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Vol. 77/No. 12      1 de abril de 2013

 
(portada)
Foro en Nueva York: Revolución Cubana
transformó la sociedad completamente
Militante/Warren Simons
Gail Walker de IFCO/Pastores por la Paz habla en el Militant Labor Forum sobre Haciendo una revolución dentro de la revolución. El libro muestra como la Revolución Cubana “aumentó el sentido de dignidad y autoconfianza de la mujer”, dijo Walker. En el panel, de la izq., Martín Koppel; Maritzel González, Federación de Mujeres Cubanas; Mary-Alice Waters, editora del libro.
 
POR SUSAN LAMONT  
NUEVA YORK—“Esta es la tercera presentación de estos libros en dos semanas: primero en La Habana, luego en Santiago de Cuba y ahora aquí en Nueva York”, dijo Martín Koppel al dar la bienvenida a los casi 100 participantes en un foro especial del Militant Labor Forum celebrado el 10 de marzo.

El foro, realizado en la Iglesia Riverside en Manhattan, se enfocó en dos títulos publicados recientemente: Mujeres en Cuba: Haciendo una revolución dentro de la revolución y un folleto complementario, Mujeres y revolución: El ejemplo vivo de la Revolución Cubana, de la editorial Pathfinder. Las presentaciones en La Habana y en la ciudad oriental de Santiago de Cuba fueron auspiciadas por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) (ver página 15).

Maritzel González, portavoz internacional de la FMC, fue una de las oradoras. Ella se encontraba en Nueva York para representar a la FMC en las sesiones de la Comisión de Naciones Unidas sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer.

Las otras dos panelistas eran Gail Walker, co-directora ejecutiva de la Fundación Interreligiosa para la Organización Comunitaria (IFCO)/Pastores por la Paz, y Mary-Alice Waters, editora de los libros y miembro del Comité Nacional del Partido Socialista de los Trabajadores. El foro fue moderado por Koppel, quien junto con Róger Calero fue responsable de preparar las ediciones en español de ambos títulos.

Participantes en el foro

Koppel presentó a varios invitados especiales, entre ellos Yamila González Ferrer y Félix Jardines de la Unión Nacional de Juristas de Cuba, quienes junto con González participaron en las labores de la comisión de la ONU; Ariel Hernández, primer secretario de la Misión Permanente de Cuba ante la ONU; y miembros de la Misión y del Grupo de Apoyo para Sudáfrica del Ministerio de Justicia Social de la Iglesia Riverside, que facilitó la realización del foro.

Koppel también dio la bienvenida a Irma Burgos, jefa de piquetes en la reñida huelga de un mes de 8,800 choferes de autobuses escolares en Nueva York que siguen luchando por garantías de empleo y derechos sindicales.

Entre el público había trabajadores que se enteraron del foro a través de distribuidores del Militante que iban de puerta en puerta en su barrio; activistas de la Coalición 26 de Julio, una agrupación de solidaridad con Cuba; y partidarios de IFCO.

“Les traigo saludos a todos ustedes de parte de la Federación de Mujeres Cubanas, de su dirección y de todas las mujeres cubanas”, dijo Maritzel González.

“No podemos olvidar que antes del 1 de enero de 1959, las condiciones de la población eran cada vez más intolerables para la gran mayoría de los cubanos y cubanas. El desempleo, el analfabetismo, las enfermedades, la desatención de los servicios públicos eran desenfrenados. La corrupción y el robo por parte de los políticos caracterizaba aquella época”, dijo González.

En Haciendo una revolución dentro de la revolución, dijo, “se describe muy bien cómo era la vida en nuestro país, especialmente en la ciudad de Santiago de Cuba y la provincia de Oriente. La población —los jóvenes, los estudiantes, las mujeres y los hombres— pasaron muchos momentos de terror, de miedo, de sufrimiento, de inseguridad, provocados por el gobierno del dictador Fulgencio Batista… Se narra todas las vicisitudes vividas durante la lucha clandestina”.

Las entrevistas a Vilma Espín, dirigente revolucionaria y presidenta fundadora de la Federación de Mujeres Cubanas, explican que cuando nació la FMC no tenían “una estructura preconcebida, solo contaban con el deseo de las mujeres de participar en el proceso revolucionario… y crear una sociedad mejor para todos”, dijo González. La FMC “nació desde la lucha revolucionaria” del Ejército Rebelde contra la dictadura, una lucha que llevó a “la transformación de la mentalidad de las mujeres y de los hombres sobre la necesidad de reconocer el verdadero papel de la mujer en la sociedad y en la familia”.

Sentido de dignidad y confianza

“Este libro se lee de un tirón”, dijo Gail Walker al público. “Uno trata de hacer otras cosas, pero no puede dejar de leerlo. Es emocionante e importante, un aporte histórico a la comprensión del papel de la mujer en la Revolución Cubana.

“La revolución fue un desafío a los conceptos sobre el papel tradicional de la mujer. Aumentó el sentido de dignidad y confianza de las mujeres”, dijo Walker.

“Las mujeres recibieron preparación médica, escondieron a miembros del Movimiento 26 de Julio en sus casas, escondieron armas bajo sus faldas anchas ¡escondidas en plena vista! Me encanta esa imagen”.

