Obama enviará 30
mil tropas más
POR SETH GALINSKY
En un discurso en la academia militar de West Point el 1 de diciembre, el presidente estadounidense Barack Obama presentó un plan para escalar la guerra en Afganistán, que ya ha durado ocho años.
Después de tres meses de reuniones y debates con altos miembros de su gabinete y oficiales militares, Obama anunció que enviaría 30 mil tropas adicionales a Afganistán. Esto aumentará la cantidad de tropas norteamericanas que se encuentran allá a cerca de 100 mil, tres veces más de la cifra que había cuando Obama asumió la presidencia.
Obama presentó el plan como un curso que llevaría la guerra a una conclusión exitosa, una transición para entregar las responsabilidades al gobierno afgano, y para empezar el retiro de fuerzas norteamericanas en julio de 2011.
Obama dijo que, simultáneamente con la aceleración del entrenamiento del ejercito y la policía afgana, al centro de la estrategia estadounidense se encuentra una alianza eficaz con Pakistán.
El gobierno norteamericano ha presionado a Pakistán para que permita incrementar el uso de ataques con aviones teledirigidos y el fortalecimiento de las operaciones de la CIA contra las fuerzas del Talibán y al-Qaeda en Pakistán. Washington ha aumentado sustancialmente la ayuda al gobierno y a las fuerzas armadas pakistaníes en los últimos meses.
En semanas recientes, varios funcionarios estadounidenses, incluyendo el general James Jones, el asesor de seguridad nacional de Obama, han viajado a Pakistán para lograr un acuerdo sobre dicho curso.
Obama quiere que unas 10 mil tropas adicionales sean proveídas por los aliados de Washington en la OTAN. Actualmente hay unas 36 mil tropas de la OTAN en Afganistán procedentes de 41 países. Además, hay más de 100 mil contratistas, un aumento del 40 por ciento desde junio. Estos realizan varios trabajos, desde tareas de seguridad hasta la construcción de bases militares.
El debate sobre la guerra y la ocupación norteamericana se aceleró después de una evaluación presentada el 30 de agosto por el general Stanley McChrystal, que encabeza las fuerzas estadounidenses y de la OTAN en Afganistán. En ese informe McChrystal dijo que las fuerzas armadas estadounidenses podrían perder la guerra al menos que fuera implementada una estrategia de contrainsurgencia que incluyera medidas para socavar el apoyo de los afganos hacia el Talibán y otros grupos armados.
Posteriormente McChrystal hizo propuestas para que se enviaran hasta 40 mil tropas estadounidenses adicionales, y para que se duplicara el tamaño del ejercito y policía afgana.
El debate expuso las divisiones que existen en la administración Obama y en la clase gobernante norteamericana sobre que curso seguir en la guerra.
El debate expuso las divisiones que existen en la administración Obama y en la clase gobernante norteamericana sobre que curso seguir en la guerra.
El vicepresidente Joseph Binden se opuso al envío de más tropas. En su lugar, él propuso una contendiente estrategia contraterrorista que se enfocaría en el aumento de ataques con aviones teledirigidos contra las bases de al-Qaeda en Pakistán y Afganistán, el aumento de las operaciones de las Fuerzas Especiales estadounidenses, y concentrarse más en las bases de al-Qaeda en Pakistán y menos en los grupos talibanes en Afganistán.
El columnista conservador George Will avanzó un punto de vista similar.
Muchos republicanos, sin embargo, y algunos de los lideres demócratas en el Congreso dieron su respaldo a la petición de McChrystal.
Critican a Obama por retrasarse
Obama fue sujeto de fuertes criticas de los conservadores por llevarse demasiado tiempo en tomar una decisión. El 1 de diciembre el ex vicepresidente Richard Cheney se quejó que los retrasos tienen consecuencias para las tropas en el campo de batalla. Cada vez que se retrasa, difiere, debate, o cambia su posición, uno empieza a hacerse preguntas: ¿Está el comandante en jefe realmente en control de lo que se les ha pedido hacer?
La mayoría de la discusión tras el anuncio de Obama se ha enfocado en su plan para empezar el retiro de tropas.
