Vol. 73/No. 36 21 de septiembre de 2009
El debate está enraizado en su incapacidad de encontrar un curso en el que tengan la confianza de superar las fuerzas incontrolables que los están llevando a un futuro de crisis agudas, con sus fases entrelazadas de depresión, guerra y batallas de clase cada vez más violentas en las que lo que está en juego y los riesgos son más altos.
Un ataque aéreo en Afganistán que mató a por lo menos 90 personas, incinerando a muchas de ellas, demuestra las consecuencias de la nueva estrategia bélica de Washington para el pueblo trabajador de ese país.
Los gobernantes estadounidenses han hecho la guerra en Afganistán desde 2001, en octubre serán ocho años, bajo el pretexto de luchar contra el terrorismo. Este frente en una guerra con múltiples teatros continúa acelerándose a medida que la administración Obama le da el visto bueno a los jefes militares en el Pentágono. Desde que tomó posesión de la presidencia, Obama ha ordenado el envió de 21 mil tropas adicionales a Afganistán. El Pentágono dice que su meta es tener 68 mil tropas en Afganistán para finales del año, casi el doble de lo que había cuando el presidente anterior George Bush terminó su turno.
El debate sobre un giro en la estrategia bélica se da en el marco de cómo las fuerzas imperialistas pueden luchar y vencer de una manera más efectiva. El general Stanley McChrystal, el comandante más alto de las fuerzas estadounidenses y de la OTAN en Afganistán, emitió un informe el 31 de agosto, en el que describe una estrategia que enfatiza mantener y asegurar áreas capturadas del Talibán sentando el camino para el aumento del nivel de tropas.
No hay ningún curso para la guerra que puedan proponer la clase dominante y sus representantes que favorezca los intereses del pueblo trabajador y sus aliados en Afganistán, Estados Unidos o cualquier otra parte del mundo. Solo removiendo la bota del imperialismo norteamericano de sus cuellos es que los trabajadores de Asia Central podrán trazar su propio curso hacia la toma del poder político y lograr su propia emancipación.
Es por esta razón que el pueblo trabajador en Estados Unidos, Afganistán y el resto del mundo debe demandar la retirada inmediata e incondicional de las tropas norteamericanas de Asia Central. ¡Ni un solo centavo, ni una sola persona para las guerras de Washington!
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