Vol. 77/No. 28      22 de julio de 2013

El “crimen” del cual estos cinco revolucionarios cubanos fueron falsamente acusados y encarcelados por el gobierno de Estados Unidos hace 15 años, fue el de ofrecerse como voluntarios para venir a este país a monitorear las actividades de grupos contrarrevolucionarios cubano-americanos.

Estos grupos, que operan desde el territorio norteamericano prácticamente con impunidad, cuentan con un largo historial de ataques violentos contra Cuba y los partidarios de la revolución socialista cubana en Cuba, Estados Unidos, Puerto Rico y en otras partes. Durante sus juicios y hasta hoy, los Cinco han afirmado su determinación y orgullo de haber contribuido a prevenir provocaciones que podían haber sido usadas como pretextos para la acción militar de Washington contra Cuba.

Sin querer los Cinco se encuentran en las primeras filas de la lucha de clases en Estados Unidos y se han comportado como es de esperarse de aquellos que están en las primeras filas. Como millones de trabajadores más, han podido experimentar el “sistema de justicia” de la policía y los tribunales y las cárceles de Estados Unidos. El pueblo trabajador en Estados Unidos enfrenta hoy un camino garantizado hacia la cárcel a través del sistema de negociaciones que los hace declararse culpables para no recibir una sentencia peor, además de sentencias obligatorias, el confinamiento solitario y condiciones cuyo objetivo es corroer la moral, el autoestima y la solidaridad humana.

René González explica que cada vez que los Cinco le relatan a sus compañeros de prisión por qué se negaron a declararse culpables para lograr un trato con los fiscales, ellos se ganan su respeto por haberse apegado a sus ideales y la revolución socialista que defienden. González salió libre después de 14 años en prisión, y ahora está de regreso en Cuba tras los esfuerzos de su campaña de defensa internacional que detuvieron las medidas punitivas de Washington que quería obligarlo a permanecer en Estados Unidos durante tres años de libertad condicional.

Como se puso de manifiesto a principios de este verano durante los “Cinco Días por Los Cinco Cubanos”—las actividades de defensa más exitosas en Estados Unidos hasta ahora— existen cada vez, más oportunidades para organizar reuniones y eventos de muchos tipos para ganar apoyo para esta campaña mundial. Entre estos hay la oportunidad de coordinar con otros grupos para organizar exhibiciones de las caricaturas políticas de Gerardo Hernández y de los cuadros de Antonio Guerrero, que cuenten con un amplio patrocinio. Las pinturas de Guerrero incluyen una colección de 15 acuarelas, titulada “me muero como viví”. Cada pintura representa uno de los 15 años que lleva desde el arresto de los Cinco.

Necesitamos acudir a los sindicatos, las organizaciones de los derechos de los negros, los grupos puertorriqueños, los que luchan contra las deportaciones y el acoso de los inmigrantes, las organizaciones religiosas pro derechos humanos, y otros grupos obreros, políticos y defensores de los derechos sociales.

La Coalición de Sindicalistas Negras (CBTU) votó a favor de sumarse a la lucha por la libertad de los Cinco en su congreso que tuvo lugar el pasado mayo (ver artículo adjunto). El sindicato de los trabajadores del acero (USW) de Canadá, uno de los sindicatos más grandes del país, adoptó unánimemente una resolución por los Cinco en abril. John McCullough, director ejecutivo del Servicio Mundial de Iglesias ha exigido que Washington ponga en libertad a los Cinco. Partidarios de la campaña para obtener la libertad del luchador independentista puertorriqueño Oscar López Rivera están uniendo su campaña al esfuerzo para obtener la libertad de los Cinco.

La integridad, dignidad y firmeza que caracterizan la conducta política de los Cinco Cubanos inspira este tipo de apoyo —si sus partidarios logran que se conozcan, de manera más amplia, los hechos del caso.

Unase a otros para ampliar el apoyo a esta campaña internacional de defensa. Ordene ejemplares del folleto Los Cinco Cubanos: Quiénes son, por qué les fabricaron un caso, por qué deben ser liberados para ayudar a que corra la voz sobre el caso.

Es a través de este camino que se formará el “jurado de millones”, como lo ha llamado Gerardo Hernández, que podrá ganar su libertad.

¿Quiénes son los Cinco Cubanos?

Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González son revolucionarios cubanos que en los años 90 aceptaron la misión de recoger información para el gobierno cubano sobre las actividades de grupos contrarrevolucionarios cubanoamericanos que operan en el sur de Florida. Estos grupos paramilitares, que actúan con casi total impunidad en territorio norteamericano, tienen un largo historial de atentados dinamiteros, asesinatos y otros ataques mortíferos contra objetivos en Cuba y contra partidarios de la Revolución Cubana en Estados Unidos, Puerto Rico y otros países.

El 12 de septiembre de 1998, los cinco fueron arrestados por el FBI. Fueron acusados falsamente y declarados culpables de diversos cargos, entre ellos, actuar como agentes no registrados del gobierno cubano y poseer documentos de identidad falsos. Sin la más mínima prueba, tres de ellos fueron acusados de “conspiración para recoger y transmitir información sobre la defensa nacional”.

Hernández, además, fue declarado culpable de conspiración para cometer asesinato, bajo el pretexto de que tuvo responsabilidad por el derribo en 1996 de dos avionetas, piloteadas por el grupo contrarrevolucionario Hermanos al Rescate, que habían invadido el espacio aéreo cubano a pesar de repetidas advertencias del gobierno cubano. Está cumpliendo dos cadenas perpetuas más 15 años. Le han prohibido la entrada a Estados Unidos a su esposa, Adriana Pérez.

Todos siguen presos salvo René González. En octubre de 2011 fue excarcelado y comenzó tres años de “libertad supervisada”. Bajo el pretexto de su doble nacionalidad, González se vio forzado a permanecer en Estados Unidos hasta el 3 de mayo, cuando el gobierno norteamericano y la jueza Joan Lenard aceptaron su solicitud de regresar a Cuba a cambio de renunciar a su ciudadanía estadounidense.
 
 
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