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Vol. 80/No. 3      25 de enero de 2016

 
(portada, editorial)

¡Defender y emular la Revolución Cubana!

 
Nos unimos a millones alrededor del mundo en solidaridad con Cuba revolucionaria en el 57 aniversario de la toma del poder por los trabajadores y agricultores de ese país. El Partido Socialista de los Trabajadores trabaja hombro a hombro con quienes defienden a Cuba y su revolución socialista como lo hemos hecho desde el 1 de enero de 1959. Tratamos de emular el ejemplo cubano en este país.

En Cuba y la revolución norteamericana que viene, Jack Barnes, el secretario nacional del PST, describe cómo el partido hizo campaña para defender la Revolución Cubana en la víspera de la invasión por Playa Girón, dirigida por Washington en 1961:

“Señalamos la inmensa popularidad de la revolución entre el pueblo cubano en respuesta a las medidas que el nuevo gobierno lo organizaba a tomar. Se habían clausurado los antros de juego y prostíbulos manejados por la mafia, una vergüenza nacional. Se había distribuido tierra a más de 100 mil familias campesinas, entre arrendatarios, aparceros y precaristas. Se habían recortado los alquileres de casas y apartamentos, así como las tarifas de electricidad y teléfonos. Se había proscrito la discriminación racial y no solo se había promulgado la igualdad de acceso a las instalaciones públicas, sino que también se estaba haciendo cumplir. Las mejores playas públicas —donde antes se había excluido a los negros— se habían abierto a todo el mundo. Como parte de una extensión más amplia de la educación pública al campo, entre los pobres y para la mujer, se había lanzado una campaña nacional para eliminar el analfabetismo. Se habían formado milicias populares en las fábricas y demás centros de trabajo, lo mismo que en escuelas, barrios y pueblos por toda la isla, ante las demandas de armas y preparación militar por los cubanos para defender sus nuevas conquistas. Se habían nacionalizado los enormes monopolios estadounidenses extorsionistas, así como las principales propiedades agrícolas, comerciales e industriales de las acaudaladas familias cubanas que habían sido la base social y política de la dictadura batistiana.

“Durante más de dos años de movilizaciones populares, los trabajadores y agricultores de Cuba no solo habían comenzado a transformar su país sino a transformarse a sí mismos”, dice Barnes.

La Revolución Cubana ayudó a ganar una nueva generación de trabajadores y jóvenes a la lucha para hacer una revolución aquí en Estados Unidos, el centro mundial de la opresión y explotación imperialistas, escribe Barnes.

Hoy día, cuando el capitalismo, hundido en crisis, solo ofrece al pueblo trabajador guerras continuas, depresión agobiante, y ataques contra los derechos y condiciones de vida a escala mundial, hay nuevas fuerzas que entran a luchar —desde la lucha por los 15 dólares la hora y un sindicato, a las luchas contra la brutalidad y abuso policiales, hasta los esfuerzos para contrarrestar el empeño de los patrones de dividir a nuestra clase con salarios de dos niveles.

Nuevas generaciones pueden aprender del ejemplo de la Revolución Cubana —incluyendo el ejemplo de la victoria del pueblo cubano en resistir por 57 años la potencia imperialista más fuerte del mundo, continuar con la defensa de su revolución y extender la mano de la solidaridad internacional por todo el mundo— para forjar un movimiento obrero revolucionario aquí.

Como explica Mary-Alice Waters, dirigente del Partido Socialista de los Trabajadores, en el prefacio al libro de Barnes, “Los trabajadores y agricultores de Cuba nos mostraron que con la solidaridad de clase, conciencia política, coraje, esfuerzos concentrados y persistentes de educación y un liderazgo revolucionario con la gran capacidad del cubano —probado y forjado en la batalla a través de los años—, es posible hacer frente a un poderío enorme y a probabilidades aparentemente irreversibles y vencer”.  
 
 
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