Vol. 78/No. 8      3 de marzo de 2014

José Luis Palacio
La Habana, febrero de 2013

Palacio, hoy día mecánico de refrigeración y climatización en Pinar del Río, fue uno de los jóvenes voluntarios cubanos que combatieron como parte del pelotón de exploración dirigido por el teniente Gerardo Hernández Nordelo en Cabinda, provincia norteña de Angola, hace un cuarto de siglo. El pelotón participaba en operaciones de limpieza tras la derrota en 1988 de las fuerzas militares del régimen supremacista blanco de Sudáfrica en la batalla de Cuito Cuanavale en el sur de Angola.

En 1991 Nelson Mandela dijo al pueblo de Cuba y del mundo que “la aplastante derrota del ejército racista en Cuito Cuanavale”, lograda por las fuerzas combinadas de los voluntarios internacionalistas cubanos y las tropas angolanas y namibias, todas bajo mando cubano, no solo “destruyó el mito de la invencibilidad de los opresores blancos”. Fue también “un punto álgido en la lucha por librar al continente y a nuestro país del azote del apartheid”.

Tres de los Cinco Cubanos —René González y Fernando González, junto con Gerardo Hernández— estuvieron entre los más de 425 mil voluntarios cubanos que hicieron posible esa victoria.

Actualmente Gerardo Hernández está recluido en la penitenciaría de máxima seguridad en Victorville, California. Acusado falsamente de conspiración para cometer espionaje y conspiración para cometer asesinato, está cumpliendo dos sentencias simultáneas de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Fernando González ya han cumplido más de 15 años en las prisiones federales estadounidenses. René González, quien cumplió su sentencia completa —14 años y medio bajo custodia federal— regresó a Cuba en mayo de 2013. Desde entonces, sus incansables esfuerzos han infundido renovados bríos a la lucha mundial por la libertad de los Cinco.

El arresto de los Cinco Cubanos en 1998 bajo cargos amañados; su juicio en Miami, Florida, y el sumario veredicto de que eran culpables de todos los cargos, a pesar de las abrumadoras pruebas al contrario; las exorbitantes sentencias que les impusieron; los castigos vengativos y las condiciones inhumanas que han enfrentado, especialmente durante el primer año y medio de detención previa al juicio; el respeto que se han ganado entre otros presos por su conducta basada en principios, y la ayuda que han brindado a otras personas: todo esto toca una profunda fibra sensible entre millones de trabajadores y agricultores en Estados Unidos. Porque millones han tenido experiencias semejantes con el sistema de “justicia” capitalista, o las conocen a través de familiares, amigos y compañeros de trabajo.

Estados Unidos, hoy con más de 2.2 millones de hombres y mujeres entre rejas, es el país con la mayor tasa de encarcelamiento en el mundo. Es más, según la propia Corte Suprema de Estados Unidos, el 97 por ciento de los reclusos en las prisiones federales nunca han ido a juicio. Más bien, ante la amenaza de cadena perpetua o algo peor si insisten en su inocencia y en su derecho a un juicio según lo garantiza la constitución norteamericana, se han visto chantajeados para que se declaren culpables —a cambio de una sentencia menor— de crímenes que nunca cometieron. El hecho de que cada uno de los Cinco se negó siquiera a contemplar ese camino les ha ganado un inmenso respeto entre otros presos.

La batalla que los Cinco Cubanos han librado por su libertad durante los últimos 15 años —y sobre todo quiénes son ellos— son hechos que cobran vida en los relatos a continuación.

Este tomo complementa la elocuencia gráfica de las 15 acuarelas por 15 años de Antonio Guerrero, Yo me muero como viví. Amplía en los temas de otros dos libros, Los Cinco Cubanos: Quiénes son, por qué les fabricaron un caso, por qué deben ser liberados, así como Cuba y Angola: Luchando por la libertad de África y la nuestra.

Ponen de relieve quiénes son los Cinco.

Algunas de las palabras reproducidas aquí son homenajes brindados por otros presos cuya vida quedó transformada por su amistad con uno u otro de los Cinco durante su tiempo compartido en la cárcel.

Algunos de estos escritos son artículos, poemas y mensajes escritos por uno u otro de los Cinco Cubanos. Algunos son entrevistas con ellos, que ayudan a divulgar la verdad sobre sus experiencias carcelarias por todo el mundo.

Una entrevista a Elizabeth Palmeiro, quien está casada con Ramón Labañino, nos adentra en la vida de las familias de los Cinco y las maneras en que los funcionarios penales usan rutinariamente los privilegios de visitas como arma para tratar de doblegar tanto a los presos como a sus seres queridos. Y, lo que es más importante, no solo cómo las autoridades no han logrado su objetivo, sino cómo los Cinco y sus familias se han hecho valer.

Nelson Mandela, dirigente de la lucha revolucionaria que al cabo de varias décadas derrumbó al régimen supremacista blanco de Sudáfrica, y primer presidente popularmente electo del país, estuvo encerrado más de 27 años —entre 1962 y 1990— en las prisiones del apartheid, muchos de ellos bajo condiciones de trabajos forzados.

El ejemplo de resistencia y fuerza ofrecido por Mandela ha sido un faro para Gerardo Hernández. Él logró guardar una foto de Mandela durante sus muchos meses de aislamiento antes del juicio en las celdas de castigo del Centro Federal de Detención en Miami. El homenaje a Nelson Mandela reproducido aquí lo escribió al enterarse de la muerte del dirigente sudafricano el 5 de diciembre de 2013, y lo dictó por teléfono a unos amigos durante una breve oportunidad entre dos prolongados lockdowns (encierros) en la penitenciaría de Victorville.

“Los Cinco seguiremos enfrentando cada día la injusta prisión —hasta el final— inspirados en su ejemplo de lealtad y resistencia”. No se le podría rendir a Mandela un tributo más sentido, un tributo más merecido.

Y Rafael Cancel Miranda, quien igualmente estuvo recluido 27 años y medio en las prisiones de Washington por sus acciones independentistas, cierra estas páginas con la más profunda verdad revolucionaria para las masas trabajadoras de la humanidad a nivel mundial:

¿Por qué luchamos por los Cinco? Porque estamos luchando por nosotros. No les estamos haciendo un favor a ellos. Nos estamos haciendo un favor a nosotros mismos. Estamos luchando por nosotros, por nuestra libertad.

enero de 2014
 
 
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