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Vol. 78/No. 14      14 de abril de 2014

 
Historia de lucha de clases en EUA vital
para revolucionarios por todo el mundo
(portada)
 
POR MARTÍN KOPPEL
Y GERARDO SÁNCHEZ
 
LA HABANA—“Todos los que estamos aquí representados, hemos tenido, de una forma u otra, algún tipo de enfrentamiento con el imperialismo norteamericano —tanto los que ya pasamos la cuarentena o la sesentena o la veintena”, dijo el general Luis “Lucio” Martínez Menocal, cuando habló en una presentación de libros el 17 de febrero en la Feria Internacional del Libro de La Habana.

Los dos libros que estamos presentando hoy son herramientas útiles para aprender de la continuidad de estas confrontaciones, que son el producto de la lucha de clases, explicó Martínez. “Conocerlos, es vital para revolucionarios” en Cuba, dijo.

Martínez, general jubilado del Ministerio del Interior, fue parte de un panel de discusión de dos libros nuevos en español: 50 años de operaciones encubiertas en Estados Unidos: La policía política de Washington y la clase obrera norteamericana por Larry Seigle, Farrell Dobbs y Steve Clark, y El socialismo en el banquillo de los acusados por James P. Cannon. Nuevas ediciones de los libros tanto en español como en inglés serán publicadas por Pathfinder en mayo.

El público de 60 personas incluyó gente de varias generaciones. Algunos, como Martínez, fueron combatientes revolucionarios en las luchas de los años 50 lideradas por Fidel Castro que derrocaron la dictadura de Batista en Cuba, apoyada por Washington. Pero Martínez se dirigió en particular a las dos decenas de jóvenes cadetes de la academia nacional del Ministerio del Interior. El director de la escuela se había enterado del evento a través de Martínez y aprovechó la oportunidad para que los estudiantes participaran y aprendieran.

Los otros oradores incluyeron a Elier Ramírez, historiador que trabaja en el Consejo de Estado de Cuba, y Mary-Alice Waters, presidenta de Pathfinder y miembro del Comité Nacional del Partido Socialista de los Trabajadores en Estados Unidos. El evento fue moderado por Rodolfo Zamora, vicedirector de la editorial cubana Ciencias Sociales, que ayudó a organizar el evento.

Aprendió sobre lucha de clases EUA

Ramírez dijo que aprendió mucho de los libros. Dijo que había descubierto que “los orígenes de la guerra del FBI y otras agencias gubernamentales contra los derechos democráticos de los ciudadanos estadounidenses” se remontan a “vísperas de la Segunda Guerra Mundial y no como sostienen algunos autores durante el auge de macarthismo en los años 50”.

50 años de operaciones encubiertas en Estados Unidos, dijo, explica “cómo la administración Roosevelt aprovechó el marco de la Segunda Guerra Mundial y la lucha contra el fascismo para darle rienda suelta al FBI” contra los sindicatos, las organizaciones de derechos de los negros, los japonés-americanos, los independentistas puertorriqueños y otros.

Entre estos, explicó Ramírez estaban 18 dirigentes de las luchas sindicales de los Teamsters en Minneapolis y el Medio Oeste de los años 30 y del Partido Socialista de los Trabajadores, quienes fueron enjuiciados y encarcelados bajo cargos amañados de conspiración bajo la ley Smith, la “la Ley de la Mordaza”, promulgada por el presidente Franklin D. Roosevelt en 1940 con el objetivo de silenciar a la vanguardia sindical en el movimiento obrero que se oponía a la entrada de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial”. El socialismo en el banquillo de los acusados es el testimonio que dio en el juicio el secretario nacional del PST, James P. Cannon, uno de los 18.

En esa época, dijo Ramírez, “Al discurso de la necesaria unidad nacional para enfrentar el avance del fascismo, se sumó el Partido Comunista de Estados Unidos”, que apoyó los ataques de Washington contra la resistencia obrera, incluyendo el caso amañado contra los acusados de Minneapolis bajo la Ley Smith —la misma ley que después fue utilizada para condenar a dirigentes del PC en 1949. El PC seguía la línea dictada por Moscú, “mal del que padecieron también otros de los partidos comunistas en América Latina después de la muerte de Lenin y el ascenso de Stalin al poder en la Unión Soviética”, dijo Ramírez.

