Vol. 74/No. 18 10 de mayo de 2010
La ley de Arizona es un ataque contra toda la clase trabajadora, brindándole otra herramienta a la policía para intimidar selectivamente a los trabajadores. Resultará en más deportaciones y hostigamiento de trabajadores, tanto los nacidos aquí como en el exterior.
Algunos políticos del Partido Demócrata han comparado la ley a medidas impuestas por los Nazis en Alemania. Estas exageraciones buscan absolver al gobierno federal, el cual ha estado encabezando los ataques contra los inmigrantes.
El año pasado la agencia de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) condujo el número más alto de deportaciones en la historia de Estados Unidos. Ha llevado a cabo redadas masivas en busca de supuestos inmigrantes “criminales” y ha aumentado la militarización de la frontera entre México y Estados Unidos. Las medidas tomadas por la administración han hecho más difícil que trabajadores sin papeles puedan conseguir trabajo.
La acusación de nazismo también tiene el fin de ganar apoyo para leyes antiinmigrantes “menos malas”. El presidente Barack Obama dice que la ley de Arizona está “desacertada” y que demuestra que el Congreso necesita aprobar rápidamente una ley de “reforma” migratoria. La reforma que Obama favorece es la propuesta hecha por los senadores Charles Schumer y Lindsay Graham. Esta obligaría a todos los trabajadores a portar una cédula de identificación, aumentaría el número de agentes en la frontera de Estados Unidos y México, y obligaría a los indocumentados a pagar multas y aceptar degradantes inspecciones de sus antecedentes, antes de siquiera ser considerados para papeles de residencia en un futuro no determinado. No sería un avance para los trabajadores.
Veremos más medidas antiinmigrantes a medida que la crisis económica continúe y la clase capitalista busque como profundizar las divisiones entre el pueblo trabajador. Su meta principal es de mantener una capa super explotada de trabajadores intimidados que trabajen por menos salarios y así aumentar las ganancias de los capitalistas dueños de fábricas y fincas.
La defensa de los trabajadores inmigrantes es clave para unificar a la clase trabajadora en Estados Unidos. Los trabajadores inmigrantes, con sus experiencias y tradiciones de lucha, ayudan a internacionalizar y fortalecer políticamente a nuestra clase. Eso nos pone en una mejor posición para construir sindicatos y forjar un movimiento capaz de arrebatar el poder político de manos de los ricos.
Los trabajadores deben poder cruzar las fronteras libremente para trabajar donde ellos escojan sin miedo a ser hostigados, arrestados o deportados por no tener los papeles “adecuados”. ¡Derogar la ley 1070! ¡Alto a las redadas y deportaciones ya! ¡Legalización para los trabajadores indocumentados!
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