desinteresada de Cuba ante las secuelas de ciclones y terremotos. Otros denunciaron el impacto del embargo en sus propios países. El representante de Tonga señaló que las “dificultades y desafíos impuestos sobre el pueblo cubano” afectan a los estudiantes de su país que viven allí.
A diferencia de años anteriores, el embajador israelí Danny Danon tomó brevemente la palabra. “Israel da la bienvenida a los avances logrados en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba y espera que inicien una nueva era en la región”, dijo.
A pesar de que el gobierno de Estados Unidos dice que busca impulsar la “democracia” en Cuba, “ya somos libres, precisamente porque en 1959 nos liberamos del imperialismo estadounidense y de la dictadura impuesta por este”, recordó Rodríguez. “No volveremos al capitalismo”.
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