Vol. 73/No. 38 5 de octubre de 2009
Almeida, un afrocubano originario de La Habana, terminó la escuela primaria y trabajó como albañil a la edad de 11 años. Se volvió opositor de la corrupción y la explotación ala que fue testigo bajo la Cuba prerevolucionaria y dominada por Estados Unidos, y como Fidel Castro, se unió al Partido Ortodoxo.
Fulgencio Batista tomó el poder con un golpe militar el 10 de marzo de 1952. Almeida compartió la indignación que sentía el pueblo trabajador en Cuba hacia el régimen y se integró a un grupo dirigido por Castro que se propuso organizar la lucha armada y una insurrección popular para derrocar la dictadura.
Almeida fue parte del contingente rebelde en la que llegó a ser una de las batallas iniciales de la Revolución Cubana, el ataque al Cuartel Moncada en la ciudad de Santiago de Cuba el 26 de julio de 1953. Cuando se dirigían a la batalla, a uno de los carros de su contingente se le ponchó una llanta y él tuvo que ceder su asiento, impidiéndole de participar en el combate. Sin embargo, mientras los combatientes se retiraban, pudo hacer contacto con ellos cuando se reagrupaban en las montañas. Los combatientes y Almeida fueron capturados unos días después, enviados a prisión y puestos en libertad en 1955, después de una campaña nacional de amnistía.
Almeida fue uno de los 82 revolucionarios que formaron parte en la expedición del Granma en 1956, cuando combatientes del Movimiento del 26 de Julio dirigido por Castro se embarcaron en el yate desde México hacia las costas de Cuba, dando inicio a la lucha guerrillera contra las fuerzas de Batista.
En febrero de 1958, fue ascendido a comandante al mando del Tercer Frente Oriental hasta la toma del poder el 1 de enero de 1959.
Desde 1959, Almeida asumió altas responsabilidades en la dirección de la revolución, como jefe de la fuerza aérea, viceministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y vicepresidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros. Fue miembro del Comité Central y del Buró Político del Partido Comunista de Cuba desde 1965. Fue uno de los tres combatientes guerrilleros que recibió la distinción de Comandante de la Revolución que se encontraban vivos.
Almeida fue presidente de la Asociación de Combatientes de la Revolución desde su fundación hasta su muerte. La asociación está compuesta de más de 300 mil cubanos de diferentes generaciones que han tomado parte en luchas revolucionarias y misiones internacionalistas. Estas incluyen la guerra revolucionaria en los años 50, la lucha contra los ataques contrarrevolucionarios organizados por Washington, la movilización de combatientes voluntarios para ayudar a las luchas por la liberación nacional en Angola y otros países de Africa y Latinoamérica desde los años 60 hasta los 80, y los maestros y personal médico laborando actualmente en Venezuela, Haití y otros países .
Almeida escribió sobre sus experiencias durante la lucha revolucionaria en dos trilogías: Presidio,, Exilio y Desembarco, y La Sierra, Por las faldas del Turquino y La Sierra Maestra y más allá. También era músico y compuso canciones sobre sus experiencias en el movimiento revolucionario.
El ex presidente cubano Fidel Castro habló sobre Almeida en su columna Reflexiones del 14 de septiembre del diario Granma: Tuve el privilegio de conocerlo: joven negro, obrero, combativo, que sucesivamente fue jefe de célula revolucionaria, combatiente del Moncada, compañero de prisión, capitán de pelotón desembarcando del Granma, oficial del Ejército Rebelde
Fui privilegiado testigo de su conducta ejemplar durante más de medio siglo de resistencia heroica y victoriosa.
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