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   Vol. 70/No. 11           20 de marzo de 2006  
 
 
Acciones anti-Dubai dañan a clase obrera
(editorial)
 
El esfuerzo encabezado por políticos demócratas —y respaldado por funcionarios sindicales— contra la adquisición de instalaciones portuarias por una empresa con sede en Emiratos árabes Unidos es una campaña reaccionaria que el pueblo trabajador debe rechazar. Reforzará el uso de la “seguridad del territorio nativo” por los gobernantes de Estados Unidos para fortalecer a la policía, limitar los derechos políticos y arreciar la militarización de la vida civil. El blanco de tales maniobras somos los trabajadores y agricultores y nuestra capacidad organizada de resistir los ataques patronales.

Esta campaña chovinista pretende convencer a los trabajadores de que nos identifiquemos con los patrones y “nuestro país”. Pero “nosotros los americanos” es un engendro de los patrones. Este país está dividido entre las decenas de millones de trabajadores —nosotros— y el puñado de familias acaudaladas —ellos— al cual el gobierno defiende aquí y en el exterior.

La disputa en torno a Dubai Ports World es una maniobra faccional por políticos demócratas contra la administración republicana, en que la senadora Hillary Clinton y otros se presentan como los mejores defensores del imperialismo estadounidense en la “guerra contra el terror”.

Los mítines de “Goodbye Dubai” organizados por la cúpula de los sindicatos de Teamsters y de estibadores buscan atar los destinos del pueblo trabajador a los de los patrones estadounidenses. Los funcionarios del sindicato de estibadores ILWU hasta piden que la policía “investigue a todos los conductores y pasajeros de vehículos en todas las entradas de las terminales portuarias”. Es el tipo de medidas que los patrones impulsan —bajo la bandera de la “seguridad del territorio nativo”— para poder atacar las luchas sindicales. En 2002, cuando los estibadores en California luchaban por un contrato y resistían un cierre patronal, Washington invocó la ley antiobrera Taft-Hartley para ordenar que regresaran a trabajar, alegando que el sindicato ponía en peligro la “seguridad nacional”.

El pueblo trabajador debe rechazar esa trampa mortal. Nosotros tenemos intereses comunes, no con los patrones estadounidenses, sino con los trabajadores y agricultores desde el Medio Oriente hasta China y México. Debemos oponernos a la ofensiva de la “seguridad del territorio nativo” —parte de la guerra contra la clase trabajadora en este país— y a la “guerra global contra el terror” que Washington usa para agredir a nuestros hermanos y hermanas en otros países.
 
 
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