Vol. 81/No. 44 27 de noviembre de 2017
Pero la situación actual no se acerca a lo que era hace medio siglo, antes del surgimiento del movimiento moderno por los derechos de la mujer. “Las mujeres continúan integrándose a la fuerza laboral, y las barreras que impedían que hombres y mujeres trabajaran hombro a hombro como iguales, realizando los mismos empleos, se van agrietando paulatinamente tanto en los países imperialistas como en los semicoloniales”, explicó el Partido Socialista de los Trabajadores en su resolución de 2005, “Su transformación y la nuestra”.
Hace un par de años fui a Bangladesh para hablar con trabajadores de la industria de la confección, y realmente pude constatar esto. Millones de mujeres han dejado sus aldeas y comenzaron a trabajar en la industria de la confección que estaba creciendo rápidamente. Por primera vez, eran parte de una fuerza laboral colectiva, luchando conjuntamente. Además de la seguridad y salud laboral, salarios más altos y horas más cortas, hicieron hincapié en los importantes logros que habían hecho contra el acoso sexual y las amenazas de los patrones. Esta fue una demanda principal de sus sindicatos y federaciones laborales.
Lo mismo sucedió en Estados Unidos. A medida que fueron derrumbadas las barreras en el empleo de las mujeres en un trabajo o en una industria, el comportamiento sexista y el abuso también fueron rechazados.
Esta lucha política por los derechos y la dignidad de la mujer debe ser un estandarte de los sindicatos, una cuestión que incumbe a todo el pueblo trabajador.
Si alguien dice que ha enfrentado tales abusos se le debe dar seria consideración a sus cargos. Si son declarados culpables, los autores deberían ir a la cárcel.
Pero solo porque los actos son tan despreciables, es importante no echar por la ventana los derechos políticos y las protecciones que la clase trabajadora ha ganado durante décadas de batallas. Estas son cuestiones claves para la clase trabajadora.
Hoy vemos que los medios liberales “políticamente correctos” actúan de manera prepotente como fiscales, jueces y verdugos. Algunos actores han sido despedidos, retirados de futuras producciones y ridiculizados públicamente sin ninguna posibilidad de defenderse. Ninguna de las acusaciones ha resultado en cargos, y mucho menos en acusaciones formales.
La histeria liberal ha desechado totalmente cualquier presunción de inocencia.
“Han pasado cientos de años para que los trabajadores ganaran la presunción de inocencia”, dijo Jack Barnes, secretario nacional del PST en un evento en septiembre de 1988 en Des Moines, Iowa, en vísperas del juicio amañado contra el miembro del partido y sindicalista de la industria alimenticia Mark Curtis por cargos de violación. Es “uno de los hitos más importantes en la marcha hacia la solidaridad humana”.
Si bien los tribunales no son un campo donde los trabajadores pueden obtener justicia, la presunción de inocencia es una protección elemental contra el encarcelamiento o la ejecución basados en la arbitrariedad de la clase dominante y su prensa antiobrera.
“No es que seas inocente hasta que se demuestre culpabilidad. Eres inocente. Inocente”, dijo Barnes. “Este es un país donde es todo lo contrario. Es la presunción de culpabilidad lo que predomina en Estados Unidos “democrático”.
Además de la presunción de inocencia, otros derechos indispensables que los trabajadores han ganado incluyen el derecho a enfrentar y confrontar a su acusador, no ser juzgado dos veces bajo el mismo cargo y leyes que cubren los estatutos de limitaciones.
Siempre que los gobernantes quieren incriminar y victimizar a alguien, fomentan una campaña en los medios y buscan socavar nuestros derechos. Les ayuda bastante si han socavado esos derechos de antemano, usando incidentes particularmente viles para hacerlo.
No encontraremos justicia en el “sistema de justicia” de los gobernantes: sus policías, fiscales y tribunales, sus grandes jurados corruptos y el sistema de “negociación de sentencias”. Solo estamos atentando contra nuestros derechos si permitimos que nos convenzan a desechar la presunción de inocencia en nombre de la lucha contra el abuso.
Hoy día los trabajadores estamos enfrentando los golpes de los esfuerzos de los patrones para hacernos pagar por la crisis de su sistema capitalista. Podemos anticipar mayores batallas por nuestros derechos y más casos amañados impulsados por los patrones y su gobierno.
¡Defendamos los derechos de la mujer! ¡Protejamos los derechos políticos que hemos conquistado con tanta lucha y que necesitamos!
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