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Exigen en California:
¡No al confinamiento solitario!
Manifestantes respaldan lucha de prisioneros
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Militante/Betsey Stone
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Partidarios de presos en huelga de hambre el año pasado, protestan en Sacramento, el 11 de febrero. Doce mil presos en California están en confinamiento solitario.
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POR BETSEY STONE
SACRAMENTO, California—Partidarios de los más de 30 mil prisioneros en California que estuvieron en huelga de hambre el verano pasado para exigir el fin del confinamiento solitario y de los abusos en las prisiones asistieron a una audiencia de la legislatura del estado en esta ciudad el 11 de febrero.
Alrededor de 200 personas asistieron a la audiencia. Decenas de parientes de los presos y otras personas hicieron fila para exigir el fin del confinamiento solitario de 12 mil prisioneros en California, incluyendo al menos 3 mil en las notorias unidades especiales de seguridad, conocidas como las SHU.
“Mi hermano ha estado en confinamiento solitario por 30 años”, dijo Marie Levin, uno de los primeros en hablar cuando se permitió que miembros del público usaran el micrófono. “¡Abolir los SHU! ¡Es inhumano! ¡Es tortura!”
La audiencia fue organizada por los presidentes de los Comités de Seguridad Publica del Senado y de la Asamblea de California, Loni Hancock y Tom Ammiano, como parte de un acuerdo con el que los prisioneros suspendieron su huelga de hambre el 5 de septiembre.
George Giurbino, director jubilado de la División de Instituciones Adultas del Departamento de Correcciones y Rehabilitación de California (CDCR), habló a favor del nuevo programa de salida de cuatro años e hizo alarde del mismo como una vía para que los presos puedan salir de los SHU. El programa incluye participar en instrucciones obligatorias de las autoridades carcelarias, renunciar a las pandillas, escribir un diario y no romper las reglas de la prisión. Los oficiales de la prisión no permitieron que cuatro miembros del Movimiento de Derechos Humanos de Pelican Bay, que ayudaron a dirigir la huelga de hambre de 60 días en 2013, dieran testimonio, ni siquiera por teléfono.
Una declaración de los cuatro—Todd Ashker; Arturo Castellanos; Sitawa Nantambu Jamaa, el hermano de Levin; y Antonio Guillen—que dice que el nuevo programa es “un fraude” fue leída durante la audiencia. Dijeron que iba a continuar poniendo a los reclusos en aislamiento por tiempo indefinido, en base a denuncias no comprobadas de informantes, obras de arte, literatura o comunicaciones que las autoridades carcelarias considerasen están relacionadas a pandillas.
Las nuevas normas amplían la categoría de prisioneros que pueden ser encarcelados en los SHU incluyendo a cualquier grupo de tres o más personas que las autoridades carcelarias consideren son una amenaza para la seguridad.
Muchos oradores enfatizaron la falta de humanidad de la situación que enfrentan los presos —años encerrados en pequeñas celdas sin ventanas, sin ver el mundo exterior ni poder tocar a sus familiares durante las visitas.
Los funcionarios de las prisiones habían calumniado la huelga de hambre como “una maniobra de las pandillas”, dijo el ex prisionero Steve Czifra en un mitin después de la audiencia. Fueron las iniciativas de los huelguistas que culminaron en un acuerdo para poner fin a las hostilidades entre los grupos étnicos en la cárcel, dijo.
“Los dirigentes reconocieron un vínculo común, llegaron a conocer la humanidad de los demás, mientras el estado estaba creando divisiones”, dijo Czifra. “Podemos estar juntos y unirnos. Esta es la esencia de la lucha”.
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