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Vol. 73/No. 10      16 de marzo de 2009

 
Denuncian redadas de policía en Arizona
Exigen fin de hostigamiento del aguacil
(artículo principal)
 
POR BETSEY STONE  
PHOENIX, Arizona—Miles de manifestantes marcharon por el centro de Phoenix el 28 de febrero en una entusiasta protesta exigiendo el cese de las amplias redadas antiinmigrantes organizadas aquí y en áreas cercanas por la Oficina del Alguacil del Condado de Maricopa.

Los manifestantes llevaban pancartas diciendo “¡Somos seres humanos!” y “Arpaio: terrorista” y coreaban “¡Sí se puede!”, “Arpaio escucha, estamos en la lucha” y “No más Joe”. Joe Arpaio es el alguacil del condado.

La marcha empezó con más de mil personas en el sitio de concentración y creció a medida que otros se unieron a lo largo de la ruta de cuatro millas y llenaron la plaza para un acto público frente al Edificio Federal.

El alguacil Arpaio ganó atención nacional el 4 de febrero cuando obligó a más de 200 presos latinos a marchar, encadenados y en ropa rayada, por las calles de Phoenix frente a cámaras de televisión, desde la cárcel hasta una prisión de carpas establecida para la detención de inmigrantes en el desierto.

La indignación que esto provocó ayudó a galvanizar a los activistas en una coalición de varias organizaciones, incluyendo Somos América, Tonatierra, Puente Arizona, y ACORN de Arizona, para organizar la marcha del 28 de febrero.

La Nacional Day Laborer Organizing Network (Red Nacional para Organizar a los Jornaleros) y otras organizaciones ayudaron a promover la protesta en otras ciudades. Como resultado cientos de manifestantes llegaron de todo el oeste del país.

Zack de la Rocha, cantante principal del grupo Rage Against the Machine, marchó a la cabeza de la manifestación y habló en la concentración. Junto con otros oradores denunciaron a los “paramilitares ayudantes del alguacil”, los llamados voluntarios que han sido nombrados por Arpaio como agentes de inmigración federal ayudantes para aterrorizar a las comunidades inmigrantes. Muchos en la zona se refieren a los ayudantes como “la pandilla” de Arpaio; están armados y algunos llevan pasamontañas para ocultar su identidad mientras realizan los arrestos.

Muchos manifestantes expresaron su alivio y satisfacción de que, después de haber sido testigos de estos abusos durante varios años, pudieran ahora ser parte de una gran manifestación en oposición a estos ataques.

“Es tremendo ver tanta unidad”, dijo Vicky Cervantes, que se gana la vida limpiando casas. Recordando las movilizaciones por la legalización de inmigrantes en la primavera de 2006, dijo, “Cuando el pueblo se une, podemos forzarlos a retroceder”.

Layal Rabat, una estudiante en la Universidad Estatal de Arizona, llegó con dos amigos. Dijo que quería protestar el maltrato de los presos en las cárceles, señalando el caso de una mujer que dio a luz a un niño muerto cuando la negaron la atención de emergencia necesaria. Arpaio, alguacil desde 1992, enfrenta numerosas demandas legales debido al trato abusivo de los presos.

Juan Vallejo, un joven obrero de la construcción, marchó junto con sus dos primos, estudiantes de secundaria, portando playeras con la consigna “Alto a Arpaio”. “Aquí estamos para ayudar a nuestro pueblo”, dijo Vallejo. “Estamos perdiendo empleos y perdiendo casas”.

Los gritos de “¡No más Joe!” crecieron mientras la marcha pasaba frente a la torre de Wells Fargo donde Arpaio tiene sus oficinas y donde se reunieron unos 150 contra manifestantes. Algunos llevaban pancartas que decían “Apoyamos al alguacil Joe”.

Entre las pancartas más populares en la manifestación estaba una que decía “Cancelen el 287(g) de Arpaio”, refiriéndose a la asociación oficial de Arpaio con el Departamento de Seguridad del Territorio Nativo (ICE) para llevar a cabo las redadas. La Sección 287(g) de la Ley de Reforma de la Inmigración Ilegal y Responsabilidad de los Inmigrantes permite a los policías estatales y empleados trabajar bajo la supervisión del ICE para ejecutar las supuestas “funciones para hacer cumplir las leyes de inmigración”.

Salvador Reza, uno de los principales organizadores de la manifestación del 28 de febrero, dijo al Militante que con el éxito de la protesta espera que se pueda fortalecer el movimiento nacional contra las redadas. Las “pandillas” de Arpaio, señaló, son una amenaza no únicamente contra los inmigrantes sino también contra cualquier trabajador que quiere salir en huelga u organizar un sindicato.
 
 
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