Establecer una fecha límitesiempre que esta se pueda cambiares una buena idea, dijo el New York Times en un editorial.
Apoyamos la decisión de Obama, dijo el Wall Street Journal. Pero el diario conservador dijo que la temprana salida de Obama subraya nuestra preocupación más general sobre su inseguridad en la guerra.
La evaluación presentada por McChrystal propuso imitar aspectos de las tácticas exitosas utilizadas por Washington en Iraq que le permitieron improvisar un regimen capitalista algo estable, lograr el apoyo de secciones significativas de grupos que previamente apoyaban a los insurgentes armados, matar o arrestar a grandes cantidades de aquellos a los que no pudieron convencer y construir un ejército y policía iraquíes como fuerzas de combate eficaces.
Un elemento clave en Iraq fue la oleada, cuando el ex presidente George W. Bush envió 30 mil tropas adicionales en unos cuantos meses aprovechando el debilitamiento de las fuerzas insurgentes, asestándoles una serie de golpes fuertes.
Legado de dominación imperialista
Pero Afganistán no es Iraq. Ni tampoco tiene el mismo nivel de desarrollo social, o estructura de clases.
Aunque el tamaño de la población es similar, 28.4 millones de personas en Afganistán y cerca de 30 millones en Iraq, Iraq es mucho más industrializado con una estructura de clases capitalista moderna. Iraq tiene petróleo y otros recursos de gran interés para los imperialistas norteamericanos y otros imperialistas, así como para los capitalistas iraquíes.
Cerca del 70 por ciento de los iraquíes viven en áreas urbanas. En Afganistán el 75 por ciento vive en el campo, en donde todavía prevalecen relaciones sociales similares a las que existían hace 100 años .
El producto interno bruto de Iraq es de 90 mil millones de dólares, el de Afganistán es de 22.3 mil millones y su principal producto de exportación es el opio. Aunque Afganistán es casi un 50 por ciento más grande que Iraq, la extensión total de carreteras pavimentadas en Afganistán es un tercio de la cantidad que hay en Iraq. El consumo eléctrico en Afganistán es un 2 por ciento del consumo en Iraq.
Las fuerzas estadounidenses en Afganistán han intentado convencer a combatientes del Taliban de menor rango a que se alineen con Washington. Aunque Muhammad Akram Khapalwak, administrador de la Comisión por la Paz y Reconciliación de Kabul, alega que unos 9 mil talibanes han entregado sus armas y aceptado una amnistía, no ha habido informes de ningún grupo de ex insurgentes de importancia que haya tomado las armas contra el Taliban.
Las fuerzas norteamericanas fueron capaces de dar vuelta a la marea en Iraq cuando grandes secciones de los capitalistas suníes cortaron los fondos y su apoyo logístico de combate a fuerzas insurgentes y crearon una milicia de miles para ayudar a las fuerzas de ocupación.
Una parte clave de la estrategia estadounidense que ya está en marcha es la aceleración del entrenamiento del ejercito y policía afgana. Desde que Afganistán fuera ocupado hace ocho años, Washington ha tenido éxito en aumentar las fuerzas afganas a 82 mil soldados y 134 mil policías. Pero han mostrado poca capacidad combativa.
Unas 4 mil de las 21 mil tropas enviadas por Obama a Afganistán a principios del año, fueron asignadas al entrenamiento de fuerzas afganas. El 28 de noviembre, soldados y policías afganos recibieron un aumento salarial de hasta un 40 por ciento con la esperanza de disminuir la cantidad de desertores o soldados que renuncian cada año. Esto aumentará el salario mensual de 45 a 165 dólares, una cantidad importante en un país donde muchos sobreviven con menos de 1 dólar al día.
¿Ayuda de OTAN?
Es muy poco probable que Washington vaya a recibir ayuda de sus aliados de la OTAN. Aparte de Londres, el cual ha acordado agregar 500 tropas mas a los 9 mil soldados que ya tiene en Afganistánel segundo contingente más grande de la OTANsolo los gobiernos de Polonia, Eslovaquia, Turquía, Georgia, Corea del Sur y Montenegro han expresado disposición para enviar más tropas.
