Vol. 78/No. 41 17 de noviembre de 2014
La batalla por Kobani ilustra la creciente unidad y confianza del oprimido pueblo kurdo, que ha estado separado por décadas por las fronteras de Siria, Iraq, Turquía e Irán. Sus unidades militares, que han venido trabajando juntas de forma creciente, han demostrado ser la única fuerza eficaz en la guerra contra el Estado Islámico. Su resistencia ha dado impulso a la lucha nacional kurda, y también ha inspirado a trabajadores y a mujeres en toda la región e incluso de más allá.
Entre tanto, los medios capitalistas estadounidenses, que durante semanas han publicado a diario reportajes sobre la inminente caída de Kobani, se han vuelto más acalladas en su cobertura sobre la guerra en cuanto a los kurdos, especialmente sobre el papel de las YPG en Siria, la cual está afiliada al Partido Kurdo de los Trabajadores (PKK) en Turquía. El PKK, uno de varias decenas de grupos en la lista de organizaciones terroristas que mantiene Washington, libró una lucha de tres décadas por derechos y autonomía del gobierno turco, un aliado de Washington, hasta el establecimiento de un alto al fuego en 2013.
Cuando empezó la batalla en Kobani a mediados de septiembre, el gobierno turco desplazó tanques y tropas a lo largo de la frontera con la ciudad para bloquear la entrada de combatientes y de suministros a Kobani, la cual estaba rodeada por todos los otros flancos por el Estado Islámico. Ya que después de semanas de sitio los reaccionarios no lograron que cayera la ciudad, Washington y Ankara permitieron el paso de una mínima ayuda. Además de conducir ataques aéreos en el área, el 19 de octubre Washington lanzó por aire en una sola ocasión suministros sobre Kobani que incluyeron armamentos ligeros, municiones y material médico suplidos por el Kurdistán iraquí. El gobierno turco finalmente anunció que permitiría que alrededor de 150 combatientes del Peshmerga viajarán por territorio turco para sumarse a la batalla.
El 1 de noviembre, varios días después que las fuerzas del Peshmerga empezaran a entrar a Kobani, se realizaron mítines en solidaridad con la lucha de los kurdos en centenares de ciudades por todo el mundo. Las manifestaciones pro-kurdas en Turquía incluyeron una en la que participaron 20 000 personas en Diyarbakir; una protesta en Estambul; un mitin de 5 000 personas en la ciudad de Tatvan en la provincia de Bitlis, en la que los manifestantes expresaron su apoyo para la YPG y para el dirigente encarcelado de la PKK Abdullah Ocalan; una marcha en Antep donde se corearon consignas denunciando las muertes recientes de mineros y de otros trabajadores en sus centros de trabajo; y otras protestas en Van, Tekman, Varto, Mus y Malazgirt, informó kurdishquestion.com.
Alrededor de 10 mil personas marcharon en Cologne, Alemania. Se realizaron actos de solidaridad en seis ciudades de India y en siete provincias de Afganistán.
Kurdos turcos reciben al Peshmerga
Los refuerzos del Peshmerga recibieron una cálida bienvenida durante su viaje por el sudeste de Turquía con mayoría kurda.Alrededor de 50 miembros del Ejército Libre Sirio (FSA) entraron a Kobani el 29 de octubre para unirse al YPG y a una cantidad más pequeña de miembros del FSA que ya estaban allí para ayudar a defender la ciudad. El FSA es una coalición militar formada tras la sangrienta represión del gobierno sirio contra las protestas populares en contra de la dictadura de Bashar al-Assad en 2011.
Según el Gobierno Regional de Kurdistán de Iraq, los 150 Peshmergas fueron enviados a Kobani para llevar armamentos pesados, pero no para participar en combates. Sin embargo, en una rueda de prensa en Kobani el 1 de noviembre los dirigentes del YPG y del Peshmerga subrayaron la necesidad de forjar un “ejército nacional”.
“Para nosotros ninguna de las partes de Kurdistán es diferente”, dijo Liwa Ebdulqahir, comandante general de las fuerzas del Peshmerga en Kobani, según Firatnews. “Hoy fueron nuestros enemigos los que nos unieron. Estamos listos para hacer lo que podamos. Estamos listos para sacrificar nuestras vidas por Kobani”.
Mientras tanto, el Estado Islámico se jactó en la edición de octubre de Dabiq de ser responsable del reinicio de la esclavización masiva de mujeres y niños como botín de guerra en una escala nunca vista en tiempos modernos. Alrededor de 5 000 mujeres de la minoría oprimida yazidí han sido esclavizadas, según el Kurdish Globe.
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