Estimados compañeros:

Hoy, al ver a los cinco de ustedes juntos nuevamente en suelo cubano, compartimos la alegría y la celebración del pueblo de Cuba. Ahora “Volverán” no es un curso de lucha sino un hecho.

A los Cinco Héroes del pueblo cubano les decimos: También son héroes de la clase trabajadora internacional.

Ante todo son ustedes —Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René— a quienes les damos crédito por la victoria que se ha ganado. Su inquebrantable fuerza, dignidad, honestidad, creatividad —y sentido de humor— han mostrado al mundo lo que significa ser revolucionario. Lo que significa ser comunista. Lo que significa arriesgar la vida para defender e impulsar una revolución viva.

Desde Cuba hasta Angola y Estados Unidos, tanto dentro o fuera de los muros de las cárceles, ustedes han sido los mismos seres humanos, actuando de acuerdo al mismo curso revolucionario.

Durante los últimos 16 años, situados en las filas delanteras de las fuerzas del pueblo trabajador en Estados Unidos, ustedes lucharon día y noche para impulsar los objetivos y los valores de la Revolución Cubana que representan. Llegamos a conocer y valorar profundamente a cada uno de ustedes como compañeros de lucha.

Una gran batalla ha sido conquistada por el pueblo de Cuba y el “jurado de millones” en todo el mundo. Sin embargo, como todos estamos conscientes, la victoria de su regreso a Cuba, tan duramente conquistada, no significa que aún se ha ganado la guerra. Se ha abierto una nueva etapa en la lucha, que ha durado décadas, para defender la soberanía e independencia de Cuba. El presidente Raúl Castro lo dijo claramente: “Esto no quiere decir que lo principal se haya resuelto. El bloqueo económico, comercial y financiero que provoca enormes daños humanos y económicos a nuestro país debe cesar”.

Por nuestra parte, les aseguramos que al desarrollarse esa lucha —la lucha para seguir impulsando y defendiendo el curso socialista e internacionalista proletario de la revolución— estaremos junto a ustedes. Estaremos luchando desde la misma trinchera, entre las filas del pueblo trabajador en Estados Unidos, cuyas capacidades políticas y potencial revolucionario los gobernantes acaudalados descartan hoy día tan rotundamente como antes descartaban los del pueblo trabajador cubano. Y de forma igualmente errada.