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Sala de emergencia abarrotada en Hospital Stroger en Chicago el 30 de julio. Stroger provee atención médica a pacientes con Medicaid o sin seguro. Tales programas son blanco de recortes en la "reforma de la salud" debatida en el Congreso de Estados Unidos.

POR SETH GALINSKY
El proyecto de ley de reforma de la salud aprobado por la Cámara de Representantes de Estados Unidos, al igual que el correspondiente en el Senado, contiene nuevos ataques contra los derechos y el salario social del pueblo trabajador.

La versión de la cámara fue apobada por votación por un pequeño margen de 220 a 215. Un republicano, Anh Cao, de Nueva Orleáns, votó por ella. Para convertirse en ley el Senado debe aprobar el proyecto de ley, y amba versiones ser reconciliadas y aprobadas nuevamente.

La clave del proyecto de más de 2 mil páginas es el “mandato” que exige a todos los ciudadanos y residentes legales de Estados Unidos obtener seguro médico. Los que no puedan costear el seguro al precio actual serían elegibles a subsidios del gobierno. Todo aquel que siguiera sin seguro sería obligado a pagar una multa.

Bajo la propuesta de ley una “Consejo de Recomendación sobre Prestaciones Sanitarias” presentaría un plan mínimo que todos deben tener y que las grandes compañías deberán ofrecer. Nada en esta propuesta de ley requiere que las compañías de seguros deben ofrecer este plan mínimo a un precio que el pueblo trabajador pueda costear.

Partidarios de la reforma dicen que la propuesta asegurará a 30 millones personas adicionales, muchas de ellas al extender Medicaid para aquellos que ganan hasta el 150 por ciento del nivel federal oficial de pobreza.

Como parte del financiamiento del proyecto, los partidarios de la ley estiman que recaudarán 33 mil millones de dólares en multas de los que no obtengan el seguro en los primeros 10 años del programa.

Las multas las cobraría el departamento de impuestos, IRS, que tiene el poder de levantar cargos menores a los que no paguen. Las penas podrían incluir hasta un año de cárcel.

Las propuestas tanto de la Cámara como del Senado prometen ahorrar miles de millones de dólares de Medicare y Medicaid recortando costos, disuadiendo muchos tratamientos médicos, recortando los pagos a los proveedores de servicios de salud y aumentando la “productividad” de los trabajadores de la salud, eufemismo de trabajo más rápido.  
 
Obama: ‘Tome pastillas para dolor’
En junio, contestando a las acusaciones de que la reforma significaría que no se dispondría de ciertos tratamientos, el presidente Barack Obama respondió, “Tal vez es mejor que no tenga la operación y que tome una pastilla para el dolor”.

En un artículo del 12 de noviembre en el Wall Street Journal por Andrew Heinze, que se autodenomina un escritor y “demócrata registrado viviendo en Nueva York”, escribió que después de revisar la propuesta de ley para la reforma sanitaria, “ me estoy preparando para una vida sin seguro médico”.

Heinze hace notar que en la actualidad no puede permitirse ni el plan HMO más barato, de unos 13 mil dólares al año por individuo. Así que a cambio ha optado por un plan de hospitalización, conocido también como seguro catastrófico practicamente no paga nada excepto emergencias médicas serias. El plan de Heinze solo paga los gastos de hospital, no los honorarios de los médicos.

Heinze alega que si tiene que pagar una multa por no comprar el plan exigido, tal vez ni siquiera pueda pagar por el plan catastrófico mínimo.  
 
¿Qué cubre el plan ‘mínimo’?
Exactamente que servicios médicos cubrirá el plan mínimo y cual será el deducible no se establecerá hasta que la propuesta se haga ley. Algunos planes que ofrecen compañías grandes y pequeñas en la actualidad excluyen costos de chequeos médicos, mamogramas, terapia física y salud mental.

El debate sobre la “opción pública”, un seguro administrado y propiedad del gobierno, recibió mucha publicidad cuando en el último momento fue incluido en la versión de la Cámara. El texto dice que los pagos se establecerán para “cubrir por completo” los gastos de los tratamientos médicos bajo el plan.

Si se aprueba o no alguna versión de la reforma sanitaria, las corporaciones capitalistas continuarán extrayendo ganancias. Ya en el último año las empresas farmacéuticas han aumentado los precios de los medicamentos que se obtienen con recetas en más del 9 por ciento.