El mortal bombardeo contra Kyiv y otras ciudades por Moscú, contra civiles e infraestructura, no ha hecho nada para disuadir la voluntad de los ucranianos a defender su patria. Las fuerzas de Kyiv continúan recuperando áreas en el sureste ocupadas por Moscú, mientras que los fracasos en el campo de batalla del presidente ruso Vladímir Putin y su movilización de reservistas han agudizado la impopularidad de la guerra dentro de Rusia.
Putin dijo el 14 de octubre que 16 mil hombres ya habían sido enviados apresuradamente al frente de batalla. Una cantidad de soldados mal entrenados fueron muertos o capturados en cuestión de días.
El 17 de octubre Kyiv y otras ciudades fueron atacadas con drones de fabricación iraní en las horas pico. La semana anterior, Moscú desató su más intenso ataque con misiles y drones desde el inicio de la invasión hace casi ocho meses.
Un tercio de las instalaciones eléctricas, de calefacción y agua de Ucrania quedaron fuera de servicio. El régimen de Putin pretende desmoralizar al pueblo ucraniano haciéndole la vida mucho más dura al acercarse el invierno.
Pero eso es en vano.
“La gente es muy patriota. Si ayuda a ganar, la gente pasará el invierno sin calefacción”, dijo Denys, un taxista de Járkov, al Financial Times el 17 de octubre.
Los avances ucranianos se basan en las victorias obtenidas en la defensa de Kyiv en las primeras semanas de la guerra. Decenas de miles de trabajadores ucranianos de la construcción, fábricas, almacenes, camioneros y otros dejaron sus trabajos en Polonia y otros lugares para regresar a defender su país. Se sumaron a sindicalistas en Ucrania, especialmente de las áreas industriales y mineras del este que se ofrecieron como voluntarios para la milicia territorial y el ejército ucraniano.
Un “ejército en harapos que ganó la batalla de Kyiv y salvó a Ucrania” fue el titular de un artículo del Wall Street Journal el 20 de septiembre. El artículo describe cómo una “insurgencia local se fusionó con un ejército tradicional”.
Las tropas de Moscú se acercaron rápidamente a la capital ucraniana, pero fueron detenidas cuando trabajadores voluntarios volaron puentes y represas para frenar la invasión y darle tiempo al ejército ucraniano a que se uniera a la batalla.
La periodista Tetyana Chornovol, quien había sido golpeada por matones del régimen pro-Moscú de Viktor Yanukovych durante el levantamiento masivo de Maidan en 2014 que derrocó su gobierno, recibió un breve entrenamiento en el uso de una arma antitanque justo antes de la invasión en febrero y luego se unió a la batalla para defender a Kyiv. Ella ayudó a eliminar una columna de tanques.
Vestidos con jeans y escasos chalecos antibalas, otras decenas de trabajadores salieron a impedir que una unidad élite rusa tomara el centro comercial “Giraffe” en las afueras de Kyiv. La mitad de ellos nunca había combatido antes.
“Miren lo que hago y hagan lo mismo”, dijo Volodymyr Korotya, un veterano del ejército ucraniano, al grupo que incluía un conductor de autobús, un bombero y un psicoterapeuta. Tras una batalla de tres horas, las fuerzas rusas huyeron.
La lucha del pueblo ucraniano para defender la soberanía de su país tiene raíces profundas.
El país obtuvo su independencia a principios de la década de 1920 después que la Revolución Rusa, dirigida por los bolcheviques bajo el liderazgo de V.I. Lenin, derrocó el dominio capitalista, estableció un gobierno de trabajadores y agricultores y concedieron la autonomía a los ucranianos y otras nacionalidades. Esto logró un amplio apoyo de los ucranianos y otros pueblos oprimidos, cuyas culturas e idiomas comenzaron a florecer.
A mediados de la década de 1920 una contrarrevolución dirigida por José Stalin, revirtió las políticas de Lenin que habían otorgado la autodeterminación a las naciones oprimidas. El dominio de Moscú fue impuesto de nuevo de manera brutal. No fue sino hasta la desintegración de la Unión Soviética en 1991 que los ucranianos pudieron recuperar su independencia.
Desde entonces, ha crecido la determinación de defender la soberanía de Ucrania.