Vol. 78/No. 24 23 de junio de 2014
Militante/John Studer |
“Los ucranianos están más conscientes, con más confianza” como resultado de protestas que derrocaron al presidente Yanukóvich en febrero, dijo el sindicalista Sergey Akamovych, el 8 de junio en Slavutych, durante celebración del 26 aniversario de la fundación de la ciudad. |
La razón por el alto jubilo “son los grandes eventos en la Maidan”, dijo Akamovych, refiriéndose a las movilizaciones que en febrero derrocaron al impopular régimen del presidente ucraniano Viktor Yanukóvich. “Los ucranianos estamos más conscientes, más seguros de nosotros mismos”.
“Lo tienen que ser”, dijo, señalando a los ataques y las provocaciones en las provincias orientales de Donetsk y Lugansk por bandas paramilitares que entran desde Rusia para socavar la soberanía de Ucrania y desestabilizar el país.
“La ciudad donde vivíamos antes, Pripyat, era inhabitable debido a la radiación”, dijo Viktoria Babek, vicepresidente del sindicato. “Después de Chernóbil, la gente vino de todas partes de la antigua Unión Soviética y construyeron Slavutych”.
“Hay gente de 49 nacionalidades diferentes aquí, procedentes de Rusia, Donetsk, Lviv, de toda Ucrania”, dijo Akamovych. “Al desafiar a nuestro país, [el presidente ruso Vladimir] Putin nos ha unido en defensa de Ucrania. Las cosas nunca serán igual”.
Cuando los corresponsales del Militante regresaron a Kiev esa noche, Mikhailo Volynets, presidente de la Confederación de Sindicatos Independientes y del Sindicato Independiente de Mineros del Carbón de Ucrania, describió el impacto de las provocaciones separatistas.
“Los mineros y otros trabajadores están perdiendo sus centros de trabajo”, dijo. “Mineros han sido secuestrados y torturados.
“También estoy en contra de las estrictas medidas de austeridad que el Fondo Monetario Internacional quiere imponer a Ucrania”, dijo. “Ahora el gobierno quiere recortar los beneficios sociales y dice que va a tratar de vender 38 de las 100 minas de propiedad estatal”.
El FMI, la Unión Europea, los capitalistas ucranianos y el nuevo presidente de Ucrania Petro Poroshenko, un multimillonario “rey del chocolate”, están presionando para recortar los beneficios del gobierno, reducir los subsidios de gas y de la electricidad y hacer los negocios más rentables a costa de los trabajadores.
Mientras tanto, las heterogéneas fuerzas separatistas en el este del país se están dividiendo. El control de los reductos separatistas está pasando cada vez más a las unidades que se hacen llamar el Batallón Vostok, que al parecer están compuestas por mercenarios respaldados tácitamente por Moscú procedentes de Chechenia, Osetia y otras áreas.
Según el Financial Times de Londres, unas 20 mil personas han huido de la región de las provincias orientales desde abril, en su mayoría hacia el oeste a Dnepropetrovsk, Kiev y otras ciudades, y otros hacia el sur o a sus familiares en Rusia.
“Muchos llegan a Kiev casi todos los días”, dijo al Militante el 9 de junio Sergey Shevchuk, un participante en las protestas en la capital que derrocaron al régimen de Yanukovich. El es uno de varios voluntarios que están ayudando a encontrarles vivienda y ayuda financiera.
Shevchuk dijo que las luchas de los últimos meses lo han transformado y que sigue comprometido a defender la soberanía de Ucrania.