Mientras tanto, en el Reino Unido, el gobierno ha iniciado una política de disparar a matar contra individuos sospechosos que supuestamente no obedecen las órdenes de la policía. El 24 de julio, la policía mató a un electricista, dándole siete tiros en la cabeza.
El jefe de policía de Nueva York, Raymond Kelly, dijo que la policía había contemplado instituir los registros hace un año y medio pero que no había sido oportuno hasta los atentados de Londres. Hay que saber lo que el público está dispuesto a aceptar. Aún hace falta un suceso para lograr apoyo público. Según la política anunciada, se les negará la entrada a la estación a las personas que no acepten ser registradas.
Además del alcalde republicano Michael Bloomberg, los cuatro candidatos demócratas a la alcaldía se pronunciaron a favor de la nueva medida. Yo le he pedido consecuentemente al alcalde que desarrolle un plan completo para mantener la seguridad del subterráneo, dijo la candidata Virginia Fields.
Martín Koppel, candidato a alcalde por el Partido Socialista de los Trabajadores, condenó la medida más reciente como un ataque contra los derechos del pueblo trabajador (ver declaración en la página 11).
El 24 de julio, policías fuertemente armados rodearon un autobús de la Gray Line que llevaba unos 60 turistas en el distrito de teatros en Manhattan. Hicieron que los pasajeros se bajaran y esposaron a cinco hombres. Un empleado de la Gray Line dijo a la policía que los hombres parecían ser del sur de Asia y que tenían los bolsillos abultados. Fueron puestos en libertad al quedar evidente que eran simplemente turistas. Ese mismo día la policía cerró por más de una hora la estación de tren Penn Station cuando un pasajero supuestamente alegó que tenía una bomba en una maleta, la cual resultó ser inofensiva.
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