Vol. 73/No. 12      30 de marzo de 2009

El Consejo de Estado además fusionó el Ministerio de Comercio Exterior con el Ministerio para la Inversión Extranjera y la Colaboración Económica. El nuevo ministerio se encargará de supervisar el comercio exterior del país así como operaciones conjuntas con empresas extranjeras en Cuba.

También se fusionaron los ministerios de la Industria Alimenticia y de la Industria Pesquera. Ambos ocupan un papel importante en la producción alimenticia, una prioridad nacional.

Según la declaración del Consejo de Estado, las medidas del 2 de marzo estaban en consonancia con las propuestas del presidente Raúl Castro en la sesión del 24 de febrero de 2008 de la Asamblea Nacional del Poder Popular, la legislatura cubana, de que “hoy se requiere una estructura más compacta y funcional, con menor número de organismos de la administración central del estado y una mejor distribución de las funciones que cumplen”.

Entre los cambios anunciados el 2 de marzo, el Consejo de Estado anunció la liberación de sus cargos al ministro del exterior Felipe Pérez Roque y al secretario del Consejo de Ministros, Carlos Lage. Fueron reemplazados, respectivamente, por el vicecanciller Bruno Rodríguez Parrilla y por el general de brigada José Amado Ricardo Guerra, jefe de la secretaría del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

Muchos comentaristas en la prensa capitalista mundial especularon que los cambios eran muestra de una lucha fraccional entre partidarios del antiguo presidente Fidel Castro y el actual presidente Raúl Castro.

En su columna de “Reflexiones” que apareció el 3 de marzo en el diario Granma, Fidel Castro desmintió esos rumores.

Dijo que había sido consultado y que estaba de acuerdo con la sustitución de Pérez Roque y Lage. No fueron liberados de sus cargos por “ausencia de valor personal”, escribió. “La miel del poder, por el cual no conocieron sacrificio alguno, despertó en ellos ambiciones que los condujeron a un papel indigno. El enemigo se llenó de ilusiones con ellos”.

También observó que él no había propuesto las designaciones originales de la mayoría de los sustituidos. “No me dediqué nunca a ese oficio”, dijo.

Pérez Roque y Lage luego presentaron cartas dirigidas a Raúl Castro, presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros, en que manifestaron su acuerdo con la decisión de sustituirlos y renunciaron a todas sus responsabilidades en el gobierno y el partido.

El Consejo de Estado concluyó diciendo que se pueden esperar más medidas de reorganización. En su declaración del 2 de marzo, subrayó “la necesidad de continuar estudiando la actual estructura del gobierno con el objetivo de reducir gradualmente su envergadura y elevar su eficacia”.
 
 
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