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Vol. 72/No. 10      10 de marzo de 2008

 
Obreros de carne exigen acceso
de sus representantes a la planta
(portada)
 
POR JULIAN SANTANA  
SUR DE ST. PAUL, Minnesota, 25 de febrero—“Esto sirve para fortalecer nuestro deseo de lograr en el convenio nuevo el derecho de que nuestros representantes entren a la fábrica no una ves al mes sino cuando nosotros queremos”, dice el último ejemplar de La Voz del Trabajador. El boletín, publicado por los trabajadores de la matanza en la Dakota Premium Foods aquí, se refiere a la posición de la patronal de negarle la entrada a tres representantes del sindicato al comedor de la fábrica el día anterior.

“Es una táctica para prevenir que hablemos con todos nuestros miembros”, dijo Rafael Espinosa, representante del Local 789 del sindicato UFCW de la industria alimenticia.

Bajo el convenio sindical, el cual ha expirado pero debe seguir siendo aplicado hasta que se apruebe uno nuevo, los representantes del sindicato tienen el derecho de entrar a la planta una ves al mes para hablar con los miembros. La gerencia le permitió a Espinosa, Doug Mork y a Miguel Gutiérrez reunirse con ellos y caminar en la planta, pero no les permitieron entrar al comedor. El comedor, durante el almuerzo, es el único lugar donde los representantes del sindicato pudieron haber hablado con los trabajadores.

“Saben que perdieron y que los miembros lograron el sindicato”, dijo Espinosa. “Esto está dirigido no solo a las negociaciones pero contra todo. No quieren que los trabajadores tengan representación”.

La gerencia ha lanzado una ofensiva total después que los trabajadores derrotaron hace un mes un intento respaldado por la compañía de descertificar al sindicato. Los sindicalistas han presentado más de una docena de quejas contra la compañía, incluso muchas por el despedido de trabajadores.

La gran mayoría de los trabajadores despedidos son negros y son los más nuevos en el trabajo. Algunos trabajadores han comentado que esto es parte del esfuerzo de la patronal de dividir a los trabajadores en base a la raza y nacionalidades y debilitar al sindicato. Solomon Thomas-El, un trabajador negro, fue despedido por segunda ves después de ser hostigado y llevado a la oficina varias veces. La patronal tiene un odio especial contra Thomas por haberse visto obligados a reinstituirlo en su puesto hace varias semanas después de que comprobó con la ayuda del sindicato que un supervisor lo descriminó racialmente.

Para confrontar mejor los ataques de la compañía, los sindicalistas han aumentado la cantidad de delegados dentro de la planta y están formando un comité para negociar un nuevo convenio.  
 
 
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