Vol. 78/No. 30 25 de agosto de 2014
Los trabajadores de todo el mundo deben unirse a las acciones para condenar las agresiones israelíes respaldadas por Washington en Gaza y apoyar la lucha del pueblo palestino, cuya lucha de décadas contra la opresión nacional ha sido encadenada por el ciclo inútil del terrorismo de Hamas y la represalia sanguinaria de las fuerzas armadas de Tel Aviv.
Ha comenzado una nueva ronda de negociaciones entre el régimen de Israel y los representantes de la Autoridad Palestina y Hamas. En las condiciones actuales, la base para seguir avanzando solo puede construirse sobre un acuerdo que incluya:
❖ El reconocimiento de un estado palestino, tal como lo es hoy, como un paso hacia la lucha por una patria geográfica viable para el pueblo palestino en un territorio continuo.
❖ El reconocimiento de Israel, tal como lo es hoy, tanto un estado judío y un estado que es cada vez más multinacional y secular. Esto incluye el derecho al retorno de los judíos, lo que será más relevante a medida que la crisis mundial del capitalismo enciende el odio judío como un garrote reaccionario contra un movimiento obrero combativo.
Estas son demandas inmediatas esenciales que los trabajadores deben respaldar hoy para romper el ciclo de guerras y derramamiento de sangre. Lograr estas demandas impulsaría la autoconfianza de las masas palestinas y abriría la puerta a una renovación de su participación como la fuerza motriz de la lucha palestina. Abriría el espacio para luchar contra la balcanización de Palestina, por trabajos para los desempleados, por el derecho a la tierra y el agua de los palestinos y por la libertad a viajar de los palestinos, incluyendo el derecho a cruzar la frontera con Israel para trabajar. Y crearía el espacio político para la lucha de clases y el avance de la solidaridad de la clase obrera en Israel, la Margen Occidental y Gaza, así como en el Líbano, Jordania y otros lugares por todo el Medio Oriente.
Cualquier curso que no ponga fin a los ciclos de represalias solo perpetuará el sacrificio inútil de vidas palestinas. Sólo continuará impulsando al pueblo trabajador judío en Israel a apoyar las guerras de Tel Aviv, suprimiendo la conciencia de clase y las actividades de lucha de clases en Israel. Y aumentará la presión sobre los trabajadores palestinos y sus partidarios a permanecer en silencio ante la mortífera estrategia anti-obrera de Hamas, o a tratar de racionalizarla.
La política de Hamas ha incrementado no sólo su propia impopularidad, sino el aislamiento de la lucha nacional palestina. Por primera vez, prácticamente ningún gobierno árabe ha sentido la presión suficiente ni siquiera para tener que fingir apoyo a la causa palestina. Y Hamas es cada vez más impopular en Gaza, la Margen Occidental y todo el Medio Oriente, al suprimir violentamente la oposición política a su gobierno y lanzar una y otra vez misiles y construir túneles hacia Israel sabiendo que sus acciones precipi-tarán una respuesta militar israelí, cuyo único resultado será la muerte y la destrucción en Gaza. Su única “estrategia” es apelar a la opinión pública burguesa a costa de las vidas y los cuerpos de los palestinas resultados de los ataques israelíes, con la esperanza de empujar a Washington y otras potencias imperialistas a retirar su ayuda militar a Tel Aviv y ejercer presión diplomática.
Israel ha existido durante 66 años. Los trabajadores con tendencia revolucionaria han dejado desde hace tiempo de poder categorizar con efectividad a Israel como un país distinto de los otros países del mundo. Los palestinos y las masas árabes, también, pagarán un precio elevado al continuar intentándolo, y reconocen este hecho ahora más que nunca y están dispuestos a actuar en consecuencia, si emerge una dirección para liderar la lucha política.
Una estrategia que pueda avanzar la causa palestina y los intereses de los trabajadores debe comenzar también con la lucha de clases y las crecientes contradicciones sociales en el propio Israel. Tiene que acercarse a los trabajadores y buscar la simpatía y el apoyo entre ellos y sus aliados de origen judío, árabe y de otros orígenes en Israel y responder a los nuevos brotes de resistencia de la clase trabajadora, desde las batallas sindicales y movilizaciones callejeras contra las políticas del gobierno, hasta las luchas de los trabajadores inmigrantes, las luchas contra la brutalidad policiaca y otras protestas sociales.
Una dirigencia palestina que defiende y luche por este curso atraería la atención del pueblo trabajador de todo el mundo árabe y musulmán, tendría un poderoso impacto en los trabajadores de Israel, ganaría apoyo entre los trabajadores y agricultores en Estados Unidos y otros países imperialistas e inspiraría a los trabajadores en lucha, desde los camioneros portuarios que luchan por organizar un sindicato hasta los manifestantes contra los asesinatos por la policía de Eric Garner y Michael Brown y los trabajadores de restaurantes de comida rápida que luchan por un salario mínimo de 15 dólares por hora.
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