Vol. 77/No. 16 29 de abril de 2013
Después de semanas de crecientes tensiones, funcionarios en Washington han bajado el tono belicoso de sus declaraciones públicas acerca de los actuales ejercicios militares de Washington y Corea del Sur dirigidos contra el Norte y han planteado públicamente un plan “anti provocaciones” destinado a seguir apretando a la República Democrática Popular de Corea, a la vez que disminuir las posibilidades de un conflicto armado.
Corea del Norte ha respondido a las recientes provocaciones de Washington declarando sus intenciones de defenderse, y anulando el cese al fuego de 1953, interrumpiendo todas las líneas telefónicas militares con Corea del Sur, retirando a los trabajadores norcoreanos del parque industrial conjunto de Kaesong en el norte y bloqueando la entrada a las instalaciones desde el Sur. Pyongyang también anunció su determinación de fortalecer su capacidad de fabricar armas nucleares, pero declaró que trabajaría para disminuir la proliferación de las armas nucleares si hubiera una “mejora en las relaciones con estados hostiles que cuentan con armas nucleares”.
El nuevo plan anti provocaciones de Washington con Seúl propone represalias contundentes pero “proporcionales” a cualquier respuesta de Corea del Norte.
“En 1950 se desató allí una guerra que costó millones de vidas”, dijo Fidel Castro en una declaración titulada “El deber de evitar una guerra en Corea”.
“Hacía apenas cinco años que dos bombas atómicas habían estallado sobre las ciudades indefensas de Hiroshima y Nagasaki, las que en cuestión de minutos mataron e irradiaron a cientos de miles de personas.
“El general Douglas MacArthur quiso emplear las armas atómicas contra la República Popular Democrática de Corea. Ni siquiera Harry Truman se lo permitió”, dijo Castro. “La República Popular China perdió un millón de valientes soldados para impedir que un ejército enemigo se instalara en la frontera de ese país con su patria”.
La crisis actual tiene sus raíces en la división de la nación coreana en 1945 , impuesta contra la voluntad de su pueblo por el imperialismo estadounidense, con el acuerdo de la dirección estalinista en la Unión Soviética. Después de imponer una dictadura títere brutal en el Sur, Washington llevó a cabo una guerra sangrienta, pero no logró derrocar al gobierno en el Norte. Hasta el día de hoy Washington se niega a firmar un tratado de paz con Corea del Norte y mantiene unas 28 mil tropas en el Sur. El ejercito de Estados Unidos tiene misiles estratégicos de largo alcance apuntando hacia Corea del Norte.
“La República Popular Democrática de Corea siempre fue amistosa con Cuba”, dijo Castro, “como Cuba lo ha sido siempre y lo seguirá siendo con ella.
“Ahora que ha demostrado sus avances técnicos y científicos”, dijo Castro, refiriéndose a la tecnología de misiles nucleares y balísticos de Pyongyang, “le recordamos sus deberes con los países que han sido sus grandes amigos, y no sería justo olvidar que tal guerra afectaría de modo especial a más del 70 por ciento de la población del planeta”.
Seúl, la sexta ciudad más poblada del mundo, se encontraría ante una inmediata y masiva devastación si estallara una guerra en la península, Pyongyang ha dicho en declaraciones públicas.
“Si allí estallara un conflicto de esa índole, el gobierno de Barack Obama en su segundo mandato quedaría sepultado por un diluvio de imágenes que lo presentarían como el más siniestro personaje de la historia de Estados Unidos”, dijo Castro. “El deber de evitarlo es también suyo y del pueblo de Estados Unidos”.
A diferencia del pasado, el nuevo plan en contra de provocaciones de Washington se dio a conocer públicamente.
“Cómo llevamos a cabo una represalia proporcional sin desencadenar un conflicto general, o un asalto contra Seúl, es la parte más difícil del problema” dijo al New York Times el 7 de abril Gary Samore, quien hasta hace poco sirvió como el principal asesor nuclear de Obama.
David Maxwell, director asociado del Centro de Estudios de Seguridad de la Universidad de Georgetown y un coronel retirado del ejército que sirvió cinco turnos en Corea del Sur, dijo en el mismo artículo que las respuestas “tienen que ser aplicadas de manera decisiva, en el momento y de acuerdo a la provocación”.
El secretario de defensa Chuck Hagel ha aplazado las pruebas de un misil balístico intercontinental, preocupado por la posibilidad que podría “exacerbar la crisis con Corea del Norte”, reportó el Times.
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