Vol. 78/No. 24 23 de junio de 2014
A continuación presentamos un extracto de la nueva edición de El socialismo en el banquillo de los acusados, que recién publicó la editorial Pathfinder. El libro presenta el testimonio completo ante la corte de James P. Cannon en noviembre de 1941. Cannon, secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores, junto con otros 17 dirigentes comunistas y del sindicato Teamsters fueron llevados a juicio y encarcelados ese año bajo cargos amañados de “conspiración” bajo la Ley Smith, la “Ley de la Mordaza”. La ley proscribía “enseñar, abogar y fomentar” ideas revolucionarias. Las preguntas fueron planteadas por el abogado defensor Albert Goldman, él mismo uno de los acusados. “Fueron encarcelados porque se oponían a la guerra imperialista”, escribió Joseph Hansen en la introducción del libro, “y porque abogaban por la construcción de una sociedad socialista como la única manera de poner fin a estas guerras y los demás males del capitalismo”. Copyright © 2014 por Pathfinder Press. Reproducido con autorización.
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P: ¿Puede dar las razones por las cuales el partido no apoyaría una guerra dirigida por el actual gobierno de Estados Unidos?
R: En general, no tenemos confianza alguna en el grupo capitalista gobernante en este país. No les damos apoyo alguno porque pensamos que no pueden y no van a resolver los problemas sociales fundamentales que necesitan ser resueltos para salvar a la civilización de un naufragio.
Creemos que la transición social necesaria —del actual sistema capitalista al orden mucho más eficiente del socialismo— puede lograrse únicamente bajo la dirección de los trabajadores. Los trabajadores deben organizarse independientemente de los partidos políticos capitalistas. Deben organizar un gran partido propio, desarrollar su propio partido obrero independiente y oponerse a la política de los partidos capitalistas, independientemente de que se llame Demócrata, Republicano o cualquier otra cosa.
P: ¿Qué tipo de guerra considera que el actual gobierno de Estados Unidos llevaría a cabo?
R: La consideraría una guerra capitalista.
P: ¿Por qué?
R: Porque Estados Unidos hoy es una nación capitalista. Se distingue de las demás solo por el hecho de que es más fuerte y más grande. No creemos en la política capitalista. No queremos obtener colonias. No queremos derramar sangre para lograr ganancias para el capital americano.
P: ¿Cuál es la posición del partido ante la afirmación de que la guerra contra Hitler es una guerra de la democracia contra el fascismo?
R: Decimos que es una treta, que el conflicto entre el imperialismo americano y el alemán es una pugna por el dominio del mundo. Es absolutamente cierto que Hitler quiere dominar al mundo, pero pensamos que es igualmente cierto que el grupo gobernante de los capitalistas americanos tiene la misma idea, y no estamos a favor ni de uno ni de otro.
No creemos que las Sesenta Familias, dueñas de Estados Unidos, quieran librar esta guerra por algún sagrado principio de democracia. Pensamos que son los mayores enemigos de la democracia aquí en este país. Pensamos que ellos solo aprovecharían la oportunidad de la guerra para eliminar todas las libertades civiles en este país, para lograr la mejor imitación posible del fascismo.
P: ¿Cuál es la posición del partido respecto a cualquier enemigo imperialista o capitalista de Estados Unidos, como Alemania o Italia?
R: No somos pro-alemanes. No nos interesa en absoluto el éxito de ninguno de los enemigos imperialistas de Estados Unidos.
P: En caso de un conflicto entre Estados Unidos y Alemania, Italia o Japón, ¿cuál sería la posición del partido en cuanto a la victoria o la derrota de Estados Unidos frente a sus enemigos imperialistas?
R: Pues, de ninguna manera estamos a favor de la victoria de Japón, Alemania o alguna otra potencia imperialista contra Estados Unidos.
P: Entonces, ¿es cierto que el partido se opone por igual a Hitler que a los reclamos capitalistas de Estados Unidos?
R: Eso es indiscutible. Consideramos a Hitler y al hitlerismo el mayor enemigo de la humanidad. Queremos borrarlo de la faz de la Tierra. La razón por la cual no apoyamos una declaración de guerra por Estados Unidos es que no creemos que los capitalistas americanos puedan derrotar a Hitler y al fascismo. Pensamos que el hitlerismo solo puede ser destruido mediante una guerra librada bajo la dirección de los trabajadores.
P: ¿Qué método propone el partido para derrotar a Hitler?
R: Si los trabajadores formaran el gobierno al que me refiero, si estuviera en el poder la forma obrera de un gobierno, propondríamos dos cosas:
Una: Lanzaríamos una declaración al pueblo alemán, una promesa solemne de que no vamos a imponerles una nueva paz de Versalles; que no vamos a perjudicar al pueblo alemán, que no vamos a arrebatarle sus instalaciones navieras o a quitarle sus vacas lecheras, como se hizo con el horrible Tratado de Versalles, cuando se mató de hambre a bebés lactantes en Alemania, llenando al pueblo alemán de tanto odio y tantos deseos de venganza que le permitió a un monstruo como Hitler atizarlo con la consigna de venganza contra ese terrible Tratado de Versalles. Nosotros les diríamos:
“Prometemos que no vamos a imponerle ninguna de esas cosas al pueblo alemán. Al contrario, les proponemos la re- organización del mundo sobre bases socialistas justas, para que el pueblo alemán, con todas sus reconocidas habilidades y su genio y su trabajo, pueda participar con nosotros sobre la base de la igualdad”. Esa sería la primera propuesta que les ofrecería nuestro partido.
Dos: Les diríamos también, “Por otra parte, vamos a construir el mayor ejército y la mayor flota y fuerza aérea del mundo, para ponerlos a su disposición y ayudarles a aplastar a Hitler con las armas sobre un frente, mientras ustedes se sublevan contra él sobre el frente interno”.
Pienso que ese podría ser el programa de nuestro partido, en esencia, el programa que impulsaría el gobierno de trabajadores y agricultores en Estados Unidos contra Hitler, y creemos que es la única manera en que el hitlerismo podrá ser destruido.
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