Vol. 81/No. 27 24 de julio de 2017
Después de que más de 10 mil de los 12 300 trabajadores de la planta de la Volkswagen en Bratislava, Eslovaquia, estuvieron en huelga durante seis días, los trabajadores regresaron a sus puestos el 26 de junio tras lograr un aumento salarial de 14 por ciento por dos años, un bono de 570 dólares al firmar el contrato y un día más de licencia. Arriba, el cartel portado por los trabajadores durante la huelga dice a los patrones, “No nos humillen”.
Esta es la primera huelga desde que la fábrica abrió en 1992 y la primera en una fábrica importante de Eslovaquia desde que el país declaró su independencia el 1 de enero de 1993.
Eslovaquia se unió a la Unión Europea en 2004. Los capitalistas de la industria automotriz han hecho grandes inversiones en el país en busca de mano de obra barata y ganancias altas. Eslovaquia es el fabricante de autos más grande del mundo per cápita con un millón de vehículos producidos el año pasado.
El salario promedio en la planta principal de la Volkswagen en Alemania es 2.5 veces más alto que el de la planta en Bratislava, una diferencia que los trabajadores quieren eliminar a través de sus luchas.
Recientemente los patrones de Kia en Eslovaquia y Mercedes-Benz y VW en Hungría se han visto obligados a otorgar aumentos salariales sustanciales para evitar huelgas, frecuentemente después que los trabajadores realizaran paros “relámpagos”.