Vol. 76/No. 17 30 de abril de 2012
El director del ICE John Morton dijo que esta redada —denominada “Cross Check” — tuvo como objetivo “el arresto y la expulsión de criminales extranjeros convictos y aquellos que abusan del sistema de inmigración de nuestra nación”.
Esta es la tercera redada “Cross Check” conducida bajo la excusa de buscar supuestos elementos criminales. Todas se han dado lugar bajo la administración de Barack Obama. Este plan relativamente nuevo encaja dentro de la creciente criminalización de la clase trabajadora por parte de los gobernantes capitalistas. Es parte de una campaña más amplia de los gobernantes capitalistas para hacer de los nacidos en otros países chivos expiatorios e intimidarlos manteniéndolos como ciudadanos de segunda clase, asestando así golpes a la solidaridad obrera.
Según la declaración de prensa de ICE, la operación de seis días involucró a 1 900 agentes de ICE, además de agentes de otros departamentos de la oficina de Seguridad Nacional y policías locales.
Por lo menos 204 de los detenidos ahora están siendo enjuiciados por el delito de “re-entrar ilegalmente después de haber sido deportado”, que conlleva una posible condena de hasta 20 años de cárcel.
El comunicado de prensa se jacta de que 1 477 de los detenidos tenían cargos criminales. Más de la mitad de los arrestados no han recibido cargos más que de faltas menores. Y algunos no han recibido ningún tipo de cargo.
Las cifras de trabajadores indocumentados que entran en Estados Unidos han bajado tanto por la disminución de las oportunidades de trabajo como por el uso de controles fronterizos más estrictos. Aproximadamente 1.1 millones de trabajadores indocumentados fueron detenidos intentando cruzar la frontera en 2005, pero solo 340 mil en 2011.
La patrulla fronteriza ahora cuenta con un número récord de 21 mil agentes, la mayoría en la frontera con México, y utiliza vigilancia con video y siete aviones teledirigidos para cachar a los que tratan de entrar sin documentos.
Mientras tanto, a principios de abril el gobernador de Alabama, Robert Bentley, apoyó una propuesta para hacer cambios en la nueva ley antiinmigrante, que se basa en las leyes federales existentes. La ley de Alabama ha sido recibida con protestas, inclusive una huelga de un día el 12 de octubre en plantas avícolas y otras fábricas, además de recusaciones legales en contra de la ley.
La corte de distrito federal ha concedido mandamientos judiciales para detener partes de la ley, incluyendo la estipulación que requiere que administradores de las escuelas verifiquen el estado legal de los estudiantes y sus padres.
Los cambios propuestos tienen el objetivo de ayudar a que la ley supere los obstáculos legales. Al mismo tiempo, hace que algunas de sus estipulaciones sean aún más estrictas, inclusive instar a la policía a que revise el estado migratorio de toda persona en un vehículo después de darle una multa al conductor.
La semana previa a la presentación de las revisiones en la legislatura, el Departamento de Relaciones Industriales de Alabama anunció que la tasa de desempleo oficial del estado había bajado de 7.8 por ciento en enero a 7.6 en febrero. Hace un año era 9.3 por ciento. Descensos similares fueron reportados en otros 28 estados.
En un intento de convencer al pueblo trabajador a que apoye las medidas antiinmigrantes y antiobreras, uno de los proponentes de la ley, el representante Micky Hammon, aseveró en noviembre que la reducción en la tasa de desempleo fue “gracias, en parte, a nuestra decisión de darle duro a la inmigración ilegal”.
Otros informes dijeron que el cambio en la tasa de desempleo se debe a las estadísticas oficiales que no cuentan a los desempleados que recientemente han dejado de buscar trabajo.
Para los trabajadores que resisten los ataques de los patrones contra nuestros salarios y condiciones de trabajo, no importa si los alegatos son verdad o no. Los gobernantes acaudalados promueven y utilizan la competencia entre los trabajadores para mantenernos divididos y así seamos menos capaces de resistir sus ataques. Utilizan el alto desempleo y los niveles desiguales del valor de nuestra fuerza de trabajo mundialmente como una palanca para su campaña. Los trabajadores conscientes de clase saben que la única manera de combatir estos ataques es mediante la solidaridad obrera. Los trabajadores necesitamos hacer causa común en la lucha contra los patrones, sin importar la nacionalidad ni las fronteras nacionales.
En años recientes, los partidarios de los derechos de los inmigrantes se han manifestado en las calles el Primero de Mayo, el día obrero internacional, para impulsar esta perspectiva.
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