Apoyemos a transportistas en N.Y.
Su lucha es la causa de todo el movimiento obrero
portada/editorial
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Militant/Arrin Hawkins
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Miembros del sindicato transportista TWU en línea de piquete el 20 de diciembre. Se trata de algo más grande que nosotros, dijo Mark Solomon, miembro del TWU. Los peces gordos recibirán sus pensiones, pero al trabajador americano lo están matando.
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Todos los sindicatos y el pueblo trabajador debemos apoyar a los 34 mil trabajadores del transporte en Nueva York que luchan por un contrato sindical digno. Su huelga es la causa de todo el movimiento obrero. Que se revoquen las masivas multas impuestas por un juez al sindicato TWU y las multas que la ciudad quiere cobrarles a obreros individuales. Los sindicatos deben hacer campaña por la anulación de la antisindical Ley Taylor, que prohíbe las huelgas de empleados públicos en el estado de Nueva York.
Como explican los propios huelguistas, esta lucha no es solo suya. La ciudad y el estado buscan sentar un precedente para usarlo contra otros trabajadores.
La empresa del transporte MTA alega que ahora debe hacer que los nuevos empleados paguen un 6 por ciento de sus salarios para las pensiones a causa de un futuro déficit presupuestario. Pero los capitalistas de la ciudad se muestran dispuestos a perder cientos de millones diariamente para romper la huelga. A medida que suben las tarifas y se deteriora el sistema de transporte, la ciudad y el estado de Nueva York entregan miles de millones en pagos anuales de intereses a los multimillonarios tenedores de bonos. Es ahí donde van a parar gran parte de los fondos. Pero son los trabajadores a quienes les dicen que deben sacrificarse.
Las gobernantes familias capitalistas usan los mismos argumentos para justificar ataques contra el Seguro Social y el Medicare para todo el pueblo trabajador: alegan que los futuros jubilados van a quebrar el sistema del Seguro Social. En realidad, toda la riqueza incluidos los fondos para programas sociales y empresas públicas como la MTA proviene de los trabajadores y agricultores que aplican su trabajo a la naturaleza. Los capitalistas se empeñan en aumentar sus decaídas tasas de ganancia al quitarle a la clase trabajadora una parte aún mayor de esta riqueza haciéndonos trabajar más rápido y más horas, recortando salarios y beneficios, y empeorando la condiciones de trabajo. Esto está ocurriendo a nivel nacional: desde la industria automotriz hasta las aerolíneas y las minas.
¿Acaso es cierto, como alegan el alcalde Bloomberg y otros voceros de los ricos, que los transportistas son unos egoístas que perjudican a los trabajadores peor remunerados? No. Si la MTA logra socavar las pensiones de los transportistas, eso dará luz verde a otros patrones para arremeter más contra los salarios, los beneficios y las condiciones de trabajo.
¿Es cierto que los huelguistas son criminales por violar la Ley Taylor? No. ¿Acaso Rosa Parks era una delincuente por violar las racistas leyes de segregación en Alabama? La Ley Taylor, que ahora se ha invocado contra los huelguistas, es una de muchas medidas antisindicales que la clase dominante usará cada vez más para restringir los derechos que los trabajadores necesitamos para defendernos de la ofensiva patronal. Los trabajadores también nos vemos amenazados por las operaciones secretas de espionaje e interferencia de la policía política y la Ley Patriota que está siendo renovada: en nombre de combatir el terrorismo, estas medidas se usarán en contra de los trabajadores combativos. El Daily News de Nueva York ya acusó a los huelguistas de hacer que la ciudad sea más vulnerable al terrorismo por haber paralizado el sistema de transporte.
La colaboración antisindical de los demócratas y republicanos que mandan en Nueva York apunta a la necesidad de forjar un partido obrero, basado en los sindicatos, que luche para defender los intereses de todos los trabajadores y agricultores.
A pesar de la acción traicionera del presidente internacional del TWU, quien exigió que los huelguistas regresaran a sus puestos, entre el pueblo trabajador de Nueva York hay mucha simpatía con los transportistas, y con razón. Es hora de movilizar la fuerza del movimiento obrero para respaldar a los huelguistas y ayudarles a que ganen.
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