Vol. 78/No. 46 22 de diciembre de 2014
La revolución democrática popular que dirigió Sankara obtuvo importantes logros en pocos años antes de ser derrocada por un golpe de estado en 1987 que puso en el poder a Compaoré. La tierra fue nacionalizada para garantizar que los agricultores fueran los beneficiarios del fruto de su trabajo; se organizaron campañas de alfabetización y vacunación y amplio el acceso a la atención médica básica para millones de personas; se lanzó un proyecto masivo para plantar árboles y proyectos de irrigación para impedir que el desierto del Sahara continuara avanzando; se involucró a un gran número de mujeres en estas campañas sociales y en la actividad política; y se crearon lazos con fuerzas antiimperialistas de todo el mundo.
Este evento de celebración bajo el título de “Revolución en Burkina Faso y la caída de Blaise Compaoré: significado y perspectivas para una nueva Burkina Faso y una nueva África”, recibió apoyo de nueve organizaciones políticas y atrajo participantes de Filadelfia, Nueva York y Washington.
Gnaka Lagoke, fundador del Foro para el Resurgimiento del Panafricanismo y el principal organizador del evento, dio la bienvenida a los participantes, incluyendo a dos diplomáticos de la Sección de Intereses de Cuba aquí.
“Thomas Sankara siguió el ejemplo de la Revolución Cubana”, dijo Lagoke. “Solo piensen en la contribución que Cuba a hecho a África”, dijo, recordando la ayuda militar cubana a Angola en la lucha contra las fuerzas invasoras del apartheid de Sudáfrica en la década de 1970 y 1980, y el ejemplo de Cuba en su respuesta a la epidemia de ébola hoy en día.
Más de una tercera parte de los participantes eran de países de África occidental, en donde millones de personas enfrentan gobiernos parecidos al de Compaoré, fachadas de “democracia” pero en realidad gobiernos militares que cuentan con el respaldo de Washington, París y otras potencias imperialistas.
Impacto de caída de Compaoré
“Después de Burkina Faso, lo mismo puede suceder en Congo, Burundi, Benin, e incluso en la Costa de Marfil”, dijo Lagoke, quien es oriundo de este último país.
Las movilizaciones “tendrán un impacto en países vecinos”, dijo al Militante Farida Nabourema, de 24 años y miembro del movimiento “Faure Debe Irse”. El grupo se opone al gobierno del presidente Faure Gnassingbé en Togo y los 47 años de dominio de la familia Gnassingbé. Miles de personas en Togo protestaron contra el régimen el 21 de noviembre.
¿Fue la caída de Compaoré una revolución? ¿Qué logró y cuál es el paso siguiente?, fueron algunas de las preguntas principales en la discusión y debate entre las tendencias políticas que asistieron.
Las movilizaciones en Burkina Faso representaron “un levantamiento de masas, no una revolución”, dijo Mjiba Frehiwot, miembro del Partido Panafricano Revolucionario del Pueblo quien presidió el evento. Era su respuesta a los participantes que argumentaron lo opuesto. “Una revolución implica una transformación total. Para eso uno tiene que deshacerse del imperialismo y el neocolonialismo”, explicó.
El ejército continúa al mando, protege los intereses de los capitalistas, las gigantescas empresas de la minería de oro y la agricultura, quienes explotan a los trabajadores y campesinos de este país de 18 millones de habitantes rico en recursos, en donde el 72 por ciento la población vive con menos de dos dólares al día. El cuerpo de oficiales y la pequeña capa de familias propietarias a la que sirven han estado trabajando arduamente para formar apresuradamente un nuevo gobierno que esperan pueda desmovilizar el descontento popular.
Serge “Smokey” Bambara, un dirigente de Balai Citoyen, un grupo que tuvo un papel central en organizar el movimiento de protestas masivas que produjo la caída de Compaoré, habló por teleconferencia desde Ouagadougou, la capital del país. “No queremos el poder, no queremos estar en el gobierno. Nuestra misión es resguardar la democracia”, dijo, expresando la falta de confianza en los políticos y oficiales militares corruptos que es un sentimiento generalizado entre los burkinabeses.
“Se necesita una organización revolucionaria”, dijo Bill Fletcher, un dirigente veterano del Foro TransÁfrica y actualmente el anfitrión del programa “The Global African” en el canal de televisión teleSUR English. Sin eso, dijo, “alguien o algo va a ocupar el espacio. El aparato militar nunca puede sustituir a las organizaciones populares por que fueron entrenados por el régimen anterior”.
La lucha para ampliar el espacio político y construir un partido revolucionario es la tarea que confrontan ahora los trabajadores de Burkina Faso, dijo Mary-Alice Waters, dirigente del Partido Socialista de los Trabajadores y presidenta de la editorial Pathfinder Press. “Deshacerse de lo viejo es la parte fácil, pero las estructura de clase de los instrumentos de poder, ya sea a nivel nacional o internacional, que sostuvieron a Compaoré continúan en pie”.
“La unidad de las fuerzas que se agruparon bajo la demanda ‘Que se vaya Compaoré’ ya no existe más”, dijo Waters. “Ahora lo que importa es no solo en contra de quién estás, sino qué es por lo que estás a favor, y es entonces cuando resulta tan importante el ejemplo de la Revolución Cubana”.
Compaoré, quien ahora ha huido a Marruecos, debe ser arrestado y enjuiciado, dijeron varios participantes durante el animado período de discusión que duró más de una hora. Pero las diferencias sobre cómo hacer eso fueron parte de la discusión sobre la dominación imperialista de África hoy y cómo combatirla.
