EDITORIAL

Gobierno de los capitalistas es enemigo de clase trabajadora

22 de julio de 2024

Los trabajadores de ferrocarriles y de aerolíneas se enfrentan a la antiobrera Ley Laboral Ferroviaria, que prohíbe su derecho a la huelga e impone varios períodos de “enfriamiento” y otras interferencias gubernamentales. Y, si finalmente se legaliza una huelga, la ley le permite al presidente y al Congreso intervenir e imponer un contrato al gusto de los patrones. Eso es lo que hizo Joseph Biden en 2022.

Millones de otros trabajadores en Norteamérica están sometidos a esquemas similares que limitan el derecho a la huelga por parte de agencias gubernamentales como la Junta Nacional de Relaciones Laborales y la interferencia de los tribunales. El objetivo de estas medidas es preservar el dominio de la clase dominante capitalista y proteger sus ganancias, privilegios y capacidad de competir contra sus rivales en el extranjero.

Durante cinco años, los asistentes de vuelo en Estados Unidos han estado luchando por un nuevo contrato que incluya salario por el trabajo que realizan y que en la actualidad no es remunerado y por horarios que permitan el descanso, la vida familiar y la participación en actividades sindicales y políticas. Enfrentan restricciones para salir en huelga.

Comenzando este otoño, los trabajadores ferroviarios en Estados Unidos se enfrentarán a una nueva ronda de negociaciones a nivel nacional para un contrato.

En Canadá, miembros de la Asociación Fraternal de Mecánicos de Aeronaves en WestJet se declararon en huelga el 28 de junio a pesar de una orden del gobierno federal que pretende someterlos a un arbitraje obligatorio. Los patrones alegaron que la huelga era “ilegal” y amenazaron con despedir a los huelguistas.

El ministro de trabajo de Canadá, Seamus O’Regan, ha prohibido a 9,300 trabajadores ferroviarios de Canadian National y Canadian Pacific Kansas City salir en huelga hasta que la Junta Canadiense de Relaciones Industriales determine si un cierre afectaría los “servicios esenciales”. Si es así, prohibirán una huelga.

El gobierno canadiense afirma que representa los intereses del “pueblo de Canadá”. Pero su pretensión de neutralidad es un fraude. Actúa a favor de los intereses de clase de los patrones motivados por las ganancias.

Las agencias reguladoras del gobierno no harán nada para evitar más desastres como el descarrilamiento del tren de Norfolk Southern y la “ventilación y quema” tóxica en East Palestine, Ohio. Los patrones ferroviarios seguirán reduciendo el tamaño de las tripulaciones e imponiendo horarios insoportables y condiciones peligrosas. Seguirán persiguiendo las ganancias con total desprecio por la seguridad y la vida de los trabajadores ferroviarios y de las personas que viven cerca de las vías.

Mientras los gobiernos capitalistas mantengan el poder, utilizarán su estado para tratar de atar a los trabajadores y a nuestros sindicatos. Este es el papel de todos los órganos gubernamentales bajo el capitalismo, desde el presidente hasta el alcalde local, la policía y los tribunales, y sus fuerzas militares, armadas hasta los dientes. Y cuando estas instituciones gubernamentales no sean suficientes, recurrirán a esquiroles, matones armados y matones fascistas.

Los trabajadores necesitan romper con toda dependencia de los capitalistas, su gobierno y sus partidos políticos.

Los trabajadores hemos demostrado que somos capaces de ejercer un tremendo poder cuando actuamos independientemente de la clase explotadora y de todos sus servidores políticos, dependiendo del poder de nuestra propia clase y nuestros aliados explotados. No hay ninguna razón para que depositemos nuestra confianza en el gobierno, ni para que miremos a los llamados amigos del trabajo entre los partidos Demócrata, Republicano u otros partidos capitalistas.

Necesitamos romper con los partidos de los patrones y construir un partido propio, un partido obrero, que pueda organizar a millones de trabajadores para promover nuestros propios intereses de clase, en nuestro país y con nuestros hermanos trabajadores de todo el mundo.

La construcción de un partido obrero abre la puerta a la lucha para derrocar a los gobernantes capitalistas y poner en el poder un gobierno de la clase trabajadora. Con el control del poder estatal la clase trabajadora estará en la posición más fuerte para poner fin a todos los horrores causados por la explotación capitalista y abrir la puerta al verdadero potencial de los trabajadores.