Vol. 71/No. 7 February 19, 2007
En la década anterior al desmembramiento formal de Yugoslavia en 1991-92 y durante los años 90, Washington se aprovechó de la competencia entre las pandillas rivales de aspirantes a capitalistas del fracturado régimen estalinista en Belgrado para reanimar las divisiones en base a nacionalidades y atizar las llamas bélicas.
A principios de los años 90, los gobernantes estadounidenses permitieron que el desangramiento entre los albaneses, croatas y serbios, entre cristianos y musulmanes, llegara al nivel que ellos esperaban debilitaría las bases económicas del estado obrero yugoslavo y que esto pudiera ser usado posteriormente para justificar que el Tío Sam interviniera militarmente para frenar las "limpiezas étnicas".
La meta de Washington no era detener la matanza o establecer la "democracia". Era fortalecer la supremacía de Estados Unidos en Europa, derrocar el estado obrero establecido en Yugoslavia en 1945 a través de una revolución de trabajadores y campesinos y reimponer el capitalismo en ese país. Tropas de Washington y de otras potencias imperialistas han ocupado Bosnia por 11 años y han continuado fomentando las divisiones entre nacionalidades para lograr sus objetivos. Bosnia continua dividida en nacionalidades y es administrada por la "presidencia imperial" de un Alto Representante de Naciones Unidas.
Lo mismo es cierto en Kosova, una región autónoma de Serbia, donde las fuerzas de ocupación de la OTAN han usado las justas demandas de la mayoría albanesa por la autodeterminación para fracturar aún más a la antigua Yugoslavia.
Ahora están usando justificaciones parecidas para la guerra imperialista en Iraq, ya sea para argumentar que los iraquíes se masacrarían entre ellos mismos si las fuerzas estadounidenses se retiran, o para proponer una "partición suave" del país o más autonomía para los curdos. Esto es otro ejemplo de la fragmentación del mundo fomentada por el imperialismo norteamericano y sus aliados. No tiene nada que ver con la liberación nacional.
Aunque hablan sobre la autonomía del Kurdistán iraquí, Washington está trabajando mano a mano con Ankara para aplastar al Partido Obrero de Kurdistán en el lado turco de la frontera con Iraq. Los gobernantes estadounidenses simplemente están usando la lucha histórica por la liberación nacional de los curdos para avanzar su meta de establecer un régimen estable en Bagdad fiel a los intereses de Washington en la región.
El derramamiento de sangre causado por las facciones de la burguesía iraquí que están compitiendo por poder, territorio y control de los recursos naturales, es el producto de la continua ruptura del orden mundial imperialista.
Así como en Bosnia y Kosova, el único camino para que el pueblo trabajador y las nacionalidades oprimidas puedan avanzar es el retiro inmediato de las tropas de Washington y de la "coalición" de Iraq, y de todos los otros escenarios de la "guerra global contra el terrorismo" que realiza Washington, como por ejemplo Afganistán. Al remover la bota imperialista de sus cuellos, el pueblo trabajador en la región ganaría tiempo y espacio para desarrollar una dirección revolucionaria capaz de superar las divisiones por nacionalidades y otras y avanzar los intereses de los trabajadores y campesinos, que incluyen la autodeterminación de las naciones oprimidas.
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