Hoy esos libros son útiles para los que luchan por la libertad de los revolucionarios cubanos encarcelados en Estados Unidos, enfatizó Ramírez. “El caso de los Cinco, al igual que el de Minneapolis en 1941, fue un caso fabricado por el gobierno de Estados Unidos, con participación sobresaliente del FBI”, dijo.

La victoria en 1986 en la demanda del PST contra el espionaje y sabotaje del gobierno, documentado en 50 años de operaciones encubiertas en Estados Unidos, “solo fue posible a través de una intensa movilización política. Los Cinco son presos políticos, por lo tanto, si bien la batalla legal es indispensable, lo que sacará definitivamente a nuestros héroes de prisión será la campaña política que sepamos llevar adelante”.

Cómo luchar contra casos fabricados

Luis Martínez señaló que Washington hoy califica falsamente de “terroristas” a los cubanos y otros revolucionarios. Lo hace, dijo, para justificar “las leyes antiterroristas estadounidenses como instrumentos para hacer valer los intereses de su clase minoritaria dominante”.

En ese sentido, dijo, le resultó útil aprender en El socialismo en el banquillo de los acusados cómo comunistas en Estados Unidos se han defendido en la corte contra cargos falsos. Él señaló la respuesta que dio Cannon a la acusación de los fiscales federales, diciendo que el PST, “aboga por la violencia”.

Al contrario, respondió Cannon, la violencia nunca ha sido iniciada por el pueblo trabajador que busca establecer un nuevo orden social y económico, sino por “la clase caduca que no quiere abandonar el escenario” y que quiere “aferrarse a sus privilegios” durante los levantamientos revolucionarios de la clase obrera.

Estos dos títulos nuevos “no son libros sobre el pasado”, dijo Mary-Alice Waters. “Son instrumentos que nos ayudan a comprender lo que está pasando hoy y a prepararnos para las batallas del futuro”.

De hecho, dijo Waters, junto con Voces desde la cárcel: Los Cinco Cubanos, estos libros son parte de una trilogía que Panthfinder presentó en la feria del libro.

“¿Por qué una trilogía?” Porque los tres “tratan sobre la misma verdad. Ni la ‘justicia’ capitalista impuesta a los Cinco Cubanos durante tres administraciones norteamericanas, ni la manera ejemplar en que los cinco revolucionarios han actuado frente a ella, son algo nuevo para el movimiento obrero en Estados Unidos o en otras partes del mundo”. Los libros muestran que “no es en la corte donde se decide la inocencia y la culpabilidad. No es ahí donde se encontrará la justicia”.

A la vez, dijo Waters, los libros “tratan sobre la manera en que los luchadores revolucionarios y comunistas van a la cárcel. Cómo nos preparamos para algo que no es inusitado en la vida de un militante obrero —en la vida de cualquier persona que crea que hay algo suficientemente importante por lo cual ir a la cárcel”.

“Todo lo que han hecho los Cinco” desde su arresto y presentación de cargos amañados en 1998, dijo Waters, “sigue las mejores tradiciones de los militantes obreros revolucionarios a lo largo de más de un siglo y medio de lucha: el orgullo y la dignidad con que defendieron sus principios revolucionarios y rebatieron los cargos fabricados por las autoridades norteamericanas, su negativa a declararse culpables a cambio de una sentencia menor, su insistencia ante la corte de que seguirían el mismo camino si eso pudiera salvar hasta una sola vida en Cuba”.

Ese tipo de integridad proletaria y conducta a lo largo de décadas frente al aparato estatal y la policía política de la “seguridad nacional” del imperialismo norteamericano, dijo Waters, es también de lo que tratan El socialismo en el banquillo de los acusados y 50 años de operaciones encubiertas en Estados Unidos.

La victoria en la demanda del PST hace treinta años, dijo Waters, sigue siendo una herramienta “que ayuda a mantener abierto el espacio político para que los trabajadores puedan hablar, organizarse y actuar fuera de las arena electoral y la judicial —luchar en nuestro propio terreno, en las fábricas, en las líneas de piquetes y en las calles”.

En la feria del libro y otras presentaciones, muchos cubanos que compraron los dos libros comentaron que sabían relativamente poco de la historia de la lucha de clases y el movimiento obrero comunista en Estados Unidos y que tenían mucho interés de saber más.  
 
 
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