El cuarto contingente más grande de la OTAN es el de Francia con unas 3 mil tropas. A mediados de octubre el presidente Nicolas Sarkozy dijo a Le Figaro que Francia no enviara ni un solo soldado más.
El tercer contingente más grande, cerca de 4 300 tropas, es el de Alemania. Pero las tropas alemanas raramente participan en operaciones de combate mayores o combaten de noche.
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¡Ni un centavo,
ni una persona!
Solamente existe una estrategia de salida que el pueblo trabajador debe exigir en respuesta a las guerras de Washington en Afganistán e Iraq: ¡la retirada inmediata e incondicional de todas las tropas imperialistas!
Tanto los conservadores como los liberales han expresado criticas del nuevo curso presentado por el presidente Barack Obama para la guerra en Afganistán, el envío de 30 mil tropas adicionales y la continuación de la guerra en ese país hasta por lo menos julio de 2011. El ex vicepresidente Richard Cheney acusó a Obama de dar un imagen de debilidad y declaró que su retraso en llegar a una decisión socava la confianza de las tropas.
El vicepresidente Joseph Biden se había opuesto al envío de tropas adicionales, proponiendo en su lugar el aumento del uso de bombardeos con aviones teledirigidos, operaciones de Fuerzas Especiales para asesinar a lideres de al-Qaeda y del Taliban, y presionar a Pakistán para que ataque las bases del Taliban en su frontera.
El congresista John Murta, Demócrata de Pensilvania, se lamenta de que no hay mucho que puedan hacer los congresistas que se oponen a la guerra para detener la escalada. El predice que el Congreso aprobara la financiación de la guerra con 40 mil millones de dólares para cubrir los desplazamientos de tropas, informó Fox News. Esto sería consistente con los votos bipartidistas en el Congreso para financiar la guerra durante la administración de George Bush.
El senador de Arizona John McCain, derrotado por Obama en las elecciones presidenciales de 2008, criticó los planes del presidente de empezar a retirar las tropas estadounidenses en julio de 2011. No queremos tocar un clarinete de incertidumbre a nuestros amigos en la región, dijo McCain.
Otros, como el senador Carl Levin, Demócrata de Michigan, enfatizaron la fecha de retiro, diciendo que la meta debe ser acelerar la transferencia de responsabilidad a los afganos. Cualquiera que sean las diferencias tácticas que puedan tener estos políticos capitalistas con la Casa Blanca, ellos están fundamentalmente de acuerdo con la guerra contra el terrorismo, una perspectiva de décadas de confrontaciones militares a medida que la clase gobernante norteamericana busca como competir con sus rivales capitalistas en el exterior por mercados en medio de una aguda contracción económica mundial.
Los gobernantes capitalistas están enfrentando la crisis más profunda de su sistema en décadas. Esta es la causa de los titubeos y retrasos de la administración Obama. Pone de manifiesto que los gobernantes están concientes de la creciente vulnerabilidad de su sistema y no tienen confianza de poder encontrar un curso decisivo contra los trabajadores del mundo. La aceleración de la guerra es el único curso que pueden ofrecer.
Mientras Obama habla sobre reducir paulatinamente la guerra en Afganistán, más de 115 mil tropas estadounidenses continúan en Iraq. Washington está amenazando a Irán y Corea del Norte con más agobiantes sanciones. El pueblo trabajador también debe exigir: ¡Manos fuera de Irán y Corea del Norte! Trabajadores con conciencia de clase deben obtener animo de las protestas realizadas por obreros en Irán por pagos atrasados y en defensa de sus sindicatos. Estas acciones ayudan a detener las manos de los agresores imperialistas contra Irán y son pasos esenciales para que el pueblo trabajador forje el espacio político y un camino contra el callejón sin salida ofrecido por los gobernantes capitalistas en Irán.
El anuncio de Obama sobre la escalada bélica en Afganistán encontró protestas en varias ciudades del país. Tales actos merecen apoyo. Pero las protestas por si solas no pararán las guerras imperialistas. Para poder lograr esto, el pueblo trabajador debe unirse en una lucha mundial para tomar el poder y usarlo para derrocar la dictadura del capital desde sus raíces hasta sus ramas.
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