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Vol. 77/No. 19      20 de mayo de 2013

 
¡Organizar! ¡Sindicalizar!
¡No deportaciones!
(portada, editorial)
 

La crisis mundial del capitalismo está intensificando la competencia entre los trabajadores y está impulsando los ataques incesantes de los gobernantes capitalistas contra los trabajadores. Millones de personas están sin empleo. Los que tienen trabajo sufren el azote de la aceleración del trabajo impuesta por los patrones. Desde Bangladesh a West, Texas, estamos pagando con la vida y la integridad física por sus campañas para aumentar las ganancias.

Los patrones están tratando de debilitar nuestra solidaridad y haciendo que nos enfrentemos entre nosotros: el empleado contra el desempleado, el joven contra el viejo, los caucásicos contra los negros, el hombre contra la mujer, el nacido aquí contra el nacido en el extranjero. Mientras tanto, el tamaño y la fuerza de nuestros sindicatos siguen disminuyendo, como lo han estado haciendo por varias décadas. Menos del 7 por ciento de los trabajadores empleados en empresas privadas en Estados Unidos son miembros de un sindicato, el porcentaje más bajo desde los años previos a las batallas que dieron luz a los sindicatos industriales en la década de los años 30.

Estos hechos y la resistencia de la clase obrera —desde las luchas del sindicato minero en los Apalaches y Utah hasta las batallas de los trabajadores sanitarios contra Republic Services —muestran claramente la necesidad de construir y fortificar nuestros sindicatos. Necesitamos utilizar nuestro poder sindical, tender la mano y organizar a las decenas de millones que no están sindicalizados y defender las luchas sociales que se contraponen a las divisiones fomentadas por los patrones. Tenemos que fortalecer la unidad, la auto confianza y la combatividad de la clase obrera.

Por estas razones es una cuestión de vida o muerte que todos los trabajadores se unan a la lucha contra los despidos, las deportaciones y la criminalización de los más de once millones de trabajadores que carecen de documentos gubernamentales “adecuados”.

Para los gobernantes capitalistas todos los trabajadores son “ilegales”. Somos una clase de criminales —desde inmigrantes a “delincuentes”, desde los trabajadores en huelga o los despedidos en cierres patronales hasta los afroamericanos que son detenidos y registrados por hacer “movimientos furtivos”, hasta la “basura blanca”, que en palabras del presidente de Estados Unidos “se aferran a las armas o la religión”.

Todos somos parte de una clase obrera. Necesitamos actuar como tal y decir con una sola voz:

“No nos importa qué idioma hablas, en qué lado de la frontera naciste o si estuviste en la cárcel. Tus ‘papeles’ solo tienen significado para los patrones y su gobierno.

“Organicémonos y luchemos juntos. Por mejores salarios, por beneficios de salud para todos, por un masivo programa de empleos para poner a trabajar a los desempleados con salarios a escala sindical y para derribar cualquier tipo de prejuicio y discriminación, todos los cuales fortalecen la mano de los patrones ”.

Los políticos de los partidos Demócrata y Republicano que redactaron el proyecto de ley de reforma migratoria tienen una meta diferente: mantener una capa super-explotada de trabajadores con menos derechos, mientras los gobernantes intensifican su vigilancia de los trabajadores.

Es por eso que el proyecto de ley amplía los llamados programas de trabajadores huéspedes, asigna miles de millones de dólares para aumentar la migra y la estricta vigilancia de la frontera e impone a los patrones el programa obligatorio E-Verify para revisar el estatus migratorio de todos los trabajadores. Es por eso que el proyecto de ley toma medidas que conducen a una tarjeta de identificación nacional para generar una lista negra y victimizar a los trabajadores combativos. Todo esto a la vez que proponen un largo y tortuoso “camino a la ciudadanía” lleno de baches de más de una década de duración.

Desde las minas a los campos, desde las empacadoras de carne y los talleres de costura a las acerías y los restaurantes, tenemos que exigir: “No a los despidos y deportaciones. No al programa E-Verify u otros “controles de antecedentes”. No al “trabajador huésped” o cualquier condición de segunda clase. Libertad para los miles de trabajadores detenidos por la policía de inmigración.

Fortalecer la solidaridad en acción.

¡Organizar! ¡Sindicalizar!
 
 
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