Vol. 73/No. 10      16 de marzo de 2009

El draconiano embargo del gobierno norteamericano contra Cuba tiene como meta castigar a los trabajadores y campesinos cubanos por su revolución de 1959, que puso fin para siempre a la dominación norteamericana de la isla. Washington persigue reforzar el castigo que el pueblo cubano debe pagar por seguir el camino hacia el socialismo, y por la solidaridad internacionalista de Cuba con los trabajadores que luchan por su liberación en el mundo entero.

El embargo aumenta los problemas que tiene que confrontar Cuba después de los huracanes Gustav y Ike, que devastaron la isla a finales de agosto y principios de septiembre, causando daños a una tercera parte de los cultivos, a medio millón de casas y a miles de escuelas e instalaciones médicas.

El embargo ha costado cerca de 225 mil millones de dólares en pérdidas económicas. También es una violación de los derechos democráticos del pueblo trabajador en Estados Unidos, como el derecho a viajar, conocer y conversar con trabajadores, agricultores y jóvenes de otro país.

Pero el volante que anunciaba el piquete del 1 de marzo, incluía dos demandas más que comprometen la posibilidad de organizar una manifestación unida, y por ende, la más eficaz para defender a Cuba. Las demandas pedían que se aprobaran dos proyectos de ley que están siendo considerados por el Congreso de Estados Unidos—HR 874 y S 428— que restaurarían la posibilidad de que los ciudadanos norteamericanos viajen a Cuba a menos que el presidente norteamericano decida que Estados Unidos “esta en guerra con Cuba, se están desarrollando hostilidades armadas entre los dos países, o hay peligro inminente de salud o seguridad física para viajeros de Estados Unidos”. Es decir, la Casa Blanca puede revocar el derecho constitucional de viajar a su antojo.

Incluir que se respalden leyes como esas entre las demandas hace que el piquete de Nueva York restrinja en vez de amplíe la acción conjunta. Porque por lo menos el Partido Socialista de los Trabajadores, y quizá otros individuos y organizaciones que promovieron y se sumaron a la manifestación del 1 de marzo, se oponen a esas demandas. El Militante, que tiene un historial de 50 años de defensa incondicional de la Revolución Cubana, nunca se prestaría a respaldar leyes que restrinjan los derechos del pueblo trabajador, ya sea en Estados unidos, Cuba, o donde sea.

Por supuesto, individuos y grupos que tomaron parte en la acción en contra del embargo, o en cualquier otra protesta social conjunta, expresan sus propios puntos de vista en sus pancartas, volantes, periódicos, libros, etc. Eso fortalece la acción conjunta, y al mismo tiempo alienta la discusión civil de la gama de puntos de vista que tienen los participantes. Pero, para asegurar la unidad, los volantes y otros materiales de publicidad deben enfocarse en las demandas que son respaldadas por todos aquellos que apoyan la acción, tal como “¡Fin a la prohibición de viajar a Cuba, Ya!

Mientras la crisis económica capitalista actual se sigue profundizando y extendiéndose a nivel mundial, los gobernantes de Washington y de otros países están aumentando sus ataques al pueblo trabajador, incluyendo al pueblo de Cuba, en donde los trabajadores y agricultores arrancaron el poder político de los explotadores y han comenzado a construir una sociedad basada en relaciones sociales nuevas, en la solidaridad humana. Eso requiere que se forje la más amplia acción unida para terminar de una vez por todas con la prohibición de viajar y el embargo económico del gobierno norteamericano, y para que se normalicen las relaciones con Cuba.

¡Sigamos el ejemplo de la iniciativa de aquellos que organizaron y salieron a las calles para protestar el 1 de marzo en la Ciudad de Nueva York!
 
 
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