Vol. 73/No. 7 23 de febrero de 2009
Eric Simpson, que trabaja como operador de máquina de coser en un taller que repara uniformes de bombero, envió 25 dólares de aguinaldo que pagaron sus patrones. Simpson dijo que fue fácil explicarles a sus compañeros de trabajo por qué le estaba dando el dinero al movimiento comunista. Ya he tenido que explicar por qué no acepto las donas ni voy a las cenas de la compañía, dijo. No son más que sobornos.
Joel Britton, que trabaja como jardinero en un complejo de apartamentos, y Carole Lesnick, una costurera, enviaron aguinaldos de 5 y 2 dólares, respectivamente, que sus patrones entregaron al principio del Año Nuevo chino.
Cuando los trabajadores contribuyen estos sobornos de los patrones al Fondo de Capital, es parte de la tradición larga y digna de los trabajadores en el movimiento socialista revolucionario de no aceptar sobornos de dinero manchado de sangre de la compañía. Ese dinero viene manchado con nuestra sangre y la de otros trabajadores.
Las contribuciones se usan para el programa editorial a largo plazo del movimiento comunista para producir las armas políticas que necesitan los trabajadores para entender las leyes del sistema salarial: a fin de entender mejor la lucha para abolir este sistema de una vez por todas y reemplazarlo con el dominio del pueblo trabajador.
SAM MANUEL