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Vol. 73/No. 25      29 de junio de 2009

 
Letterman rebaja a la mujer
(editorial)
 
Es ensordecedor el silencio de los liberales en relación a la diatriba anti-mujer y anti-obrera de David Letterman, el humorista y presentador del programa el Late Show. Letterman presentó monólogos bromeando de que el jugador estrella de los Yankees Alex Rodríguez dejó embarazada a la hija adolescente de 14 años de Sarah Palin, y presento chistes diciendo que la gobernadora de Alaska parecía “una azafata y putilla”.

Trabajadores con conciencia de clase rechazan cualquier degradación de mujeres o niñas como objetos sexuales cualquiera que sea el blanco o la fuente de los comentarios. Tales “chistes” tienen el propósito de fortalecer el esteriotipo de que las mujeres son débiles y vulnerables y que no son iguales en el trabajo, el sindicato, o la sociedad en general. Lejos de ser “chistes” o “chistes de mal gusto”, como algunos periódicos liberales los han descrito con delicadeza, las diatribas viles de Letterman eran un ataque político contra las mujeres trabajadoras. Lo pudo hacer sin consecuencias porque Palin es un Republicana conservadora. Si hubiera contado “chistes” sobre el beisbolero teniendo relaciones sexuales con una de las hijas de Michelle Obama, o si hubiera dicho que la esposa del presidente parecía “una putilla”, ya estaría sin empleo.

No es una sorpresa que nadie en toda la administración de Obama, ni siquiera el presidente mismo, ha pronunciado ni una palabra contra Letterman. Tampoco lo han hecho las dirigentes más destacadas de la Organización Nacional de la Mujer u otras organizaciones feministas. Con su silencio han permitido que fuerzas conservadoras —tanto anti-mujer como anti-obrero— se presenten como defensores de los derechos de las mujeres trabajadoras.

Tal silencio también envalentona a los que buscan intimidar a las mujeres y a sus partidarios en la lucha por los derechos de la mujer.

Los trabajadores con conciencia de clase también rechazan cualquier tipo de ingeniería social por los autonombrados a decirle al pueblo trabajador cuando o si pueden tener hijos y cuantos hijos son “demasiados”.

La disculpa de Letterman apestaba del desprecio que muchos de los liberales de la clase media tienen por los adolescentes —sobre todo los de la clase trabajadora— que deciden llevar a termino un embarazo, en vez de tener un aborto para poder planear su “futuro” mejor. ¿Quiénes son los liberales para decidir si Bristol Palin o cualquier otra persona está preparada para tener un niño?

Letterman se ha quejado varias veces en su programa de que Palin le hace pensar en una azafata, una mujer detrás del mostrador de una panadería, o una mesera —o sea, le hace pensar en una trabajadora. Ella pone de manifiesto el desprecio y el temor que él y otros liberales tienen para los trabajadores, sobre todo por la perspectiva de que el pueblo trabajador un día podría gobernar el país.

El hecho es que Palin fue una negociante antes de hacerse gobernadora. Su políticas no está más a favor de la clase obrera que la de los Demócratas. Pero no es de esto de lo que estamos hablando en este momento. Lo que está en juego es sí es admisible promover prejuicios anti-mujer bajo el pretexto de atacar a una contrincante política impopular. Sobre tal cuestión la clase trabajadora toma una posición más digna y rechaza tanto el comportamiento de Letterman como el de los liberales que lo justifican.
 
 
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