Los relatos, dijo Walker, le recordaron el papel de liderazgo de mujeres en la lucha por los derechos de los negros en Estados Unidos, incluidas Harriet Tubman, organizadora del Ferrocarril Subterráneo que ayudó a los esclavos a fugarse hacia la libertad antes de la Guerra Civil; luchadoras por los derechos civiles como Rosa Parks y Fannie Lou Hamer en los años 50 y 60; y Angela Davis, dirigente del Partido Comunista encarcelada bajo cargos amañados en los años 70.

Walker dijo que en los últimos 12 años IFCO ha coordinado un programa de becas para jóvenes estadounidenses para que asistan a la Escuela Latinoamericana de Medicina en Cuba, junto a miles de jóvenes de decenas de otros países.

Una revolución proletaria

Estos libros tratan sobre “los millones de hombres y mujeres que hicieron la Revolución Cubana y que la siguen dirigiendo y defendiendo hoy día”, dijo Mary-Alice Waters.

“La trayectoria firme de la lucha por la emancipación de la mujer, desde el comienzo hasta el día de hoy, es uno de los pilares de la Revolución Cubana que definen su carácter de clase, su carácter proletario. Por esta lente vemos cómo la clase trabajadora dirige a sus aliados para transformar la sociedad de arriba abajo”.

Sin la lucha para erradicar la opresión de la mujer, dijo Waters, “no es posible una revolución socialista. Según lo explicó Federico Engels, la verdadera igualdad entre el hombre y la mujer no se puede lograr sin una revolución socialista, es decir, cuando la explotación de ambos por el capital haya sido abolida”.

Además de los dos libros presentados en el foro, Waters resaltó otros dos títulos recientes de Pathfinder: Los Cinco Cubanos: Quiénes son, por qué les fabricaron un caso, por qué deben ser liberados y el libro Cuba y Angola: Luchando por la libertad de África y la nuestra.

Los trabajadores y jóvenes socialistas están distribuyendo estos libros no solo por solidaridad con la Revolución Cubana, por más importante que sea ese motivo, dijo Waters.

Los distribuimos porque “ayudan a esclarecer problemas de vida o muerte para el pueblo trabajador hoy día en Estados Unidos. Nos ayudan a comprender nuestra propio valor y nuestras capacidades, a medida que enfrentamos las batallas que más y más nos imponen los dueños del capital al tratar de resolver su crisis de la única forma en que pueden: aumentando la explotación de nuestro trabajo y de las riquezas del mundo.

“Los trabajadores sabemos que la contracción de la producción, del comercio y del empleo a nivel mundial nos impacta profundamente”, concluyó Waters. “Los debates sobre lo que está ocurriendo y qué debemos hacer al respecto forman parte de nuestra vida cotidiana”.

Al ir de puerta en puerta en barrios obreros y conversar con otros trabajadores sobre estas condiciones, los lectores del Militante encuentran una creciente receptividad e interés en las experiencias de trabajadores en otros lugares, incluso en el ejemplo de la Revolución Cubana. Este cambio de conciencia entre los trabajadores en Estados Unidos es también de mucho interés para aquellos en Cuba que luchan para defender y hacer avanzar su revolución, dijo Waters.

Después de las presentaciones, los miembros del público se sumaron al debate. Preguntaron cómo la Revolución Cubana ha incorporado a las mujeres a la fuerza laboral y a empleos de las que antes estaban excluidas; qué piensan los jóvenes acerca de los logros de la revolución; y cómo las misiones internacionalistas cubanas han sido un elemento importante de la profundización y defensa de la revolución desde el principio.

Granada y Nicaragua

“La Revolución Cubana tuvo un impacto muy grande en Granada”, dijo Shirelynn George, trabajadora de la salud de Brooklyn. De joven George participó en la revolución que se produjo en Granada entre 1979 y 1983.

“Antes de que llegaran los médicos cubanos”, dijo, “yo sabía de solo un médico en el pueblo de pescadores donde vivía, y muy pocos habíamos visto un dentista. ¡Que viva la Revolución Cubana y la lucha de las mujeres cubanas!”

“Yo viví en Nicaragua durante los primeros años de la revolución en la década de los 80”, dijo Róger Calero. “Fuimos de puerta en puerta hablando con otros trabajadores y campesinos sobre la campaña de alfabetización e integrándolos a las milicias populares. Estas discusiones e intercambios fue una parte esencial del trabajo revolucionario. Nos ayudó a derribar barreras y a desechar nuestros temores y prejuicios”.

Durante la recepción después del foro, Burgos, la capitana de piquetes en la huelga de choferes de autobuses escolares, comentó lo mucho que había aprendido sobre la Revolución Cubana, “y cómo, costara lo que costara, siguieron luchando por lo que creían. Yo me puedo identificar mucho con ellos por todo lo que han vivido”.

Fue en las líneas de piquetes en el Bronx donde Burgos conoció a los distribuidores del Militante y compró una suscripción y un ejemplar de Haciendo una revolución dentro de la revolución. Cuando salió del foro se llevaba Rebelión Teamster, la historia de la exitosa huelga de camioneros en 1934 que ayudó a impulsar la batalla por los sindicatos industriales en todo el Medio Oeste, así como otros libros.

En total los participantes en el foro compraron 26 libros sobre la política revolucionaria y seis se suscribieron al Militante.
 
 
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