El tema de muchos de los discursos y de las pancartas era de oposición al proyecto de ley HR 4437, el llamado proyecto Sensenbrenner, aprobado por la Cámara de Representantes en diciembre. Esa medida, de promulgarse, convertiría en delito grave el vivir en Estados Unidos sin los documentos requeridos y autorizaría la construcción de un cerco a lo largo de la frontera con México. Se calcula que 12 millones de trabajadores inmigrantes viven en Estados Unidos.
En un ambiente celebratorio, decenas de miles de personas, muchas de ellas en la primera manifestación de su vida, se mostraban animados por la masiva concurrencia y la sensación de su fuerza potencial.
Exclamaciones de Sí se puede retumbaban a lo largo de las 12 cuadras de la marcha. Miles coreaban y portaban pancartas reclamando el derecho de obtener la residencia legal para vivir y trabajar en este país sin temor a ser despedido o deportado, para viajar libremente a su país de origen y para juntarse con sus seres queridos.
Nosotros cocinamos mientras ustedes comen, señalaba una trabajador con su letrero pintado a mano.
Si nos vamos, ¿quién va a construir tu cerco? rezaba otro cartel, burlándose de los que promueven la HR 4437.
Muchos llevaban pancartas que declaraban, Somos trabajadores, no criminales. O simplemente Somos trabajadores.
Otra consigna popular decía, Ya llegamos, y trabajamos, y solo muertos nos callamos.
Entre la multitud de consignas se veía Somos América! y Legalizar a todos!
Fue una manifestación proletaria. Entre los muchos que marcharon se encontraban trabajadores de restaurantes, niñeras, constructores, hoteleros, costureras, obreros de la industria alimenticia y taxistas. Muchos salieron del trabajo temprano para participar en la manifestación.
Muchos eran inmigrantes de Latinoamérica, la mayoría nacidos en México. Pero muchos provenían de China, Pakistán, Irlanda, Corea, Filipinas, Haití, Africa Occidental o de las Antillas de habla inglesa. Había una columna enorme que llegó del barrio chino que contaba con muchos trabajadores de restaurantes y de la costura. Se veían carteles en inglés, español, francés, chino, urdu, y árabe.
Los organizadores de la marcha insistieron en que los manifestantes trajeran banderas norteamericanas y repartieron miles de banderitas. Muchos trajeron las banderas de sus países nativos: de México, República Dominicana, El Salvador, Ecuador, Colombia, Polonia y otros más.
Algunos contingentes obreros marcharon con las banderas de sus sindicatos: el sindicato de la construcción LIUNA con sus camisetas color naranja, el Local 32BJ del sindicato de empleados públicos SEIU, el UNITE HERE, el sindicato de la industria alimenticia UFCW, el transportista TWU y el Local 1199 del SEIU que representa a trabajadores de la salud.
Sin papeles no podemos pedir mejores salarios o derechos. Queremos vivir sin temor, sin trabajar en la sombra, dijo José Adán, un obrero de restaurante de 32 años.
Necesitamos amnistía para todos, dijo Elda Sandre, de 26 años, nacida en Puebla, México. Vine para mostrar que somos muchos. Sandre, trabajadora doméstica, portaba un cartel que decía, Somos la fuerza.
Mamadou Diallo, un trabajador de un barco pesquero, dijo, Ya tengo 10 años en Estados Unidos. No he cometido delito alguno. No somos criminales. Diallo, oriundo de Mali, añadió, Estamos aquí para exigir papeles para todos los inmigrantes.
Muchos de los manifestantes eran inmigrantes con documentos que apoyaban la legalización de los indocumentados. Uno de ellos, Kelvin Santana, de 26 años, miembro del Local 888 del UFCW, trabajaba en la planta de Goya Foods en Seacaucus, Nueva Jersey. Ahí somos como las Naciones Unidas. Estoy aquí para mostrar que vamos a luchar por los mismos derechos, y no solo para los hispanos. Había unos 60 miembros del UFCW de la planta Goya en la marcha.
Griffin Smith, de 21 años, dijo que formaba parte de un grupo nutrido de estudiantes de la Universidad de Nueva York. No me gusta ninguna de las propuestas ante el Congreso. Personalmente, yo estoy a favor de que se abran las fronteras, afirmó.
Tenemos que apoyarnos los unos a los otros, seamos legales o ilegales, dijo Darwin Coronel, un mesero nacido en Ecuador. Todas las propuestas de ley de inmigración tienen más o menos restricciones, pero prefiero la McCain-Kennedy por ser la mejor opción.
La manifestación del 10 de abril, como la que se dio en esta ciudad 11 días antes en la que participaron 25 mil personas, fue promovida diariamente por los medios de difusión en español, iglesias, grupos comunitarios, varios sindicatos importantes y las oficinas de algunos políticos demócratas.
Entre los oradores hubo muchos funcionarios públicos, incluidos los senadores Hillary Clinton y Charles Schumer, el fiscal general estatal y candidato demócrata a gobernador Eliot Spitzer, y los congresistas José Serrano, Nydia Velázquez y Charles Rangel. Muchos de ellos se pronunciaron a favor de la propuesta McCain-Kennedy, calificándola como un camino hacia la ciudadanía.
También hablaron Chung-Wha Hong, directora ejecutiva de la Coalición de Inmigración de Nueva York; May Chen, vicepresidenta de UNITE HERE; y Roger Toussaint, presidente del Local 100 del TWU, así como representantes de organizaciones de trabajadores de la construcción, de trabajadoras domésticas y de inmigrantes haitianos, dominicanos, filipinos, y del Medio Oriente.
Varios oradores apoyaron la propuesta de celebrar el Primero de mayo como un día sin inmigrantes, instando a los inmigrantes a que ese día no hagan compras, ni vayan al trabajo o la escuela, y que participen en marchas locales por el Día Internacional de los Trabajadores. Muchos de los manifestantes respondieron con entusiasmo, gritando Huelga, huelga!
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