Vol. 81/No. 24 19 de junio de 2017
Esta realidad —producto de las crecientes divisiones de clase que afectan a los trabajadores— fue descrita de forma gráfica en el artículo “La dolorosa verdad sobre los dientes”, publicado en el Washington Post el 13 de mayo.
La lujosa odontología estética está en alza. Los miembros de las familias gobernantes acaudaladas y sus partidarios meritocráticos de clase media alta están gastando “más de mil millones de dólares al año solamente para hacer sus dientes unos tonos más blancos”, dijo el Post. Al mismo tiempo, muchos trabajadores —incluso aquellos que tienen empleos a tiempo completo— no tienen dinero para la atención dental básica.
Millones de estos trabajadores dependen de clínicas de caridad o salas de emergencias de hospitales para tratar infecciones y dolores de dientes. Centenares hicieron cola en una de esas clínicas en Salisbury, Maryland, a mediados de mayo, y esperaron por horas para ver dentistas voluntarios, cuyo “tratamiento” consistía principalmente en sacar los dientes.
“El país está demasiado dividido entre gente acomodada y gente con dificultades para todo, incluso para ver al dentista”, dijo al Post Dee Matello, de 46 años, quien no había acudido a un dentista en casi una década. “Y lo peor es que no veo un puente que pueda cruzar para llegar a ser una de esas personas ricas”. Por años ella ha sufrido dolor en un diente quebrado.
Matello —al igual que muchos trabajadores que viven en áreas industriales y agrícolas, muchos de ellos caucásicos— votaron por Barack Obama para la presidencia en 2008 y luego por Donald Trump en 2016 con la esperanza de ver un cambio en las desastrosas condiciones de vida y trabajo que enfrentan.
El año pasado más de 2 millones de personas acudieron a salas de emergencias por problemas dentales. Las infecciones dentales que no son tratadas pueden propagarse por el cuerpo y causar enfermedades y problemas cardiacos. Y la pérdida de los dientes puede hacer más difícil el comer y hablar, y está de más decir cómo afecta la apariencia y autoestima de la persona.
“Lo que estoy viendo es absolutamente terrible”, dijo a la legislatura estatal George Acs, director del departamento dental de la clínica Chesapeake Health Care en Maryland, según el Post. Los doctores de urgencias solo contribuyen a “un eterno ciclo de antibióticos y opioides”, dijo. Y este ciclo extiende la epidemia de adicción a los opiáceos en Estados Unidos.
Al flagelo de las caries dentales hay que agregarle el hecho de que un gran número de trabajadores y agricultores en áreas rurales y un número cada vez mayor de ciudades no tienen acceso a agua fluorhidratada. El fluoruro, el cual reduce las caries dentales, comenzó a ser agregado a los sistemas públicos de agua en la década de 1940. Actualmente tres cuartas partes de la población de Estados Unidos tiene acceso a agua fluorada. Pero 80 millones de personas no tienen acceso. Algunos sacan su agua de pozos. Otros han sido seducidos por la masiva publicidad sedienta de ganancias que promueve el consumo de agua embotellada “naturalmente pura”, la cual no tiene fluoruro.
Más de un tercio de los adultos en Estados Unidos no tienen seguro dental, según la Asociación Dental Americana. En Estados Unidos los problemas dentales no se consideran problemas médicos, gracias a los dueños de la industria de seguros y sus influencias sobre los funcionarios del gobierno, y por lo tanto el seguro médico no cubre los gastos dentales. Y los trabajadores que sí tienen seguro dental enfrentan altas primas y beneficios limitados.
El programa Medicare, el cual cubre a 55 millones de personas de 65 años o más y a trabajadores que logran sobrevivir el laberinto burocrático para recibir beneficios por discapacidad, no cubre ningún tipo de atención dental, a pesar de que los trabajadores mayores sufren los problemas de salud oral más graves.
Alrededor de 72 millones de personas han superado los obstáculos para obtener el Medicaid, pero bajo este programa federal el gobierno estatal decide si incluir o no el cuidado dental para los niños. Aproximadamente la mitad de los niños en Medicaid no recibieron ni un solo servicio dental en 2012.
Menos de la mitad de los gobiernos estatales cubren el cuidado dental para adultos que logran obtener el Medicaid. Y solo el 38 por ciento de los dentistas aceptan Medicaid, dijo el Post.
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