Vol. 71/No. 30 20 de agosto de 2007
Esta lucha por mantener el sindicato en la Dakota Premium Foods tiene consecuencias importantes para los empacadores de carne y para el movimiento obrero en todo el medio oeste, dijo Julián Santana, un trabajador en el departamento de matanza. Si la compañía quiebra al sindicato, otras compañías de la carne en el área se animarán a hacer lo mismo.
El contrató venció el 30 de junio y la compañía canceló las negociaciones para un nuevo contrato el 19 de julio. La primera semana de junio, dos obreros que están del lado de la compañía empezaron a circular peticiones para remover al sindicato y pedir que la Junta Nacional de Relaciones Laborales (NLRB) realice elecciones sobre la representación sindical con voto secreto.
La compañía quiere deshacerse del sindicato para regresar a cómo eran las cosas antes y poder hacer lo que quieran, dijo Juan Vargas, un trabajador en el departamento de matanza.
Los trabajadores en la Dakota Premium ganaron su primer contrato en octubre de 2002, después de una batalla de dos años que incluyó un plantón, y que forjó el sindicato en la planta. En ese entonces, el pacto fue aprobado con un voto de 149 a favor y 21 en contra.
Si cae el sindicato perdemos todos, dijo Ricardo Orozco, quien ha trabajado en la Dakota Premium por más de tres años. Le dijo al Militante que la mayoría de los trabajadores en la planta han sido empleados recientemente. Nosotros tenemos que pasarle el mensaje a los otros.
Estamos tomando este ataque muy seriamente, dijo Don Seaquist, el presidente del Local 789. Si la compañía tiene éxito en anular la certificación del sindicato en la Dakota, esto podría extenderse a otras plantas. El Local 789 también organiza a los trabajadores de la planta hermana de la Dakota Premium, la Long Prairie Packing en Long Prairie, Minnesota.
Según los trabajadores, la compañía ha estado aumentado la velocidad de la línea procesadora. Dijeron que en los últimos cinco meses el número de vacas matadas diariamente ha subido de 800 en 10 horas a 720 en menos de ocho.
La campaña de la compañía por aumentar la producción a costas de la salud y seguridad causó el plantón en junio de 2000. Los trabajadores se rehusaron a trabajar hasta que los patrones redujeran la velocidad de la línea y dejaran de forzar a la gente a trabajar cuando estuviera lastimada.
Antes del plantón, el termino que usan los trabajadores aquí para referirse a la huelga, la compañía había llevado a cabo una ofensiva antisindical por toda una década. Los que trabajaban en la planta en ese entonces dicen que los patrones intimidaban, corrían o sobornaban a trabajadores que estuvieran a favor del sindicato, usaban maniobras legales y realizaron una campaña de propaganda engañosa para que no entrara el sindicato.
Los trabajadores lucharon con determinación y unidad y tomaron control de la campaña sindical. Por ejemplo, cuando la compañía trataba de victimizar o correr a un trabajador que estaba a favor del sindicato, otros acudían a ayudarlo. Con frecuencia delegaciones de muchos trabajadores iban a la oficina juntos para protestar condiciones intolerables y abusos de los jefes. También hicieron publicidad a sus luchas diarias en el Workers Voice, un boletín publicado en inglés y español.
Los trabajadores que estaban a favor del sindicato buscaron la solidaridad amplia de otros sindicatos y de la comunidad. Antes de la elección por la representación en julio de 2000, hablaron individualmente con cada trabajador de la planta para ganar su apoyo al sindicato.
Estas son todas las razones por las que necesitamos el sindicato, dijo Samuel Farley, un trabajador en el departamento de deshueso y representante sindical en la planta. Antes, si te lastimabas automáticamente te corrían. Hoy, la compañía no puede hacer eso.
El sindicato también realizó un mitin especial el 26 de julio para discutir los pasos siguientes en la lucha contra el intento de anulación. Según los trabajadores, los supervisores pararon la línea ese día, cerraron las salidas y los baños, y llevaron a los trabajadores en manada a la cafetería para un mitin con Steve Cortinas, el gerente de la planta. Cortinas dijo que la compañía va a reanudar las negociaciones.
Los trabajadores preguntaron qué condiciones, salarios y beneficios habrán sin el sindicato. Cortinas dijo que antes del sindicato, durante el sindicato y después del sindicato habían aumentos, derechos de antigüedad y beneficios. Varios trabajadores retaron estas declaraciones. Uno dijo que había trabajado en la planta por 10 años y que antes del sindicato no hubo aumentos por cinco años.
Los partidarios del sindicato tanto del departamento de matanza como del departamento de destazo publicaron un nuevo número del Workers Voice. Planean usarlo para acercarse a todos los trabajadores en la planta y dar a conocer la lucha más ampliamente.
Rebecca Williamson es deshuesadora en la Dakota y miembro del Local 789 del UFCW. Róger Calero trabajó en la Dakota en 2000. Alyson Kennedy y Tom Fiske contribuyeron a este artículo.
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