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Vol. 79/No. 4      9 de febrero de 2015

 
(portada)
Washington relaja restricciones a
viajes, comercio con Cuba

 
POR SETH GALINSKY  
El Departamento del Tesoro anunció el 15 de enero el relajamiento de algunas de las restricciones a los viajes y al comercio con Cuba. Estos pasos tienen lugar después que el presidente Barack Obama en Washington y el presidente cubano Raúl Castro en La Habana anunciaran el mes pasado que habían acordado iniciar negociaciones para establecer relaciones diplomáticas. Como parte del acuerdo, Washington liberó a los tres restantes revolucionarios miembros de los Cinco Cubanos que estuvieron encarcelados en Estados Unidos por 16 años bajo cargos amañados.

Las nuevas medidas “constituyen un paso en la dirección correcta”, dijo una declaración publicada el 16 de enero en Granma, Juventud Rebelde y otros diarios cubanos.

“Pero aún queda un largo camino que recorrer para desmontar muchos otros aspectos del bloqueo económico, comercial y financiero mediante el uso de las prerrogativas ejecutivas del presidente, y para que el congreso de Estados Unidos ponga fin a esta política de una vez”, dijo la declaración.

Las prohibiciones sobre la mayoría de las exportaciones de Estados Unidos a Cuba se mantienen, especialmente de productos de alta tecnología, señaló la declaración, con la excepción de los equipos de telecomunicaciones, que están diseñados para avanzar “los objetivos de la política de Estados Unidos de tratar de incrementar su influencia en la sociedad cubana”.

Existe un creciente consenso entre los capitalistas de Estados Unidos a favor de que se aflojen las restricciones contra Cuba. Ellos ven nuevas aperturas para intervenir más directamente en las relaciones sociales en Cuba, dado el éxito del embargo en infligir privaciones a los trabajadores y agricultores de la isla, lo que se vio agravado con el colapso de la Unión Soviética en 1991.

Para hacer frente a los desafíos creados por el embargo, el gobierno cubano ha permitido más espacio para el funcionamiento del mercado —incluyendo la creación de cientos de miles de pequeños negocios— a mismo tiempo que se aseguraran que el grueso de la economía permanezca nacionalizada y bajo el control de los trabajadores de la isla.

El columnista conservador George Will apoyó las iniciativas de Obama en el National Review del 24 de diciembre. “La nueva política de Obama es defendible si mejora sus condiciones políticas introduciendo en Cuba fuerzas económicas y culturales que serán subversivas a la tiranía”, escribió.

El gobierno cubano estima que los más de 50 años de embargo norteamericano —instituido para castigar al pueblo cubano por el derrocamiento de la dictadura de Fulgencio Batista que era apoyada por Washington, poniendo fin al dominio estadounidense, y que dio inicio a la primera revolución socialista en las Américas— han causado más de 100 mil millones de dólares de pérdidas para Cuba.

Aunque la mayor parte del embargo se mantiene, las nuevas normas permiten la venta de equipos y herramientas y el “microfinanciamiento” de negocios privados. Las regulaciones del Departamento del Tesoro también facilitan el envío de dinero a “organizaciones de derechos humanos” respaldadas por Washington y a otros grupos contrarrevolucionarios en Cuba.

El Washington Post permanece escéptico de que el cambio de Washington pueda tener el efecto deseado. Un artículo de Nick Miroff el 18 de enero señalaba las amplias celebraciones realizadas por el regreso de los Cinco Cubanos, y el respaldo continuo a la revolución de 1959, quejándose de que en Cuba hay una “cultura de heroísmo revolucionario”. Escribe también que el presidente Castro ha “promovido a más mujeres, afro-cubanos y personas más jóvenes”, y que el desarrollo de liderazgo está basado “en sus méritos y no en la fuerza del carisma personal”.

Oportunidades para Cuba

El cambio abre oportunidades para los dirigentes comunistas de Cuba para mejorar las condiciones económicas en la isla y abre la puerta para ganar más apoyo a la lucha para eliminar el embargo de una vez por todas.

El cambio más grande hace que sea más fácil para los ciudadanos estadounidenses viajar a Cuba. Las personas que viajen bajo 12 categorías autorizadas —incluyendo fines educativos— ya no tienen que solicitar permiso de Washington. Muchos de estos viajeros tendrán la oportunidad de aprender de primera mano sobre la revolución viva de Cuba. El turismo normal sigue prohibido.

Alrededor de 98 mil ciudadanos norteamericanos —sin contar a los cubanoamericanos— visitaron Cuba en 2012.

Los cubanoamericanos ahora podrán enviar hasta 2 mil dólares a sus familiares en la isla cada tres meses, en comparación a los 500 que podían enviar previamente.
 
 
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