Vol. 73/No. 13 6 de abril de 2009
A pesar de su victoria a principios de año en la guerra contra Hamas en la Franja de Gaza, la larga demora demuestra que Tel Aviv no puede resolver el problema más importante que enfrenta: el creciente número de ciudadanos árabes en Israel y su continua lucha por la igualdad y en contra de la discriminación; y qué hacer con Gaza y la Margen Occidental.
Binyamin Netanyahu, cuyo partido Likud obtuvo el segundo lugarun escaño menos que el partido Kadima del primer ministro saliente, Ehud Olmertpodía haber formado la coalición gobernante con una ligera mayoría mucho más pronto. Pero lo atrasó la esperanza de poder formar un gobierno de unidad nacional que excluyera a los más extremistas de los partidos de derecha.
El 24 de marzo, el partido que quedó en cuarto lugar, el socialdemócrata Partido Laborista, dirigido por Ehud Barak, el actual ministro de defensa, aceptó unirse a la coalición dirigida por Netanyahu, a pesar de la oposición de muchos en su partido.
Tzipi Livni, actual ministra de asuntos exteriores y dirigente de Kadima, ha rechazado la oferta de Netanyahu de unirse a la coalición, aduciendo que ella no formaría parte de un gobierno extremista de derecha bajo Likud.
Todos los principales partidos burgueses basados en la población judía en Israel reconocen que un Gran Israel que incluya extensas porciones de la Margen Occidental, y mucho menos la Franja de Gaza, ya no es posible.
La mayoría de los partidos, incluyendo Likud, Kadima, Yisrael Beiteinu y el Partido Laborista, dicen que están a favor de algún tipo de solución que incluya dos estados: un estado palestino, con una fuerza policial pero sin ejército, y cuyo espacio aéreo sea controlado por el gobierno de Israel, y un estado judío al lado.
Pero los partidos no están de acuerdo sobre cómo llevar esto a la práctica o sobre cuáles serían sus fronteras. Ni tienen la confianza de que esto bloquearía permanentemente las aspiraciones de los palestinos para regresar a las tierras que les fueron usurpadas desde la creación del estado de Israel en 1948, o que terminaría la lucha contra la discriminación racista dentro de Israel.
Avigdor Lieberman, del Yisreal Beiteinu, que se espera sea el nuevo ministro de asuntos exteriores, ha provocado la mayor controversia al llamar a la incorporación al estado israelí de zonas de la Margen Occidental que están ocupadas por asentamientos judíos. A la vez propone separar algunas áreas principalmente árabes de Israel, incluyendo secciones de Jerusalén, y ponerlas bajo el control de la Autoridad Palestina. Livni, de Kadima, ha apoyado esta propuesta. Otros partidos dicen que Israel jamás debe ceder ninguna sección de Jerusalén.
También hay desacuerdos sobre el poder de los tribunales religiosos financiados por el gobierno. Los tribunales rabínicos para los judíos, los tribunales sharia para los musulmanes y los tribunales para los cristianos y los drusos, tienen jurisdicción exclusiva sobre actos matrimoniales y, en la mayoría de los casos, sobre divorcios. Las uniones civiles no están reconocidas. Miles de inmigrantes rusos, que son una base clave de apoyo para Lieberman, no están reconocidos como judíos por los tribunales rabínicos, y por lo tanto no pueden contraer matrimonio.
Los judíos, los musulmanes y los cristianos no pueden casarse entre ellos. Si tienen dinero, los que no pueden contraer matrimonio por tribunales religiosos se casan fuera de Israel. Su matrimonio es entonces reconocido bajo la legislación civil cuando regresan.
Lieberman hizo campaña en favor de las uniones civiles en algunos casos, pero rápidamente cambió de posición para que Netanyahu pudiera conservar en la coalición en formación al partido derechista Shas, el cual se opone al cambio de las leyes matrimoniales.
En su última edición, el Jewish Forward, basado en Estados Unidos, publicó un artículo de opinión titulado La brillante idea de Avigdor Lieberman, escrito por el catedrático de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Sergio DellaPergola.
El catedrático señala que aunque los 1.4 millones de árabes de Israel forman menos del 20 por ciento de los habitantes del país hoy, el 25 por ciento de todos los nacimientos en Israel provienen de familias árabes. Le preocupa que para el año 2020 la población árabe podría alcanzar el 30 por ciento.
Los árabes israelíes han librado cientos, si no miles, de luchas durante las últimas décadas contra la discriminación, la continua ocupación de la Margen Occidental y los ataques en la Franja de Gaza, y los desahucios de palestinos de sus hogares y de su tierra. En muchas de estas luchas han ganado un apoyo importante de los judíos israelíes.
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