Vol. 73/No. 4 2 de febrero de 2009
Los trabajadores debemos exigir el cese inmediato del bloqueo militar y económico de Gaza: que abran todos los cruces fronterizos.
El asalto israelí dejó un saldo de más de 1 300 palestinos muertos, 5 mil heridos y decenas de miles sin hogar. Además dañó 1 500 fábricas y talleres, y causó casi 2 mil millones de dólares en destrozos.
Tel Aviv insiste en el derecho de revisar cada artículo que ingresa a Gaza y exige su autorización para cada persona que entre al territorio para ayudar con la reconstrucción.
Las protestas de cientos de miles de personas a nivel mundial contra la agresión israelí se dieron en el contexto de la creciente crisis económica, impulsada por una contracción mundial de la producción. Estas protestas fueron una vía para condenar el ataque contra trabajadores en Gaza y expresar la creciente ira frente al desempleo, los recortes de fondos para la salud y la educación y demás ataques al nivel de vida del pueblo trabajador. Para muchos manifestantes, incluyendo los 12 mil que marcharon en Washington y miles más en Nueva York y otras ciudades, eran sus primeras manifestaciones públicas.
La resistencia a la propagación del desorden capitalista y de las guerras, en la cual se enmarcan estas protestas, indican la creciente receptividad de trabajadores y jóvenes a la perspectiva de la necesidad de quitarles el poder a los gobernantes capitalistas por todo el mundo como la única forma de acabar con las guerras y agresiones imperialistas tanto en Afganistán como Iraq y Palestina y de edificar una sociedad fundamentada en las necesidades sociales y no las ganancias de los ricos.
Las acciones de Hamas confirman que, lejos de ser un movimiento de liberación nacional, es un partido burgués que representa un obstáculo para la lucha de los palestinos contra los ataques israelíes, por el derecho a la tierra y al agua, por la excarcelación de los presos políticos y por el derecho a viajar. Debido a su trayectoria de los últimos años, la gran mayoría del pueblo palestino quedó vulnerable, sin estar preparada para el asalto israelí, prácticamente asegurando la victoria de Tel Aviv. Fatah no es mejor: al tiempo que se desataba el ataque israelí, Fatah estaba desbaratando manifestaciones palestinas en la Margen Occidental.
Tel Aviv ha abandonado su sueño de un Gran Israel. Más bien, ahora ha cercado a Gaza, incluyendo una zona tapón que afecta gran parte de la tierras agrícolas. Y todavía está construyendo un muro por la Margen Occidental para separar a los palestinos de los israelíes y establecer un estado israelí más pequeño y defendible.
Los árabes israelíes, que forman una parte creciente de la población israelí, van afirmando con más y más confianza sus derechos democráticos, así como su oposición a los ataques de Tel Aviv contra Gaza.
La victoria de Tel Aviv en Gaza no frenará estas luchas de los ciudadanos palestinos de Israel o de la población de Gaza y de la Margen Occidental.
Sus luchas pueden abrir el camino hacia la lucha por una Palestina democrática y laica donde todos sus habitantes judíos, árabes, musulmanes, cristianos y no creyentes tengan los mismos derechos y garantías.
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