Vol. 81/No. 47 18 de diciembre de 2017
“Aunque cada número del Militante cubre las protestas públicas e insta a los trabajadores a apoyar protestas que impulsen sus intereses, el Militante no sugiere ni incita a la rebelión contra las instituciones penitenciarias o el gobierno”.
La incautación del número del 6 de noviembre del periódico es la novena vez en este año que no se le ha permitido a decenas de suscriptores en las 16 prisiones de Florida recibir el periódico. Cada vez que las autoridades de cualquiera de las prisiones de Florida incautan un número del Militante, el resto de los suscriptores de las otras cárceles tampoco lo reciben.
El Militante ha apelado cada acto de censura y el Comité de Revisión de Literatura anuló cuatro de las primeras siete incautaciones y ratificó tres. El comité revisará la incautación de las ediciones del 6 de noviembre y del 30 de octubre.
Las autoridades carcelarias incautaron el número del 30 de octubre porque informó sobre la apelación del Militante contra la censura en las prisiones de Florida de otro número del periódico, aun cuando el Comité de Revisión de Literatura había anulado la incautación de números anteriores sobre la misma base.
La incautación del número del 6 de noviembre es aún más seria. A diferencia de las incautaciones anteriores, esta vez acusan exageradamente al periódico en su conjunto de ser “peligrosamente inflamatorio porque aboga o incita disturbios, insurrecciones” que “pueden llevar al uso de la violencia física”. Las autoridades de Florida no ofrecen ninguna razón por esta opinión, y se limitaron a enumerar cuatro páginas en el número.
Las nueve incautaciones este año “son por lo menos el doble de las de la década anterior en Florida, y dos veces más que en el resto del país, en las cárceles estatales y federales combinadas”, dijo David Goldstein, el abogado del Militante, de la conocida firma de libertades civiles Rabinowitz, Boudin, Standard, Krinsky & Lieberman, en su apelación de la prohibición el 4 de diciembre.
La censura de los últimos números es “difícil de entender como algo más que el aumento de un esfuerzo inapropiado por el Departamento de Correcciones de Florida de censurar al Militante de manera arbitraria e inconstitucional por su contenido y su punto de vista”, escribió Goldstein.
Las autoridades de la cárcel Jefferson Correctional Institution también acusaron al Militante de “incitar protestas y desorden colectivo”.
Un artículo en las páginas citadas tiene el encabezado, “¡Proteste la guerra económica de Washington contra la Revolución Cubana!” y las otras páginas tienen anuncios promoviendo una “Marcha para mineros de la plata en huelga” en Coeur d’Alene, Idaho, y un “Mitin para defender la Revolución Cubana en Naciones Unidas” en New York.
Goldstein señaló que el Comité de Revisión de Literatura anuló la incautación del número del 11 de septiembre, debido a un artículo de primera plana que informaba y abogaba por las protestas contra el racismo. También señaló que en 2013 y 2016 el Comité de Revisión de Literatura anuló los intentos de censurar el periódico por informar sobre huelgas de hambre y protestas de presos en California.
Además de PEN América, Amnistía Internacional USA, el Ministerio de Prisiones de la Iglesia Riverside de Nueva York y la Alianza Martiana, una coalición de grupos cubanoamericanos con sede en Miami, han enviado cartas al Comité de Revisión de Literatura, y hay más en camino.
La Alianza Martiana dijo que las autoridades carcelarias “han violado la letra y el espíritu de la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos”.
Amnistía Internacional señala que la incautación no solo viola la Constitución, sino también las Reglas mínimas de la ONU sobre el tratamiento de reclusos, comúnmente conocidas como las Reglas de Mandela, en honor al luchador sudafricano por la libertad Nelson Mandela.
“Los presos son trabajadores tras las rejas”, dijo el director del Militante John Studer. “Tienen el derecho a leer sobre el mundo en el que vivimos, a considerar diferentes puntos de vista, a formar sus propias opiniones. Las autoridades carcelarias no tienen derecho a prohibir las opiniones con las que discrepan.
“No vamos a dejar de apoyar las luchas del pueblo trabajador alrededor del mundo, e instamos a los lectores, incluso los que se encuentran tras las rejas, a pronunciarse en contra de este ataque”, dijo Studer. “Nuestra lucha contra la censura arbitraria e inconstitucional en Florida fortalece el derecho de todos a la libertad de expresión y la libertad de prensa”.
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