“El puesto de concesiones está cerrado”, dijeron miembros del sindicato del acero USW al Militante en las líneas de piquetes durante su huelga de tres meses contra Allegheny Technologies Inc. a principios de año. Demostraron su determinación de enfrentar la incesante campaña de los patrones contra nuestros salarios, condiciones de trabajo y dignidad. Esto se ha reflejado en un número mayor de huelgas industriales registradas en 2021.
Lo que está en juego en estas batallas son cuestiones de vital importancia para millones de trabajadores: sistemas de salarios divisivos de dos niveles, horas extras obligatorias, horarios con turnos onerosos, condiciones inseguras, acceso al cuidado médico y los pagos de jubilación, así como cláusulas exigiendo aumentos salariales a la par del aumento en el costo de la vida para combatir el alza de precios. Difundir la verdad sobre sus luchas y organizar solidaridad para estas es esencial para ayudar a los huelguistas a fortalecer su confianza y capacidad combativa.
Trabajadores por todo el país están observando estas luchas, y están pensando si ellos también pueden organizarse y utilizar sus sindicatos eficazmente y ganar.
“Si no luchamos, nos van a arrollar”, dijo al Militante Karl Brendle, huelguista en ATI en Louisville, Ohio, en julio. “Es buen momento para empezar a movernos. Para que todos subamos”.
El número de batallas sindicales comenzó a aumentar en 2018 con una serie de huelgas de maestros que comenzó en Virginia del Oeste. Hubo una pausa en 2020 debido a los cierres gubernamentales por la pandemia y han vuelto a surgir este año.
La creciente competencia entre los patrones dentro y fuera del país los impulsa a tomar medidas para defender sus mercados y ganancias, y tratan de hacer que nuestra clase sea la que paga. Pero cada vez más encuentran que su “última, mejor y final oferta” realmente no es siempre la “final”. Los 2,900 miembros del sindicato automotriz UAW en Volvo Truck en Dublin, Virginia, que se declararon en huelga en abril, rechazaron dos veces los contratos propuestos antes de ganar uno más de su agrado en junio.
Amenazas de despedir a los huelguistas y contratar trabajadores de reemplazo permanentes no impidieron que los 1,400 trabajadores de la Kellogg, afiliados al sindicato BCTGM, votaran abrumadoramente en contra de un contrato el 5 de diciembre. Después aprobaron una mejor versión en una votación realizada del 18 al 20 de diciembre.
Los trabajadores siderúrgicos de la refinería Marathon en St. Paul Park, Minnesota, que están luchando contra un cierre patronal; los huelguistas en la planta de John Deere en Davenport, Iowa; los huelguistas en la planta de Kellogg en Omaha, Nebraska; y los mineros de carbón de la Warrior Met en Alabama han tenido que enfrentar órdenes judiciales que restringen sus líneas de piquetes, lo cual dificulta que los trabajadores puedan parar la producción para obligar a los patrones a hacer concesiones.
Los patrones de ExxonMobil en Beaumont, Texas, están tratando de destruir el sindicato USW ahí. Los patrones quieren recortar puestos, lo que pondría en peligro la seguridad de los trabajadores y de las personas que viven en el área. Después de imponer un cierre patronal el 1 de mayo, la empresa está pidiendo que el gobierno realice una elección para descertificar al sindicato.
Los contratos de dos niveles son un asunto central en muchas de las huelgas. Durante décadas, los patrones han logrado obligar a los trabajadores a aceptar contratos que impusieron peores salarios, condiciones y beneficios a los nuevos empleados, con el fin de aumentar sus ganancias y dividir a los trabajadores que hacen el mismo trabajo. Los trabajadores han respondido con la demanda de “igual salario por igual trabajo”.
Otro asunto importante es el impacto de la inflación. Los salarios reales, que han disminuido durante décadas, están sufriendo aún más con el aumento de precios más acelerado en 40 años, especialmente en los productos básicos como alimentos, gas y vivienda. Los miembros del UAW en huelga en John Deere lucharon con éxito para mantener las cláusulas para aumentos por el costo de vida.
Es imprescindible que demos vuelta atrás a la reducción del número de trabajadores que tienen contratos con ajustes automáticos por el costo de vida en las últimas décadas. Tenemos que responder a la falsa afirmación de los patrones de que los aumentos salariales causan los aumentos de precios. Es importante explicar esto con claridad para frustrar los intentos de los patrones de hacer que los trabajadores se opongan a los sindicalistas en huelga.
Un camino de lucha de clases a seguir
“Al principio no sabía cómo iba a ser estar en una huelga. Ahora he aprendido sobre la solidaridad”, dijo Gerald Lawrence al Militante en la línea de piquetes en Kellogg en Memphis, Tennessee, el mes pasado.
“He aprendido sobre nuestra rica historia aquí”, agregó Lawrence, quien es africano americano, “la que se remonta a la huelga de trabajadores de saneamiento de 1968”, que fue parte del movimiento obrero liderado por negros que derrocó la segregación racial de Jim Crow.
Se pueden encontrar lecciones vitales de otras luchas obreras en los cuatro tomos escritos por Farrell Dobbs sobre la lucha de los Teamsters. Dobbs fue un dirigente central de las huelgas y campañas de sindicalización que convirtieron a Minneapolis en una ciudad sindical y que afiliaron a un cuarto de millón de camioneros de carretera al sindicato en el Medio Oeste en la década de 1930. Él describe cómo los trabajadores con un liderazgo de perspectiva revolucionaria se organizaron para luchar, ganar aliados entre los agricultores y otros oprimidos por el capital y obtener logros.
También describe cómo el poderoso movimiento sindical en ascenso fue paralizado por la perspectiva colaboracionista de clases de la cúpula sindical, que ató a los sindicalistas a los esfuerzos para ganar votos para el Partido Demócrata, uno de los dos principales partidos de los patrones.
A medida que crecen las luchas obreras, “la acción sindical por sí sola”, explica Dobbs, “demostrará ser cada vez menos capaz de resolver los problemas de los trabajadores”. Los trabajadores debemos organizarnos independientemente de los partidos de los patrones, de su gobierno, policía y tribunales. Necesitamos construir nuestro partido propio, un partido obrero, basado en nuestros sindicatos. A medida que nuestras batallas contra los patrones se vuelvan más combativas y generalizadas, necesitaremos este partido —y una dirección revolucionaria— para abrir el camino hacia la toma del poder político y la formación de un gobierno de trabajadores y agricultores.
Se avecinan importantes batallas por contratos en 2022, cuando expirarán unos 185 contratos sindicales importantes, que cubren a más de 1.3 millones de trabajadores. Entre ellos están los más de 22 mil trabajadores portuarios de la costa oeste; 30 mil trabajadores petroleros y petroquímicos en todo el país; 5,700 miembros del sindicato USW de Goodyear Tire en Virginia; 4 mil choferes de remolques para transportar automóviles afiliados a los Teamsters; trabajadores de Frito-Lay organizados por el BCTGM en Topeka, Kansas, y Vancouver, Washington; y muchos más.