Yves Bambara, del grupo Balai Citoyen en Nueva York, pidió que se ponga presión para que Washington y París arresten a Compaoré y que sea enjuiciado en el tribunal criminal internacional en La Haya.
Lagoke discrepó fuerte y claramente. El tribunal en La Haya es un brazo del poder imperialista sobre el pueblo africano, dijo. “Estoy cansado de ver que dirigentes africanos sean llevados a celdas europeas. Debe enfrentar juicio en África”.
Unidad en la lucha antiimperialista
“Hay dos luchas en África”, dijo otro participante desde el público. “Primero tenemos la lucha por la federación de la que Nkrumah habló. Vamos a tener un Estados Unidos de África de mil millones de habitantes. Pero si no capturamos el poder del estado de la federación”, dijo, hablando a los africanos presentes, “los capitalistas tendrán el poder”.
Kwame Nkrumah, dirigente de Ghana desde su independencia en 1957 hasta 1966, junto con Ahmed Sékou Touré, presidente de Guinea-Conakry desde su independencia en 1958 hasta 1984, propusieron la perspectiva de una federación de naciones africanas para poder enfrentar la dominación imperialista. Varias tendencias políticas presentes en esta reunión tienen raíces políticas en la perspectiva panafricanista de estos dos dirigentes.
Por sí misma, la unidad africana misma no es un avance para los intereses de los explotados, argumentó Fletcher. “El levantamiento en Burkina Faso puede ser fuente de inspiración para otros movimientos en África, pero las revoluciones solamente se pueden luchar y se deciden en base a las condiciones específicas de cada país”, dijo.
Paul Sankara, miembro del Comité Contra la Impunidad en Burkina Faso y hermano de Thomas Sankara, dijo que la Revolución en Burkina Faso fue más allá de África y de los africanos. “Thomas dijo que éramos los herederos de todas las revoluciones. No solo trabajamos con negros. Trabajamos con indios, blancos, chinos, y con cualquiera que comparta nuestras metas”.
“Una unidad duradera solo se puede forjar en el curso de las luchas revolucionarias de los trabajadores”, dijo Waters. “Esto no se hace con anticipación. La unidad solo puede estar basada en los intereses comunes de clase”.
“Aquellos que luchan contra el imperialismo norteamericano también están en las calles de Ferguson”, dijo Heather Benno, representante de la coalición ANSWER y el Partido por el Socialismo y la Liberación. “Nuestra lucha es tomar acción contra la maquinaria bélica norteamericana desde Ferguson, la frontera, Gaza y Bagdad hasta Ouagadougou. Debemos ser libres”.
Dirigiéndose a la gran parte del público que eran inmigrantes de África occidental que ahora trabajan en Estados Unidos, Waters dijo, “Es importante entender que sus contribuciones a la lucha de clases aquí son parte de lo necesario para fortalecer la combatividad, capacidad y resistencia del pueblo trabajador en Estados Unidos y ampliar los horizontes históricos y culturales de todos”. La mejor manera para prepararnos para el futuro, ya sea en Burkina Faso o en Estados Unidos, dijo Waters, “es trabajar juntos para forjar un movimiento político de la clase obrera que sea consiente, combativo y disciplinado, que es necesario no solo para destruir lo viejo sino para transformarnos a nosotros mismos a medida que luchamos por ese mundo nuevo hacia el que Sankara nos conducía”.
Legado revolucionario de Sankara
“Sankara nos enseñó a confiar en nosotros mismos, a luchar por la justicia y a extender la solidaridad a otros”, dijo Windbaley Dawouda, de 37 años, inmigrante reciente de Burkina Faso que se unió al grupo juvenil de los Pioneros a la edad de 10 años durante la revolución.
Lo que distingue a Sankara de los otros dirigentes africanos, observó Waters, “fue que él era un marxista y un comunista. No rechazó el marxismo como un conjunto de ideas europeas ajenas a África. Él comprendió que es un curso de lucha que se basaba en las lecciones de victorias y derrotas de las revoluciones pasadas de todo el mundo”.
Muchos participantes compraron libros de los discursos de Sankara publicados por Pathfinder Press —Thomas Sankara Speaks: The Burkina Faso Revolución, 1983–1987 [Habla Thomas Sankara: la revolución en Burkina Faso, 1983–1987]; Somos herederos de las revoluciones del mundo y La emancipación de la mujer y la lucha africana por la libertad— al que Frehiwot se refirió frecuentemente al moderar el encuentro.
La reunión fue patrocinada por el Partido Panafricano Revolucionario del Pueblo, la coalición ANSWER, Amigos del Congo, Institute for Policy Studies, Le Balai Citoyen de Estados Unidos, el Mouvement du Peuple por le Progres de Estados Unidos, el Partido por el Socialismo y la Liberación, el Foro para el Resurgimiento del Panafricanismo, y el Partido Socialista de los Trabajadores.
Durante el periodo de debate y durante la cena después del programa, muchos dijeron que les gustaría ver más actividades como ésta en el futuro. “Al oír hablar de la reunión de aquellos de nosotros que asistimos, ha inspirado a los miembros de Balai Citoyen en Nueva York a hacer más”, dijo al Militante Arouna Saniwidi, organizador del grupo en Estados Unidos, algunos días después. La reunión en Washington fue un primer paso importante.
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