Vol. 76/No. 34 24 de septiembre de 2012
Militante/Ilona Gersh |
Miles de maestros en huelga marchan en el centro de Chicago el 10 de septiembre. |
Chicago es el tercer distrito escolar más grande en Estados Unidos.
Por la tarde, los maestros comenzaron a hacer líneas de piquetes frente a la sede de Escuelas Publicas de Chicago (CPS). Cuando la línea de piquetes creció mucho, acorralaron la manzana y se esparcieron hacia la calle.
Cuando se llenó la cuadra, un río de huelguistas y sus partidarios en camisetas rojas del sindicato comenzaron una marcha lenta, deteniéndose frente al edificio del ayuntamiento y de la Plaza Daley.
Participaron por lo menos unas 25 mil personas. Corearon en inglés, “¿Qué es repugnante? ¡Romper sindicatos!” “¡Somos unión! ¡Estamos orgullosos!”
La junta electoral canceló el año pasado el aumento salarial del 4 por ciento que estaba programado. Ahora el CPS insiste en un convenio de cuatro años, que incluye un aumento salarial de 3 por ciento el primer año, con tres aumentos subsiguientes de 2 por ciento. El contrato propone que dentro de cinco años, el 50 por ciento de la evaluación de un maestro sea basada en los grados que los estudiantes obtengan en exámenes, y de las evaluaciones de los padres.
En cierres o reducciones de las escuelas, los maestros pueden ser cesanteados en base a estas evaluaciones. El sindicato está exigiendo que los nuevos maestros sean contratados de entre los maestros despedidos, y no de nuevos solicitantes. La CPS rechazó cualquier garantía.
Gobiernos municipales y estatales a nivel nacional —incluso administraciones demócratas desde Los Angeles al estado de Nueva York— están buscando apoyo entre el pueblo trabajador para su persecución de los maestros afirmando demagógicamente que su campaña antisindical se hace para ‘mejorar’ la educación de sus hijos.
Por muchas décadas, los funcionarios del sindicato de maestros han seguido una “estrategia” de apoyar a políticos del partido Demócrata con la esperanza de influenciar la política de educación del gobierno, pero la reciprocidad esperada está cada vez más ausente.
El presidente Barack Obama apoya la extensión de escalas salariales por méritos, de escuelas autónomas sin sindicatos, y de cesantear a maestros según el “rendimiento” de la escuela, tales como el despedido en masa de maestros en Rhode Island en 2010. Pero hasta el momento Obama se ha mantenido cautelosamente silencioso en este importante conflicto laboral dos meses antes de las elecciones.
Al mismo tiempo, Emanuel —codirector de la campaña de Obama— regresó a Chicago después de asistir solamente al primer día de la convención nacional del partido Demócrata para encabezar su ofensiva antisindical.
El día de la huelga, el candidato presidencial republicano Mitt Romney pidió poner a “nuestros niños primero y… el sindicato de maestros detrás”.
“Nosotros estamos con el alcalde Rahm Emanuel”, dijo Paul Ryan, el candidato vicepresidencial de Romney.
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