Esto es lo que los trabajadores necesitamos exigir a medida que se solidifica el apoyo bipartidista a la guerra contra el terrorismo, incluyendo la guerra contra Iraq dirigida por Washington. Esto es doblemente importante dada la demagogia de los políticos liberales y de los reportajes de la prensa que falsamente representaron la discusión en el Senado la semana pasada como una supuesta división partidista sobre la retirada de las tropas norteamericanas de Iraq.
Como si no importara el voto unánime del Senado a favor del presupuesto que la Casa Blanca pidió para continuar la ocupación militar de Iraq y Afganistán. Y el hecho que el 70 por ciento de los senadores demócratas se sumaron a los republicanos para rechazar una enmienda que sugería la redistribución, dentro de un año, de algunas tropas norteamericanas en Iraq que no fueran necesarias para poner en pie las fuerzas de seguridad iraquíes, las operaciones de contraterrorismo y la protección de las instalaciones y el personal de Estados Unidos.
Como si no importaran las declaraciones del patrocinador de esta enmienda, el senador John Kerry, que contribuyen a los intentos de Washington de preparar el terreno para un ataque militar contra Irán por el crimen de desarrollar su industria de energía nuclear.
Esto no es un debate. Es una farsa. Va dirigido a engañar al pueblo trabajador para que apoyemos a uno u otro de los partidos capitalistas gobernantes en aras de defender a Estados Unidos. Pero Estados Unidos está dividido en clases con intereses irreconciliables. A las familias acaudaladas que gobiernan Estados Unidos les beneficia apoyar las guerras en Iraq y Afganistán, así como la guerra antiterrorista en general, para derrotar a sus rivales, cambiar la correlación de fuerzas en esas regiones a favor del sistema imperialista de explotación de clases y opresión nacional, y para obtener más control sobre recursos como el petróleo.
El objeto de la llamada guerra antiterrorista dentro de Estados Unidos y a nivel internacional es, en última instancia, el pueblo trabajador, sus organizaciones y los derechos que necesitamos para defender nuestro nivel de vida contra los ataques patronales. Esto se ve ilustrado por la reciente redada antiterrorista en Miami, basada en las pruebas confeccionadas por un agente provocador del FBI.
Por eso los trabajadores y agricultores debemos oponernos intransigentemente a la guerra al terrorismo. Por eso debemos exigir la retirada inmediata e incondicional de las tropas norteamericanas y demás fuerzas de ocupación del Medio Oriente y Asia Central.
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