Vol. 73/No. 6 16 de febrero de 2009
Antonio Guerrero, Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Fernando González, y René González han estado encarcelados por más de una década. Falsamente acusados de “conspiración” para cometer espionaje, estaban en Miami para colectar información para La Habana sobre grupos derechistas que realizan ataques violentos contra el pueblo cubano con la complicidad de Washington. Los cinco han sido sometidos a un tratamiento brutal en un intento de doblegarlos. Permanecen en las primeras filas de las luchas de los trabajadores contra la explotación capitalista.
Todo, desde los 17 meses que estuvieron en confinamiento solitario antes del juicio a la negación de visas a las esposas de dos de ellos, son ejemplos del trato brutal que enfrentan muchos trabajadores en las cárceles en Estados Unidos.
Los allanamientos repetidos de sus hogares y robos de pertenencias personales por el FBI, el espionaje electrónico de conversaciones telefónicas, el uso de evidencia secreta durante el juicio, el uso de cargos de “conspiración”, el rechazo de la solicitud de mover el juicio a otra jurisdicción ilustran el amplio ataque contra los derechos de los trabajadores que representa este juicio amañado. Con uno de cada 99 adultos en Estados Unidos tras las rejas, su caso le suena conocido a miles que enfrentan circunstancias semejantes en el sistema de “justicia” de Estados Unidos.
Este caso es también un ejemplo del esfuerzo que Washington ha mantenido por 50 años para castigar al pueblo cubano por haber tomado el poder político y defender sus intereses contra la dominación imperialista y la explotación capitalista.
Como explicó recientemente Richard Klugh, el abogado de Fernando González, este caso no trata solamente de los cinco, sino afecta los derechos de todos a un juicio justo. Los gobernantes estadounidenses usan leyes tales cómo la Ley Patriota de 2001 y la Ley de Antiterrorismo y Pena de Muerte Eficaz de 1996 para tratar de intimidar a los trabajadores a la vez que intentan resolver su crisis sobre nuestras espaldas.
El concierto en Nueva York y la manifestación en Washington el septiembre pasado, así como las cartas de dos sindicatos importantes de Estados Unidos, son algunos ejemplos de cómo podemos divulgar su lucha y lograr su libertad. ¡Libertad para los Cinco Cubanos!
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