Vol. 78/No. 12      31 de marzo de 2014

El pueblo trabajador de todo el mundo debe apoyar a sus hermanos trabajadores y agricultores de Ucrania y exigir, ¡Tropas rusas fuera, ahora! ¡Defendamos la soberanía de Ucrania independiente!

El gobierno ruso del presidente Vladimir Putin ha levantado el fantasma de la guerra. Esto es una amenaza para los trabajadores y campesinos de Ucrania —ucranianos, rusos, tártaros, judíos y otros— así como para los trabajadores de Rusia, el resto de las antiguas repúblicas soviéticas y por todo el mundo.

Los trabajadores ucranianos derrocaron al gobierno de Viktor Yanukovych, títere de Moscú, y abrieron el espacio para debatir y organizar. Al apoyar su victoria avanzamos la lucha de los trabajadores en todo el mundo contra los ataques de los patrones a nuestro nivel de vida, nuestros derechos y a la propia dignidad.

Las maniobras anexionistas del gobierno de Putin se están llevando a cabo bajo las falsas afirmaciones de defender la “autodeterminación” en Crimea y proteger a la etnia rusa. Moscú organizó un plebiscito falso a punta de pistola, mientras sus medios de comunicación estatales arrojan una sarta de mentiras, que se desvelan como falsas a la luz de cualquier informe presencial creíble. Los ruso parlantes no están huyendo a la madre patria. No hay un movimiento significativo en Crimea en favor de la unificación con Rusia, o de convertirse en un vasallo “independiente” de Moscú. Las iglesias rusas y sinagogas judías en Ucrania no están siendo atacadas.

Los acaudalados de Rusia y Ucrania —así como de Europa Occidental y América— actúan por temor a la movilización del pueblo trabajador. Y este temor ha encontrado un eco en la “izquierda”, incluso entre muchos que alegan ser defensores del socialismo y de los intereses de la clase obrera.

Para justificar dar la espalda a las movilizaciones de cientos de miles de trabajadores en Ucrania, gran parte de la izquierda radical se ha aferrado a una fantástica historia de conspiración: “Fuerzas fascistas se han apoderado de Ucrania y han llegado al poder por una operación secreta diseñada desde Washington”. La presunción es que el imperialismo de Estados Unidos es la única fuente de todos los problemas, y que el enemigo de mi enemigo es mi amigo de forma automática.

Más confusión viene envuelta en la noción de que el régimen ruso es una fuerza progresista en el mundo, ya que limita la influencia del imperialismo de Estados Unidos. Moscú es un rival de Washington. Pero ambos son enemigos del pueblo trabajador. Y en Ucrania, son las tropas rusas las que están desplegadas.

Otros afirman que en la actualidad quedan algunos de los logros de la Revolución Bolchevique de 1917 en Rusia. No quedan. Y si fuera así, ¿no sería también el caso en Ucrania? Es el caso de una nación capitalista más fuerte, Rusia, atacando a una nación capitalista más débil, Ucrania. Es un ejemplo del chovinismo de la Gran Rusia que definió la “cárcel de las naciones” del imperio zarista y que fue revivido como parte de la sangrienta contrarrevolución dirigida por José Stalin en la década de 1920.

Es por esto que la verdad sobre los primeros años del gobierno bolchevique, bajo la dirección de Vladimir Lenin después de la Revolución Rusa de 1917, es tan importante. Es el único momento en el que se respetaron y defendieron los derechos y aspiraciones de las naciones y pueblos oprimidos bajo el imperio ruso. Es en esa misma tradición leninista que la soberanía de Ucrania debe ser defendida hoy.

Oculta detrás de las calumnias de que los manifestantes en Ucrania son “fascistas” hay una visión despectiva de los trabajadores y campesinos, de su “atraso”, de su supuesta ignorancia y falta de sofisticación. Esto comienza con el desprecio hacia los trabajadores aquí mismo, que naturalmente expresan su simpatía cuando ven a gente como ellos luchar contra la tiranía.

El pueblo trabajador debe oponerse a la negativa de Washington de dar visas a funcionarios rusos, a las amenazas imperialistas de sanciones contra Rusia o a cualquier intervención de Estados Unidos en los asuntos de Ucrania, ya sea militar o de otro tipo.

Los trabajadores en Estados Unidos y Europa Occidental deben exigir que los gobiernos imperialistas proporcionen ayuda económica incondicional, no más préstamos, y cancelen todas las deudas de Ucrania, que está al borde del colapso económico.

¿Y si Ucrania se une a la alianza comercial de la Unión Europea? Nos uniríamos a las luchas de los trabajadores ucranianos contra los inevitables despidos masivos y otras privaciones que los gobernantes capitalistas de Europa impongan. Y veríamos con agrado la mayor integración de los trabajadores de Ucrania con el resto de su clase en Europa.

La clase obrera en las antiguas repúblicas soviéticas no fue derrotada con la caída de la Unión Soviética. El objetivo del régimen ruso en una guerra contra Ucrania sería el de asestar serios golpes a la moral, la confianza y la combatividad de la clase obrera. Esto es lo que la burocracia estalinista jamás pudo lograr, lo que produjo pesar en los gobernantes capitalistas en Europa y América.

¡Tropas rusas fuera! ¡Defendamos la soberanía de Ucrania! ¡Opongámonos a las maniobras de guerra de Moscú!
 
 
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