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Vol. 73/No. 31      17 de agosto de 2009

 
Washington presiona a
kurdos a un acuerdo
(portada)
 
POR DOUG NELSON  
Washington está presionando a los dirigentes del Gobierno Regional del Kurdistán (GRK) —una administración autónoma en el norte de Iraq— a llegar a un acuerdo con el gobierno central en Bagdad en una disputa sobre territorios y petróleo. Entretanto Washington planea reducir sus tropas en Iraq, queda cada vez más claro que encontrar una forma de contener la lucha de los kurdos es una prioridad importante para los gobernantes de Estados Unidos, así como sus contrapartes en el Medio Oriente.

El secretario de defensa de Estados Unidos, Robert Gates, se reunió con el presidente del GRK, Massoud Barzani, entre otros, para hablar de las inquietudes de Washington durante su viaje a Iraq a finales de julio. Las principales cuestiones en disputa son los límites de la autonomía para el Kurdistán; los límites del GRK, particularmente su control sobre la ciudad de Kirkuk y sus riquezas petroleras; y la división de los ingresos petroleros.

Los kurdos son una nacionalidad oprimida de unos 20 a 30 millones de habitantes, que han residido durante mucho tiempo en una región que comprende partes de Turquía, Irán, Iraq y Siria, y a la que a menudo se la conoce como Kurdistán.

En una votación de 96 contra 1, el parlamento kurdo aprobó un borrador de constitución regional el 24 de junio, reivindicando territorios en disputa, incluída Kirkuk.

Geoff Morrell, principal portavoz de Gates, señaló que el secretario de defensa apoya un informe de la ONU de abril que presenta varios compromisos posibles, incluyendo un llamado a compartir el poder como solución al estatus de la ciudad. En respuesta a la creciente tensión a principios de este año, Washington ha aumentado sus fuerzas en Kirkuk de unos 900 a 3 200 efectivos.

Los gobernantes de Estados Unidos están preocupados de que una escalada en el conflicto sobre estos puntos pueda desestabilizar a su aliado y amenazar los intereses de Washington en la región.

La presencia de tropas kurdas y árabes en la zona en disputa a lo largo de la frontera del GRK acentúa la volatilidad del conflicto. El mes pasado unos 2 mil efectivos kurdos se enfrentaron durante 24 horas con una unidad del ejército iraquí dirigida por árabes después de que las fuerzas árabes se acercaron a Makhmur, una población en disputa predominantemente kurda. La confrontación terminó cuando oficiales militares de Estados Unidos convencieron a Bagdad de que desalojara sus tropas árabes de la zona.

La milicia kurda Pesh Merga, una milicia que había combatido contra el régimen baazista de Saddam Hussein y que cuenta con 80 mil efectivos, es oficialmente parte del ejército iraquí, pero funciona como unidades leales al GRK.

Alrededor de la mitad del pueblo kurdo vive en Turquía, donde ha sido objeto de discriminación sistemática y represión violenta por el gobierno.

En 1984, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), una organización maoista, lanzó la lucha armada contra el gobierno turco y éste respondió con ferocidad contra la población kurda. Más de 44 mil personas murieron en las dos décadas siguientes.

El ejército turco, con la ayuda de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, continúa su campaña de bombardeos contra las fuerzas del PKK en las zonas kurdas a lo largo de la frontera norte de Iraq, desde diciembre de 2007.

El gobierno turco, a la vez que continúa la guerra contra el PKK y está resuelto a marginalizar cualquier lucha en favor de la autonomía para Kurdistán, ha levantado algunas de las medidas represivas en el país y perseguido una mayor colaboración con el GRK.

El gobierno turco elogia su nueva estrategia hacia los kurdos como una “apertura democrática”. Entre los cambios que se están debatiendo se incluyen: el fin de las acusaciones y detenciones contra menores bajo la legislación aniterrorista, por corear eslóganes ilegales o tirar piedras a la policía; devolver los nombres kurdos a los pueblos y poner fin a las leyes contra el uso de nombres kurdos en general; permitir las obras culturales kurdas por parte de los artistas locales y regionales que promueven “la paz y la amistad”; permitir la enseñanza del idioma kurdo en los colegios; y permitir que los candidatos hagan campaña electoral en kurdo.
 
 
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